4 pautas para prevenir conductas de riesgo en adolescentes

El peligro es inminente a la vida y a la puerta de entrada a la adultez. Ten en cuenta estas pautas para prevenir conductas de riesgo en los adolescentes.

Los adolescentes son el grupo etario que más expuesto está a las conductas de riesgo. Con esto nos referimos a aquellas acciones voluntarias o involuntarias que son potencialmente dañinas y perjudiciales para la salud física y/o mental de la persona. 

Durante esta etapa, se lleva a cabo la búsqueda de una nueva identidad, diferenciada de la familiar. Por ende, es habitual que los jóvenes recurran a conductas poco saludables, como el consumo de drogas o alcohol en exceso o las prácticas sexuales sin protección. Ellos, aun con cierta incapacidad de autorregularse, se sienten atraídos por los comportamientos potencialmente riesgosos a través de los cuales obtienen excitación inmediata.

Sabemos que la tendencia a llevar a cabo conductas de riesgo es esperable en los adolescentes y, generalmente, merma llegada la adultez. Sin embargo, los padres y educadores no dejan de preocuparse cuando son testigos de estos comportamientos arriesgados. 

Apunta estas pautas para prevenir las conductas de riesgo en adolescentes

La familia juega un rol primordial en la prevención de conductas de riesgo, ya que es el primer agente protector y facilitador del desarrollo sano en los adolescentes. Los adultos significativos que están alrededor influyen considerablemente en el desarrollo de los hábitos, la forma de relacionarse con los demás y en las prácticas de autocuidado.

La salud del adolescente se ve impactada en gran medida por las experiencias que tiene en el entorno familiar e íntimo en donde está inserto. Por este motivo, es esencial tener en cuenta diferentes estrategias de prevención

Es fundamental generar espacios de confianza y de diálogo para que los jóvenes no tengan miedo al momento de expresar lo que sienten y piensan.

1. Habilitar y promover el diálogo

Con una comunicación deficiente o inconveniente, resulta imposible proteger a los adolescentes de las conductas de riesgo. Promover el cuidado requiere de un diálogo bidireccional en donde la escucha activa y la asertividad asuman una participación protagónica. Por ejemplo, es importante conversar con libertad acerca de temas que en ocasiones se presentan como tabú, como la sexualidad o el consumo de drogas

2. Reflexionar juntos

Cuando los jóvenes empiezan a pasar mucho tiempo fuera de casa, es esperable que comiencen a hacer cosas que no hacían antes. Así, es probable que junto con su grupo de amigos se diviertan, tomen alcohol o conduzcan vehículos a velocidades altas. Cuando se dan estas situaciones de exceso o descontrol, los adultos debemos aprovechar para concientizar acerca de los riesgos y dejar en claro que no queremos llevarles la contra, sino cuidarles.

Oír el punto de vista de los adolescentes es fundamental para que no se genere una rivalidad entre ellos y nosotros, los adultos. Al contrario, podemos reflexionar juntos sobre las diferentes situaciones de las que ellos participan o son testigos. 

3. Establecer límites sin perder la flexibilidad

Está claro que hay ciertos comportamientos que no debemos permitir bajo ningún punto de vista, debido al peligro que suponen. En estos casos, será necesaria una puesta de límites firme y consistente. 

Sin embargo, si prohibimos o castigamos indiscriminadamente, lo único que lograremos será cortar el canal de comunicación y confianza con ellos. Es importante que, cuando sea pertinente, adoptemos una postura flexible basada en la tolerancia y la comprensión. Los adolescentes necesitan que sus padres toleren cierto margen de riesgo y que estén disponibles para cuando quieran hablar, preguntar o consultar.

«Este acompañamiento a través del diálogo y no del castigo indiscriminado será clave para ayudarlos a discernir e ir creciendo responsablemente en autonomía».

– UNICEF –

Los adultos deben predicar con el ejemplo, ya que los comportamientos que observan los jóvenes son mensajes tan importantes como las palabras que reciben.

4. Ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace

El ejemplo es lo que vale a la hora de transmitir valores. Aunque resulta conveniente complementarlo con la palabra, los comportamientos que los adolescentes observan de sus padres se convierten en mensajes significativos. Los jóvenes precisan reglas claras y consistentes con las acciones. 

Por ejemplo, si ellos ven que nosotros consumimos alcohol de una forma prudente y responsable, entenderán que es posible divertirse sin descuidarse. De cualquier manera, es importante explicarles que el mundo adulto tiene diferencias con el adolescente y que hay ciertas cosas que podrán hacer más adelante en caso de que lo deseen. 

Para prevenir las conductas de riesgo en adolescente es esencial generar redes de adultos

La mayoría de los padres de adolescentes tienen muy presente esta preocupación. De este modo, se inquietan al observar un encuentro de jóvenes desde afuera o se sorprenden cuando se enteran de las aventuras extremas a las que se exponen. Una herramienta muy valiosa para contenerlos es generar redes de adultos, en las cuales se incluyan familiares de otros jóvenes, educadores, profesionales de la salud y otros referentes.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • UNICEF (2021). Adolescentes. Riesgos: ¿por qué los adolescentes se exponen a más riesgos? Disponible en  www.unicef.org/uruguay
  • Rosabal García, E., Romero Muñoz, N., Gaquín Ramírez, K., & Hernández Mérida, A. (2015). Conductas de riesgo en los adolescentes. Revista Cubana de Medicina Militar, 44(2), 218-229. Recuperado en 21 de febrero de 2023, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572015000200010&lng=es&tlng=es
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