Los cuentos de los Hermanos Grimm y su repercusión en los niños

Todo el mundo conoce alguna de las historias de los hermanos Grimm. Pero además de populares, estos cuentos también tienen gran trasfondo. ¿Cómo pueden afectar estas historias a los niños?

Los hermanos Grimm han contribuido a aumentar la literatura infantil.

A principios del siglo XIX los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm escribieron y recopilaron casi 300 cuentos. Estas historias han sido traducidas a innumerables lenguas, adaptadas e incluso transformadas en películas. Los Hermanos Grimm son, sin duda, una celebridad de la literatura infantil.

Sin embargo, su compilación literaria no fue originalmente planteada para un público tan joven. Las primeras versiones de sus cuentos son de una extrema crudeza, y por ello han sido adaptados para los niños. Los propios hermanos Grimm comenzaron con la complicada tarea de “dulcificar” sus cuentos para un público infantil. Pero ello no quita que estas historias tengan cierto efecto en los niños.

Los cuentos de los Hermanos Grimm: ni fueron felices, ni comieron perdices

Estamos acostumbrados a que las historias para niños tengan un final idílico. Los buenos ganan, los malos huyen, y todos vivieron felices y comieron perdices. Pero como hemos señalado antes, originalmente muchos cuentos no tenían este final, entre ellos los de los hermanos Grimm, Perrault o Andersen. La crueldad y la violencia marcan estas narraciones.

Aunque estas historias están cargadas de moralejas, vienen acompañadas de detalles truculentos. En Hansel y Gretel, la bruja muere asada viva, y en La Sirenita esta se convierte en espuma y desaparece al ser rechazada por el príncipe. Se cree que este estilo se debe a un deseo de asustar a los niños para que se alejaran de ciertas situaciones o personas que pudieran ser peligrosas.

Caperucita roja es un cuento muy conocido a nivel mundial.

Adaptar los cuentos: solo hasta cierto punto

Algunos padres temen mentir a sus hijos cuando les relatan cuentos fantásticos. Si bien es cierto que los cuentos no siempre se parecen a la realidad, ello no significa que los niños los confundan con esta. Otros padres, sin embargo, creen que si se elimina todo lo que relacione los cuentos con la realidad, los niños crecerán más felices y protegidos. Pero esto tampoco es completamente cierto.

“Las adaptaciones que escojamos deben mantener la moraleja del cuento, sin forzar el nivel de sensibilidad de los niños”

La clave está en encontrar un cierto equilibrio. Se han de realizar cambios en el cuento, pero los justos para neutralizar sus aspectos negativos, crueles o violentos, potenciando los beneficios. Aunque sean duros, no debemos olvidar que los cuentos de los hermanos Grimm tienen importantes moralejas. Hay que buscar adaptaciones que no olviden la función de estas historias.

Además, tenemos que tener en cuenta que la adaptación depende también de cada niño. Este factor ha marcado que existan tantas versiones de una misma historia. Además de por la edad y capacidad de comprensión, se trata de tener en cuenta que cada persona tiene un nivel de sensibilidad distinto.

Las historias de los Hermanos Grimm: más que simple entretenimiento

Todo cuento tiene una doble función: por una parte, es un placentero entretenimiento, pero por otra, transmite importantes mensajes y valores. La mayoría tienen un marcado carácter moral, y los finales suelen castigar a los personajes que actuaron mal y premian a los que se han portado bien. Pero además de esta doble función básica, los cuentos de los hermanos Grimm tienen un importante papel representativo.

Cenicienta fue uno de los cuentos adaptados por Disney.

Los cuentos son, en cierto modo, un medio para introducir a los niños progresivamente en la realidad. Como hemos visto, la truculencia de algunos puede deberse a una búsqueda de protección, una alerta para prevenir a los niños de los peligros que les aguardan. Pero no son solo los hechos los que reflejan la realidad: será con su relación con los personajes como los niños vayan relacionando estas historias con su entorno.

“Los cuentos pueden tener un papel terapéutico. Representando trastornos de manera más amable, pueden ayudar a los niños a superar diversos obstáculos”

Especialmente remarcable es el uso de los personajes crueles. Pongamos por ejemplo a las más famosas madrastras de los hermanos Grimm: la Cenicienta, la Bella Durmiente o Blancanieves vivían aterrorizadas por estas malignas mujeres. Los niños utilizan a estos personajes tan malvados para entender las manifestaciones de sentimientos de las personas. Así, disocian a sus seres queridos en sujetos buenos o sujetos enfadados, malvados: las madrastras.

No podemos olvidar, desde luego, a la contraparte de las madrastras: las hadas madrinas. Estos personajes cuidan de las protagonistas, al igual que hacen con los niños. Serán personas que les protejan del sujeto amenazador o enfadado de antes. A través de las hadas, los niños entienden que sus seres queridos estarán ahí para cuidarlos y protegerlos.

Bibliografía

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