La crisis de los 7 años en los niños

¿Has oído hablar de la crisis de los 7 años? Se trata de una fase completamente normal en el desarrollo de la personalidad de los niños.
La crisis de los 7 años en los niños
Ana Couñago

Escrito y verificado por la psicóloga Ana Couñago.

Última actualización: 29 agosto, 2020

La crisis de los 7 años no es más que una fase del desarrollo evolutivo en la que los niños empiezan a construir una personalidad e identidad propia. A esta edad, el cerebro de los pequeños experimenta grandes cambios que repercuten en las conductas que adoptan.

¿A qué nos estamos refiriendo con esto? ¿Qué tipo de comportamientos son característicos de la crisis de los 7 años? ¿Cómo se puede afrontar de la mejor manera posible?

A lo largo de estas líneas vamos a responder a dichas cuestiones. Si tienes un hijo que está entrando en esta edad, seguro que te interesará lo que a continuación te contamos.

La crisis de los 7 años en los niños

El cerebro de un niño está en constante crecimiento y maduración. De hecho, este, a los 7 años, alcanza, aproximadamente, el tamaño del cerebro de un adulto, como señala este estudio publicado en Centre Londres 94 .

Niños tumbado en la cama preocupado por la crisis de los 7 años.

Pero, además, llegada esta edad, se completa el proceso de mielización y se producen importantes cambios a nivel físico, psicológico y social. Es decir, a los 7 años, los pequeños se hacen mayores y comienzan un intenso y largo camino hacia la pubertad.

Por tanto, es de esperar que a esta edad los comportamientos de los niños se vean alterados. Pero no hay de qué preocuparse, pues forma parte del crecimiento normal infantil. Se trata de una fase que, comúnmente, se conoce con el nombre de crisis de los 7 años.

Al cumplir los 7 años, los pequeños tienen la necesidad de experimentar el mundo por su cuenta y desarrollan un mayor grado de autonomía e independencia. Además, comienzan a tener conciencia de su propio yo, concretamente del

  • Yo real: son las características que uno se atribuye a sí mismo. Es la respuesta a la pregunta “¿quién soy?” o “¿cómo soy?”.
  • Yo ideal: hace referencia a las características que uno desearía tener. Es la respuesta a la pregunta “¿quién me gustaría ser?” o “¿cómo creo que debería ser?”.

Esto hace que quieran afianzar su propia personalidad e identidad para diferenciarse, así, de las demás personas. Lo que supone un proceso muy complejo de búsqueda y reflexión interior que, mezclado con una falta de madurez y de control de los impulsos, provoca la aparición de comportamientos rebeldes y desafiantes en los niños.

Características de esta fase del desarrollo

Como ya hemos visto, la crisis de los 7 años se puede considerar una fase de reafirmación de personalidad. Durante esta complicada etapa es común observar los siguientes comportamientos, que se pueden presentar en mayor o menor grado en los niños:

  • Negación o desafío ante la autoridad (padres, profesores, etc.).
  • Desobediencia ante las normas.
  • Actitudes dominantes.
  • Cambios repentinos en el estado de ánimo, pasando de la risa al llanto, y viceversa.
  • Imposición de la propia voluntad sobre los demás.
  • Enfados y rabietas frecuentes.
  • Conductas caprichosas.
  • Signos de rebeldía cuando las cosas no salen como ellos quieren.
  • Automática respuesta negativa ante todo lo que se les propone.
  • Conductas inquietas e, incluso, hiperactivas, estando en continuo movimiento.

Parece desesperante, ¿verdad?. Por suerte, en la mayoría de los casos, todos estos comportamientos inadecuados se extinguen con el tiempo, una vez que los pequeños adquieren la madurez suficiente y desarrollan plenamente las funciones ejecutivas.

Además, dichas actitudes y conductas se pueden llegar a controlar y modificar con la puesta en práctica de una serie de pautas educativas y pedagógicas.

Niño de 7 años jugando al aire libre.

¿Cómo afrontar la crisis de los 7 años?

Si tienes un hijo que está en plena crisis de los 7 años o se está acercando a ella, lo primero que tienes que saber es que debes armarte de paciencia, pues esta será una etapa difícil para ambos.

A continuación te proponemos algunas recomendaciones para afrontar esta etapa infantil de la mejor manera posible:

  • Establece una serie de normas que deben ser cumplidas en el hogar y trata de explicárselas con claridad.
  • Evita los castigos constantes y desproporcionados, pues estos servirán de poco o de nada; solamente harán que tanto tú como tu hijo os enfadéis más y perdáis el control.
  • Refuerza de forma positiva (con halagos, gestos, abrazos, etc.) los comportamientos positivos de tu hijo.
  • No prestes atención a sus rabietas o conductas agresivas, espera a que se calme para dialogar con él y hacerle entrar en razón.
  • Anímalo a practicar algún deporte que le permita descargar energía.
  • Comparte tiempo de calidad con tu hijo.

Y, sobre todo, recuerda que “no hay niños difíciles; lo difícil es ser niño en un mundo de gente cansada, ocupada, sin paciencia y con prisa”.


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