Como padres, corregir la conducta de los niños es una responsabilidad que debemos asumir con seriedad. No se trata de desarrollar una figura de autoridad o de demostrarnos superiores a nuestros hijos, sino de educarlos para la vida. Y para eso, no hay estrategia más efectiva que enseñar con el ejemplo.
Sin lugar a dudas, convertirnos en madres y en padres es un regalo de la vida. Pero también, implica adquirir una serie de compromisos impostergables con nosotros mismos, con los niños e incluso, con la sociedad. Las alegrías nunca nos faltarán si tenemos uno o más hijos y los aprendizajes constantes serán parte de nuestra cotidianidad.
Aparte de brindarles los cuidados necesarios, también es importante educar a nuestros pequeños y guiarlos para que se enfrenten al mundo con todas las herramientas. Claro que en el camino de la maternidad y de la paternidad se aprende a ser los guías de sus vidas, pero la clave para casi todo es predicar con el ejemplo.
El aprendizaje por imitación
Al educar a tus hijos puedes utilizar muchas herramientas, como una comunicación efectiva para escucharlos cuando lo necesiten y para aclarar sus dudas frente a la vida. Sin embargo, no siempre tendremos a la mano una respuesta correcta o la reacción perfecta ante cada asunto.
Si bien el mundo actual tiene una fuente de información al alcance de todos, la realidad puede cambiar en cuestión de segundos. Y no bastará tener varios libros leídos para saber qué hacer frente a esto. Es normal que existan situaciones cotidianas que te superen, porque criar a un niño requiere de mucha atención, cariño, paciencia y sabiduría.
En este punto es donde el ejemplo tiene un rol muy importante. Observar y repetir es una de las cosas que más hacen los niños y de ahí, absorben la información, la procesan y la reproducen. Ese es el maravilloso poder de la imitación, el cual también te permite corregir fácilmente la conducta de tu hijo.
En muchos casos, se puede escuchar a los padres decirles a sus pequeños “haz lo que te digo”. Pero si los niños ven que sus mayores hacen algo distinto a lo que dicen, es muy probable que ignoren las instrucciones y que copien sus actitudes y sus gestos.
Y es que no se puede olvidar que mamá y papá son el primer modelo a seguir. De ahí que los niños hablen, reaccionen y actúen con gestos muy similares a los que observan constantemente en sus padres. En este punto, es más sencillo darse cuenta de que la responsabilidad de ser padres es mucho más que la de proteger y mantener a salvo a un nuevo ser.
Corregir la conducta de un hijo a través del ejemplo
Al ser madre o padre, es necesario observarse hacia adentro, corregir comportamientos inapropiados y ser pacientes con este proceso. Y es que esto se dice fácil, pero sabemos que no es tan sencillo.
Decirle a un niño que actúe de la forma correcta mientras que nosotros hacemos todo lo contrario es una contradicción no pasará por alto. De ahí la relevancia de que nuestras acciones sean coherentes con el discurso que queremos dar como padres.
Es un hecho que para los niños es mucho más sencillo observar y aprender por imitación. Prácticamente, es algo que hacen de modo automático. Además, no se preocupan en comprender las razones por las que se actúa de determinada manera, ya que su desarrollo cognitivo apenas comienza a avanzar.
En conclusión, para corregir la conducta de un hijo es preferible hacer más y decir menos. Insistir en corregir y dar sermones resulta una pérdida de tiempo si no se hace lo que se espera que el niño haga.
Bibliografía
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Ocampo, D. B., & Palos, P. A. (2007). Escala de percepción del control parental de niños. Investigación Universitaria Multidisciplinaria: Revista de Investigación de la Universidad Simón Bolívar, (6), 9.