Claves para hablar con un niño enfadado y lograr que nos haga caso

¿Sabes de qué se trata la disciplina positiva? Sigue leyendo y descubre cómo puede ayudarte para hablar con tu niño enfadado y hacer que te escuche.
Claves para hablar con un niño enfadado y lograr que nos haga caso

Última actualización: 02 abril, 2022

¿Qué se puede hacer como madre cuando los hijos tienen una rabieta? ¿Cómo reaccionar y mostrar disciplina sin llegar a los gritos?

Es necesario aprender algunas claves para hablar con un niño enfadado, ya que es natural que los pequeños tengan berrinches o explosiones de ira a lo largo de su infancia. Seguir estrategias y saber mantener la calma sin perder la autoridad son aspectos fundamentales para enseñar los límites de una forma afectuosa y respetuosa.

Y como es común que los sentimientos de ira y de frustración nublen la mente de los pequeños y los vuelvan impermeables a nuestras palabras, no queda más remedio que esperar. Pues lo mejor es llenarse de paciencia, hablar con calma y resolver la situación de la mano de la disciplina positiva.



¿De qué sirve la disciplina positiva para hablar con un niño enfadado?

Para muchas madres, y más aún para las primerizas, permanecer tranquilas durante una rabieta no es una tarea sencilla. Y es de comprender, porque en medio de los gritos del niño es fácil perder la calma y caer en el juego de quién grita más alto. Sin embargo, tomar esa actitud no lleva a ningún sitio y, por el contrario, puede generar enojo y despertar a la violencia.

El avance de la psicología infantil y el entendimiento de la inteligencia emocional han generado nuevas formas de criar, que lejos están del autoritarismo y de la violencia del pasado. Mediante la disciplina positiva podemos establecer normas y límites sanos, sin llegar a los gritos ni a los golpes.

Madre hablando con su hijo enfadado.
“La disciplina positiva es el término por el que se le conoce a las técnicas de crianza y a las estrategias para educar a nuestros hijos con autoridad y con cariño”.

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6 claves para hablar con un niño enfadado

Muchos padres todavía creen que mediante la violencia se pueden corregir los errores de los hijos y demostrar una fuerte imagen de autoridad. Sin embargo, las cicatrices emocionales de esos golpes pueden afectar a la personalidad de los niños, arruinar su autoestima y deteriorar la imagen de sus progenitores.

Para que el vínculo entre padres e hijos no se vea afectado por estos comportamientos tan comunes de los pequeños, te acercamos algunos consejos útiles para implementar hoy mismo.

1. Sé un ejemplo para tu hijo

No puedes esperar que tu hijo responda tranquilamente ante su enfado y procure expresar sus emociones si nunca ha visto ese ejemplo de ti. En lugar de dejarte llevar por el estrés y la rabia, proponte ser el modelo para enseñar a manejar la ira.

Los niños aprenden a gestionar su enojo en función de cómo lo hacen los adultos a su alrededor. Así, en vez de gritar o de reprenderlos mediante la violencia, intenta mantener una actitud calmada e invítalos a bajar la voz para poder conversar al respecto.

Cuanto antes aprendan a expresar sus emociones por medio del diálogo y lejos de la violencia, más temprano lograrán a controlar la ira para resolver las diferencias.

2. No seas agresiva ni violenta

La violencia solo genera más violencia. Si en medio de su arrebato tu hijo comienza a golpearte o a insultarte, sujétalo firmemente de los brazos y mirándolo a los ojos, dile que no permitirás ese tipo de comportamientos.

Es necesario permanecer firme y seria, pero nunca ser agresivo ni herir sus sentimientos mediante las palabras. La persona adulta eres tú, no el niño.

Ten presente que el estilo de crianza influye mucho en el desarrollo de la inteligencia emocional de los niños, pues les brinda las herramientas (positivas o negativas) para enfrentar sus problemas en el futuro.

3. Escucha sus razones

Los berrinches no son más que quejas estresantes ante razones que el pequeño considera válidas. Por eso, antes de reaccionar de mala manera, bájate a la altura de tu hijo y escucha atentamente sus molestias. Puede que así logres comprender su punto y entre ambos lleguen a un acuerdo.

Siempre háblale con cariño, pero con autoridad. De esta forma, tu niño se sentirá escuchado y regulará lentamente su temperamento volátil para mantener una conversación contigo. Brindarle esos espacios seguros es clave para fortalecer la confianza y el vínculo entre ustedes.

4. No le des importancia a las cosas mínimas

Hablar con un niño enfadado puede ser difícil y requiere de muchísima paciencia, más aún cuando las rabietas se desencadenan por caprichos sin importancia. Por eso, intenta no darle protagonismo a esas escenas dramáticas que no tienen punto y habla tranquilamente con tu hijo. Hazle caer en cuenta que esos comportamientos no son apropiados.

5. Habla con cariño sin perder la autoridad

Hablar en voz alta y de manera intimidante no hará que tus hijos se sientan comprendidos y escuchados. Por el contrario, emplear un tono suave y explicarles que en ocasiones tú también te sientes cansada y enojada hará que comprendan tu posición.

Habla con calma y dulzura, incluso cuando los reprendas, porque lo haces desde un lugar de amor para que mejoren como personas.

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Mantén la paciencia, aun en los momentos de cansancio y redirecciona la atención de tu hijo enojado para lograr conversar luego.

6. Ten paciencia y mantente tranquila

Los niños expresan sus emociones sin filtro y es por eso que muchos padres pueden perder la paciencia con facilidad. En vez de responder con gritos a su negativa a calmarse, mejor respira profundo y aléjate un par de minutos para lograr la calma nuevamente.

Luego regresa tranquila y, con autoridad, hazle saber las consecuencias de sus acciones. Si la rabieta se genera porque no quiere recoger sus juguetes, dile que entonces no podrá jugar con ellos después. Usa la disciplina positiva e intenta mantener la calma al máximo.

No tengas miedo de hablar con un niño enfadado

Utiliza estos consejos basados en las técnicas de la disciplina positiva para manejar mejor las situaciones de estrés que se generan por las rabietas de los niños. Recuerda siempre que la violencia y la agresividad nunca llevan a ningún sitio feliz y que lo mejor es mantente cariñosa y comprensiva con tus hijos, sin perder la disciplina ni la autoridad.


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