Cuando te conviertes en madre, se abre un mundo de emociones nunca antes conocido. Comienzas a experimentar un amor incondicional y una fuerza imparable, pero, desafortunadamente, también aparecen una serie de emociones negativas que pueden causar mucho dolor.
La culpa en las madres es uno de los fenómenos más extendidos y más nocivos asociados con la maternidad. Por ello, queremos ayudarte a comprender por qué sucede y cómo combatirlo.
La culpa es una emoción potente que produce un fuerte desgaste psicológico. Su presencia incesante nos hace sentir incómodas, inadecuadas y poco válidas, afecta a nuestra autoestima y nos paraliza.
Mientras la culpa esté presente, no solo no seremos capaces de disfrutar de la maternidad, sino que tampoco podremos ejercerla dando lo mejor de nosotras mismas. Entonces, por nuestro bien y el de nuestros hijos, ¿qué tal si comenzamos a soltar esa pesada carga?
¿Qué te hace sentir culpable?
Probablemente, desde que te convertiste en madre, la culpa pasó a formar parte de tu día a día y aparece en cada oportunidad que encuentra. Así, cualquier decisión que hayas de tomar, cualquier situación cotidiana puede generar la aparición de la culpa:
- No darle el pecho a tu bebé.
- Sentirte agotada, frustrada o malhumorada debido a la excesiva demanda que supone la lactancia materna.
- Dormir con tu hijo y “estarlo malcriando” o no dormir con él y dejarlo solo.
- Volver a trabajar o dejar el trabajo para cuidarlo.
- Ser demasiado dura o demasiado blanda en su educación.
Puede que en algún momento hayas pensado que la culpa que sientes está justificada, ya que estás tomando malas decisiones. Sin embargo, has de saber que esta es una emoción que comparten prácticamente todas las madres del mundo, independientemente del camino que tomen. Y es que se trata de un estado subjetivo que no depende realmente del contexto.
¿De dónde proviene la culpa en las madres?
Si la culpa en las madres es tan frecuente, es lógico deducir que existen unas causas comunes a todos los casos. Y conocer estos factores que dan origen a la culpa puede ayudarte a entender lo que sucede y pasar a la acción.
Expectativas
La imagen idealizada de la maternidad que se mantiene aún a día de hoy contribuye, en gran medida, a generar ese malestar en las mujeres. La sociedad, los allegados e incluso las mujeres mismas marcan unos estándares imposibles de cumplir.
Ninguna madre es perfecta, se muestra siempre amorosa, comprensiva y paciente y aplica a la perfección los consejos sobre crianza. Si te exiges demasiado, das lugar a que la culpa se apodere de ti, ya que, como cualquier ser humano, cometerás errores.
Maternidad mal entendida
Por otro lado, la culpa en las madres surge de la idea equivocada que mantienen respecto a su papel en la vida de sus hijos. Muchas de ellas piensan que son las responsables absolutas del bienestar de sus hijos. Así, se sienten culpables si estos enferman, obtienen bajas calificaciones, tienen pocos amigos o son infelices de cualquier forma.
Ten en cuenta que no puedes controlar todo lo que ocurre en la vida de tu hijo. Existen muchos factores y condicionantes que no están en tus manos y tu única labor es amarlo, aceptarlo y educarlo de la mejor forma posible. A pesar de ello, enfrentará situaciones adversas, ya que estas forman parte de la vida y no será tu responsabilidad.
Creencias positivas acerca de la culpa
Con frecuencia, la culpa se mantiene porque poseemos creencias positivas al respecto. Por ejemplo, pensar que al sentirnos culpables somos mejores personas, mejores madres, más implicadas con los hijos y estamos más preocupadas por ellos.
La realidad es que la culpa es una emoción inútil que genera un gran malestar y no nos ayuda a encontrar ninguna solución. No te sientes culpable, hazte responsable; este sencillo cambio de perspectiva te ayudará a liberar peso emocional y a saber que está en tus manos modificar lo que consideres oportuno para que la situación mejore.
La culpa en las madres puede gestionarse
El hecho de que la mayoría de las madres sufra la culpa en su día a día no implica que esto sea normal. No es necesario ni saludable experimentar la maternidad sintiéndote culpable; por lo que, cuanto antes, has de comenzar a trabajar en ti misma para gestionarla.
Comienza por revisar tus creencias, tus expectativas y tu idea de la maternidad y trata de ajustarla a una visión más realista. Sé compasiva contigo misma y disfruta de tu maternidad: lo estás haciendo bien.
Bibliografía
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- Olza, I., Ruiz-Berdún, D., & Villarmea, S. (2017). La culpa de las madres. Promover la lactancia materna sin presionar a las mujeres. Dilemata, (25), 217-225. https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000143
- Potok, M. (2015). "La mala madre": la maternidad como práctica subversiva en la escritura de Lucía Etxebarria. https://helvia.uco.es/bitstream/handle/10396/13138/Ambitos_33_07.pdf?sequence=1&isAllowed=y