Colitis ulcerosa en niños: síntomas y tratamiento

La colitis ulcerosa en los niños es una enfermedad poco común, pero bastante compleja. Sus consecuencias pueden afectar gravemente la calidad de vida de estos menores.
Colitis ulcerosa en niños: síntomas y tratamiento
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Leidy Mora Molina

Última actualización: 26 marzo, 2022

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una afección crónica de causa poco clara, que afecta a la salud y a la funcionalidad del tubo digestivo. La colitis ulcerosa es un tipo de EII que se puede manifestar en la infancia y que requiere de un tratamiento complejo y multidisciplinario.

La incidencia de esta enfermedad en la población pediátrica indica que 2 de cada 100.000 niños de occidente la padecen. Por este motivo, hoy vamos a contarte todo lo que debes saber acerca de la colitis ulcerosa en los pequeños. ¡No dejes de leer!

¿Qué es la colitis ulcerosa?

La colitis ulcerosa o ulcerativa (CU) es una enfermedad que se caracteriza por provocar una inflamación crónica del revestimiento interno del intestino grueso y del recto.

Estas lesiones inflamatorias se manifiestan a través de úlceras colónicas, las cuales provocan síntomas como dolor, sangrado, sensación de vaciado incompleto (tenesmo) y mal funcionamiento del intestino.

Si bien la CU puede presentarse a cualquier edad, es muy frecuente en los jóvenes menores de 20 años. Y aunque no es común en la infancia, su incidencia en este grupo etario impresiona estar en alza.

¿Cuáles son las causas de colitis ulcerosa en los niños?

Se desconoce a ciencia cierta la causa especifica de esta patología, pero se han encontrado algunos factores que predisponen su desarrollo:

  • Microorganismos patógenos intestinales (bacterias, hongos o parásitos) que desencadenan la reacción inflamatoria en el intestino y alteran el sistema inmunitario local.
  • Factores genéticos, como el antecedente de CU en familiares directos.

Síntomas de la colitis ulcerosa en niños

Los síntomas de la colitis ulcerosa son variados y su intensidad depende del grado de afectación de los intestinos. En algunos niños el cuadro resulta en una afectación leve, mientras que en otros condiciona enormemente su calidad de vida.

Las manifestaciones de esta enfermedad suelen aparecer repentinamente y desaparecer al cabo de un tiempo, pero reincidir con cierta periodicidad. Entre las dolencias más destacadas de la CU mencionamos las siguientes:

  • Pérdida de apetito.
  • Diarrea crónica, en algunos casos con sangre.
  • Dolor abdominal recurrente.
  • Pérdida de peso.
  • Sangrado rectal.
  • Astenia (cansancio marcado).
  • Fiebre.
  • Desnutrición.
  • Anemia.

De igual manera, el niño puede experimentar síntomas que van más allá de la afección intestinal:

  • Erupciones cutáneas.
  • Problemas hepáticos.
  • Dolor e inflamación en las articulaciones (artritis).
  • Alteraciones oculares.
  • Huesos frágiles.
  • Alteraciones renales.

Algunos niños desarrollan consecuencias psicológicas, como cambios en el humor, estrés o depresión.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

El diagnóstico de colitis ulcerosa no siempre es sencillo, pues no todos los niños experimentan los mismos síntomas y no todos puedan comunicar los malestares de igual manera.

Así mismo, no existe una prueba específica que determine que el niño sufre de colitis ulcerosa. Por este motivo, el pediatra o el especialista en gastroenterología, realiza primero una evaluación física completa, valora la presencia de síntomas y los antecedentes del niño y luego, indica una serie de pruebas complementarias para certificar el diagnóstico.

Entre los estudios más comunes se encuentran los siguientes:

  • Analítica sanguínea.
  • Un enema de bario, que permite identificar posibles áreas de estrechamiento o de obstrucción en el tubo digestivo.
  • Examen de heces, para detectar la presencia de bacterias, parásitos o sangre.
  • Endoscopía digestiva, para observar el aspecto del intestino y para tomar muestras de sus paredes (biopsia de intestino) a fin de analizarlas con el microscopio.

Tratamiento de la colitis ulcerosa

Esta afección intestinal no tiene tratamiento curativo definitivo, sino que se intenta mejorar los síntomas y evitar las complicaciones.

Como se comentó, cada niño manifiesta la enfermedad de una manera particular, por lo que el tratamiento depende del cada.

En general, los fármacos más utilizados son los que enumeramos a continuación:

  • Fármacos inmunosupresores: disminuyen la intensidad de la respuesta inmunológica en los intestinos y mejoran la inflamación.
  • Antidiarreicos.
  • Aminosalicilatos: ayudan a disminuir la inflamación del intestino.
  • Suplementos nutricionales: refuerzan el aporte de hierro, calcio y vitamina D.
  • Una dieta equilibrada y saludable, con bajo contenido en grasa, fibra y productos lácteos, pero que aporte calorías, nutrientes y proteínas en cantidades suficientes.

En los casos de colitis ulcerosas graves, el especialista puede evaluar la necesidad de practicar una cirugía para extraer la porción del intestino enferma a fin de mejorar la calidad de vida del pequeño.

¿Qué cuidados debe tener un niño que padece colitis ulcerosa?

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Los síntomas de esta enfermedad suelen estar ausentes por largos períodos de tiempo. Sin embargo, pueden reaparecer de un momento a otro. Por eso, es necesario que la madre siga una serie de cuidados que promuevan la salud digestiva para afrontar mejor las recaídas.

Algunos de los cuidados más recomendados son los siguientes:

  • Tomar los medicamentos indicados por el médico.
  • Realizar ejercicio de forma regular.
  • Asistir a todos los controles médicos periódicos, con el fin de evaluar el correcto crecimiento del niño y manejar las posibles consecuencias (como la anemia y la afectación de los huesos).
  • Seguir una pauta dietética indicada por un nutricionista, pues el niño debe consumir alimentos ricos en nutrientes que no afecten el tejido intestinal.

Los niños que padecen esta enfermedad pueden tener problemas en su crecimiento y en su desarrollo, así como también dificultades para mantener el ritmo escolar por las reiteradas ausencias. No obstante, con el abordaje interdisciplinario apropiado estos niños pueden gozar de una adecuada calidad de vida. 


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