Te lo han dicho cientos de veces, “Es la ley de la vida”, “Tú también lo has hecho”, “Tienen derecho a pensar en ellos”… pero no quieres aceptarlo. Asumir que los hijos se hacen mayores no es tarea sencilla; sin embargo, debes aprender que el tiempo pasa y que ellos son más cada vez más independientes. En este artículo, te daremos algunas claves para atravesar esta etapa.
Asumir que los hijos se hacen mayores
Si por los padres fuese, preferirían que sus hijos se queden siempre pequeños, que los necesiten todo el tiempo y que sus principales problemas sean atarse los cordones de los zapatos o que se rompa su juguete favorito.
Es normal estar en una especie de ‘encrucijada’ cada vez que los niños aprenden algo nuevo o demuestran independencia. Por un lado, felicidad por el logro alcanzado, pero por el otro, tristeza al darnos cuenta de que ‘ya no nos necesitan tanto como antes’.
Como primera medida, debemos aceptar que los hijos crecen. Dejan de ser niños para convertirse en adolescentes y luego en adultos. Cuando esto sucede, es normal que se vayan de casa, pero no nos adelantemos a ello todavía.
La etapa de la juventud de los hijos puede ser bastante problemática; esa autonomía que ellos tienen para hacer ciertas cosas se combina con los cambios hormonales y la rebeldía de no pedir ayuda. Ese es el primer ‘quiebre’ en la vida de los padres.
Algunos años más tarde, ese hijo que para nosotros es todavía vulnerable decide irse a vivir solo, casarse o mudarse al extranjero. ¡No podemos creer que haya pasado tan rápido el tiempo! Parece que hubiese sido ayer cuando llegó al mundo, dio sus primeros pasos o tuvo su primer día de escuela.
Una tarea ‘preventiva’
Es necesario aceptar con tiempo que, en algún momento, los hijos se irán de casa y formarán su propia familia. Esto no quiere decir ya pensar en eso cuando es un bebé, pero sí hacerse a la idea desde que atraviesa la adolescencia.
De esta manera, cuando el hecho suceda, ya estaremos preparados. Por supuesto que no por completo, porque no podemos evitar, otra vez, esa encrucijada entre felicidad y tristeza.
Nos alegraremos por ellos cuando decidan irse de casa, pero también nos angustiaremos, porque ya no estarán todo el día con nosotros. No vamos a mentir, es uno de los momentos más dolorosos para los padres, una prueba que se debe sobrellevar de la mejor manera y una situación ideal para empezar a pensar en nosotros mismos.
Al asumir que los hijos se hacen mayores y se van de casa es fundamental aprender a rellenar ese vacío. A nivel físico, con habitaciones vacías, pero también en lo emocional, con esa sensación de ‘¿y ahora qué voy a hacer?’ que nos invade.
Como se dijo anteriormente, estar preparado para este momento puede reducir bastante el llamado ‘síndrome del nido vacío’. No muchos padres entrenan para cuando sus hijos abandonen el hogar, porque en su interior esperan que eso no suceda nunca.
“Es necesario aceptar con tiempo que, en algún momento, los hijos se irán de casa y formarán su propia familia”
Cómo afrontar esta fase de la vida
No debemos tomar esta etapa como algo negativo ni angustiante, sino todo lo contrario. Quizás en todos estos años desde que tienes hijos no hayas pedido un fin de semana o incluso una tarde para ti misma. ¡Ahora tendrás más tiempo libre!
Tal vez estabas esperando que tus hijos sean más independientes para hacer algún curso, irte de viaje o visitar más a tus amigos. ¡El momento es ya!
Si estás en pareja, agradecerás esta intimidad que por tanto tiempo te ha faltado. Por supuesto que es un trabajo de a dos asumir que los hijos se hacen mayores y que la casa está vacía. Los primeros meses te resultará extraño y puede que te sientas algo desorientada.
No obstante, como se dice habitualmente, las personas somos ‘animales de costumbres’ y terminarás aceptando que has comenzado una nueva etapa de tu vida. En ella, puedes y debes pensar en ti y en tus gustos o necesidades.
Tus hijos se están abriendo camino y forjando su propio destino, tal y como te ha sucedido a ti hace algunos años atrás. Y más allá de la frase trillada, debes aceptar que ‘así es la ley de la vida’ y encontrar lo positivo en este cambio.