¿Hasta qué edad los bebés deberían dormir en la cama de mamá?

Al menos hasta los 3 años de vida los bebés deberían dormir en la cama de mamá. La experiencia de mantenerse arropados y protegidos durante las noches, conectados en todo momento con su figura de apego, es fundamental para crecer física y emocionalmente fuertes.

La separación de mamá es una nueva condición que los bebés deben aprender sin apuro. No hay que forzarlos a estar lejos de quien por 40 semanas o más los mantuvo en su útero y les proveyó oxígeno, alimento y protección; quien ahora, con algunas diferencias, también los cuida y les da de comer.

Es que cuando este lazo de afecto y dependencia intenta romperse de manera brusca, genera ansiedad y miedo: estados que provocan daños irreversibles que pueden arrastrarse hasta la adultez.

Dormir con mamá hasta los 3 años reduce el estrés infantil

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El estrés infantil generado por diversos contextos cotidianos, comunes en los tiempos actuales, incapacita a los niños a aprender y crecer con herramientas de autocontrol que les permitan ofrecer una respuesta temprana ante los eventos estresantes que se le presenten en el futuro.

Debes saber que hoy día no pocos niños experimentan ansiedad ante la usual prisa de sus padres, las exigencias de todo tipo, o el poco tiempo que se encuentran con sus progenitores. No obstante, aquellos que en las noches duermen con mamá, aun cuando por el día se vean sometidos a situaciones como estas, suelen estresarse mucho menos que los pequeños que pasan por experiencias similares, pero que en las noches, se acuestan solos.

Los infantes que comparten la cama de sus padres concilian mejor el sueño, descansan y amanecen más relajados. En cambio, aquellos que se ven forzados a acostarse en la cuna o en una habitación diferente, son proclives a desarrollar problemas de conducta tanto en la niñez como en la adultez.

Dormir en la cama con papá y mamá aumenta la autoestima, los hace más resilientes, y les permite formarse para ser independientes en un futuro cercano.

Dormir con mamá debe ser seguro

Acostar a los bebés en la cama de los adultos es peligroso. Muchos especialistas de la neonatología, la pediatría y otras ramas afines, así lo definen.

Quienes desaconsejan el colecho se basan fundamentalmente en el riesgo de asfixia y muerte súbita a las que se exponen los bebés; sin embargo, las estadísticas refieren que la mayoría de las muertes en las primeras edades, más que al colecho mismo, se deben a negligencias.

Haber ingerido estupefacientes y bebidas alcohólicas en horas previas al sueño, o usar almohadones abultados de gran tamaño, son dos de los principales desencadenantes de este final tan traumático.

Ahora bien, para que dormir con mamá sea seguro organismos como La Organización Mundial de la salud por sus siglas OMS, y El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, establecen una serie de precauciones a tomar por los padres antes y después de acostar al niño a dormir con ellos.

El Colecho Seguro, son medidas que reducen las posibilidades de accidente durante las horas de sueño y brinda la posibilidad de aprovechar todos los beneficios que la práctica les ofrece a los bebés.

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Los bebés deberían dormir en la cama de mamá hasta los 3 años

Mamá, es importante que entiendas que el colecho mejora el desarrollo neuronal de los bebés porque los dota de una mejor aceptación y adaptación al medio que les rodea, y también les brinda una mejor capacidad de respuesta ante los diversos estímulos que reciben.

Los niños que duermen con sus madres tienen menos interrupciones en sus ciclos de sueño que aquellos que se quedan solitos en sus cunas y se despiertan constantemente buscando compañía. Esta regularidad, es vital para el desarrollo completo de sus órganos, incluyendo su cerebro.

Dormir en la cama de mamá, siempre y cuando se tomen todas las medidas pertinentes y se reduzcan los riesgos, es una experiencia única que todos deberían probar. Madres y bebés no deberían perder la oportunidad de nutrirse de los beneficios emocionales de una práctica que nació con el hombre mismo.

La decisión de acostar o no acostar a tu hijo contigo, queda en ti.

Bibliografía

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