Cuando nace un niño, nace una madre. Pero los cuidados y atenciones que reciben uno y otro son bien distintos. La recién mamá llega al parto tras nueve meses vertiginosos, de abrumadores cambios físicos y psicológicos. El cansancio, las molestias físicas, los altibajos emocionales que le han acompañado durante nueve meses, culminan en el parto. Pero ni mucho menos terminan ahí.
La recién mamá se enfrenta al agotador y estresante reto de cuidar a un recién nacido. Y en ocasiones, la sombra de la depresión hace su aparición.
Según la OMS, un 40 % de las mujeres en países desarrollados, padecemos algún tipo de trastorno mental durante o después del embarazo. En España el porcentaje exacto es del 20 %. Profundicemos.
¿Qué es el puerperio?
Es un periodo de adaptación física y psicológica en el que la mujer que acaba de dar a luz debe acostumbrarse a la nueva vida.
Solemos imaginar esta etapa como de alegría por estar con nuestro bebé, pero estar sujetas a cambios físicos, como el descontrol hormonal o la subida de la leche, sumados a la ansiedad y la angustia sobre nuestro nuevo rol de madres hace que aparezcan sentimientos de inseguridad y dudas relacionadas con el cuidado del bebé.
¿Comerá lo suficiente?, ¿llorará porque le duele algo?, ¿seré capaz de darle el pecho? y un sinfín de preguntas que junto al cansancio y el mal dormir generan una avalancha de sentimientos que, muchas veces, no sabemos cómo gestionar. Así, muchas de nosotras acabamos por experimentar tristeza durante el postparto, en lugar de esa supuesta felicidad.
¿Qué le sucede a la mente después de dar a luz?
La tristeza postparto o baby blues es una alteración emocional muy común que afecta alrededor del 80 % de las madres. Aparece a los 2 o 3 días tras el nacimiento y suele durar entre una y dos semanas.
Los altos niveles de progesterona presentes durante el embarazo caen estrepitosamente en estos días y esto afecta a determinadas zonas de nuestro cerebro encargadas de mantener el estado de ánimo, lo que se expresa con:
- Sentimientos de desánimo, apatía y tristeza.
- Irritabilidad.
- Ganas de llorar sin motivo aparente.
- Cambios en el estado emocional.
- Dificultad para conciliar el sueño o necesidad excesiva de dormir.
- Ansiedad leve y problemas para concentrarse.
Depresión postparto ¿en qué se diferencia del baby blues?
La depresión postparto es un trastorno del estado de ánimo que afecta al 15 % de las madres tras dar a luz y debido a la gravedad de los síntomas, por lo general, requiere tratamiento.
Las mujeres experimentan sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y cansancio que les dificultan realizar las actividades diarias relacionadas con el cuidado de sí mismas y otras personas.
Algunos de los síntomas más comunes coinciden con los de la tristeza postparto o baby blues, pero en el caso de la depresión, los sentimientos de tristeza y ansiedad son más extremos y además se añaden los siguientes:
- Tener problemas para crear un vínculo emocional con el bebé.
- Dudar constantemente de su capacidad para cuidar al bebé.
- Tener serios problemas para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones.
- Perder el interés por actividades que antes resultaban agradables.
- Padecer dolores o molestias físicas, como dolores de cabeza, de estómago o dolor muscular.
- Comer demasiado o muy poco.
- Aislarse de amigos y familiares.
- Pensar en hacerse daño a sí misma o al bebé.
Es importante tener en cuenta la sintomatología para detectarla a tiempo, ya que la depresión postparto puede durar meses o años y suele derivar en problemas del sueño y alimentación en el niño, además de conducta a medida que va creciendo.
Receta de cuidados para la recién mamá
- Reservar tiempo como adulta y no solo como madre. Salir a dar un paseo con nuestra pareja cuando vuelva del trabajo, darnos un baño relajante, disfrutar de nuestros hobbies y aplicar la regla de oro del postparto “bebé duerme, mamá duerme”.
- Expresar lo que sentimos. Desahogarnos con nuestra pareja o con amigas que hayan pasado o estén pasando por la misma etapa.
- Delegar. Poner prioridades y buscar otras personas que nos ayuden a adaptarnos poco a poco.
- Establecer un horario de visitas. Las visitas postparto de familiares y amigos pueden convertirse en un motivo de estrés. Ser asertivos y pedir el horario o frecuencia que nos sea más cómodo.
- Bajar los niveles de autoexigencia. Darnos tiempo. La maternidad es una carrera de fondo, todo se puede relativizar y aprender a tomarnos las cosas con tranquilidad.