¿Alguna vez han restado importancia a tus emociones por el simple hecho de ser mujer? ¿Alguna vez te han tachado de loca, de exagerada o de excesivamente sensible? Esta es una realidad a la que, desgraciadamente, muchas de nosotras nos hemos enfrentado a lo largo de la vida. Pero durante el periodo de gestación este tipo de juicios se incrementan y tanto familiares como amigos cometen el error de invalidar las emociones de la mujer embarazada.
Durante siglos se ha considerado a la mujer “el sexo débil” y las expresiones emocionales se han visto como un signo de falta de fortaleza. Pese a que en la actualidad gran parte de ese estigma está superado, aún son muchas las personas que infantilizan a la embarazada y la tratan con una mezcla de condescendencia y falta de respeto. Pero ¿por qué sucede? ¿En qué se basan esas actitudes?. Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para que dejen de ocurrir?
¿Por qué es tan común invalidar las emociones de la mujer embarazada?
Durante el embarazo se producen importantes alteraciones hormonales. El aumento de estrógenos, progesterona, gonadotropina coriónica (HCG) y lactógeno placentario (HPL) ayuda a que la gestación se desarrolle adecuadamente. Pero estas hormonas también tienen importantes efectos sobre el estado emocional de la madre.
No todas las mujeres experimentan estos cambios anímicos con la misma intensidad y, por lo general, a partir del segundo trimestre de embarazo estos se suavizan. Pero, además, la inminente maternidad puede conllevar un aumento del estrés, ansiedad y diversos temores por la responsabilidad y cambio de vida que supone. Adicionalmente, el malestar físico provocado por el propio embarazo puede hacer sentir a la mujer más sensible o irritable.
Todo esto es cierto. Y en ello se basan todos aquellos que tienden a invalidar las emociones de la mujer embarazada. Asumen que todo lo que ella siente es producto de las hormonas, especialmente cuando sus manifestaciones emocionales se exceden en intensidad o resultan incómodas para otros. No obstante, esto es un grave error.
Estoy embarazada, pero mis emociones son reales
Restarle importancia a las emociones de la mujer por el hecho de estar embarazada es un grave error. En primer lugar, porque no estamos en posición de juzgar si esa reacción emocional tiene que ver con los cambios hormonales. Y, en segundo lugar, porque, aunque así fuese, esas emociones son completamente reales.
Sea cual sea el origen del miedo, de la tristeza, de la ira o de la frustración, eso es lo que ella está experimentando en el momento y es completamente válido. No es una exageración, no es una invención y no tiene menos entidad por encontrarse embarazada.
Igual que en cualquier otro momento de su vida, e incluso más durante este periodo, necesita la comprensión, al contención y el apoyo de sus seres queridos. Igual que todos necesitamos consuelo y sostén en algunas ocasiones.
La mujer embarazada es un ser humano y sus emociones no le hacen menos consciente o menos capaz de lo que era antes de quedar en estado. Por lo mismo, no es aceptable que se la trate como si estuviese exagerando o como si no estuviese en posesión de sus facultades. Es una mujer adulta que no necesita condescendencia de su entorno, sino apoyo genuino.
Tengo derecho a sentir
Por ello, si en este momento estás embarazada y sientes que tu pareja, tu familia o cualquier otra persona de tu entorno trata de invalidar tus emociones, no dudes de que tienes derecho a sentirlas. No caigas también tú en el error de creer que la forma en la que te sientes es menos válida debido al embarazo.
Tienes derecho a enfadarte si tu pareja no colabora con las tareas propias del hogar o relativas al futuro bebé. Puedes sentirte desbordada por el miedo a la maternidad y puedes estar irritable debido al malestar físico que experimentas. Ten en cuenta que, además, todos tus estados emocionales afectan directamente al bebé, por lo que has de cuidarte interiormente más que nunca. No renuncies al derecho a sentir, a expresarte y a recibir apoyo.
Por supuesto, si tras una reacción emocional consideras que te has extralimitado o has dañado a alguien, pide disculpas. Pero no permitas que nadie minimice tus sentimientos o te haga sentir menos capaz por tenerlos. Lo que sientes es real y es válido.
Bibliografía
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