Si te enfadas con tus hijos, estas preguntas te ayudarán a reflexionar

Si sueles perder los nervios con tus hijos, hazte estas preguntas que te ayudarán a reflexionar sobre la crianza y tu familia.
Si te enfadas con tus hijos, estas preguntas te ayudarán a reflexionar
María José Roldán

Escrito y verificado por la psicopedagoga María José Roldán.

Última actualización: 23 mayo, 2020

La ira y la frustración son emociones humanas universales, pero eso no significa que tengas que ser víctima de sentimientos negativos. Como adultos, tenemos la obligación con nuestra familia y con nosotros mismos de evitar que nuestras emociones se apoderen de nosotros y que puedas reflexionar sobre lo que ocurre.

Seamos sinceros. ¡La paternidad es difícil! Cuando simplemente quieres ir al baño solo o ducharte durante más de dos minutos sin escuchar pequeños pasos fuera de la cortina, puede ser increíblemente frustrante. O, cuando le hayas dicho a tu hijo por enésima vez que apague la luz cuando salga de una habitación, puede hacer que te enfades.

Ante la frustración puede que grites sin reflexionar

Una forma en que muchos padres expresan su enfado y frustración es gritándoles a sus hijos. No se paran a reflexionar sobre lo que ocurre. No es porque quieran necesariamente, sino porque, a veces, se sienten tan abrumados que pierden el control. Otras veces, puede ser más fácil gritar que aprender estrategias para convertirse en un padre más tranquilo.

Gritar hace que los niños sean más agresivos, física y verbalmente. Como padre, alzar la voz al punto de gritar asusta a los niños y los hace sentir inseguros. Además, causa efectos a largo plazo, como ansiedad, baja autoestima y mayor agresión. Un padre que está tranquilo es tranquilizador, lo que hace que los niños se sientan amados y aceptados a pesar del mal comportamiento.

Hay muchas preguntas y respuestas que puedes elegir cuando te enfrentas a una situación que hace que tu sangre comience a hervir. ¡Encontrar la paz es posible! Aprende a manejar tu ira y llega a una solución pacífica usando estas preguntas como estrategias para tu cambio interno y la mejora de tu situación familiar.

Padre abrazando a sus hijas tras reflexionar sobre su enfado.

Preguntas para reflexionar y no expresar tu enfado negativamente

Es tentador correr con tu exasperación a corto plazo, pero ceder a la ira puede causar aún más desafíos. Antes de atacar a tus hijos o tomar lo que consideras acciones apropiadas, piensa en cómo serán las cosas cuando el humo desaparezca. Si gritas a tus hijos, siempre te arrepentirás después; es mejor respirar hondo y reflexionar.

1. ¿Sabes darte un tiempo de espera?

Los tiempos de espera no son solo para niños pequeños. Los adultos también necesitan tiempos de espera o descansos cortos para calmarse. Respirando profundamente, date unos minutos para permitir que un nivel de razón regrese a tu mente. Estarás en un mejor lugar para tomar las decisiones adecuadas sobre la crianza de los hijos.

2. ¿Es tan malo dejar que tus hijo se equivoquen de vez en cuando?

Cuando sea apropiado, deja que los miembros de tu familia se equivoquen. No es tu trabajo demostrar que alguien está equivocado; solo permite que se equivoquen. Si tienes un fuerte deseo de mostrarles que están haciendo las cosas mal, ese es tu ladrido de ego.

Por supuesto, es tu responsabilidad como padre educar a tus hijos entre lo correcto y lo incorrecto. Al final del día, sin embargo, no podrás controlar las elecciones que hacen y, en última instancia, tendrán que aprender de las consecuencias cuando experimenten errores de juicio.

3. ¿Qué prefieres: ser feliz o tener la razón?

Decide cuál es más importante: ser feliz o tener razón. Muchas discusiones son el resultado del deseo de tener razón. Si eliges ser feliz ante ganar cada discusión acalorada con tus hijos, tu vida será más agradable y te convertirás en un padre más relajado en general. ¿Qué es más importante para ti?

4. ¿Sabes notar tu enfado antes de reflexionar?

Tómate un minuto para notar tu enfado. En lugar de reaccionar sin pensar en tu frustración, tómate un momento para examinarla. Imagina que eres un tercer testigo de tu irritación y molestia.

¿Qué se siente? ¿De dónde viene la emoción en tu cuerpo? ¿Se siente en la cabeza, en el pecho o en el estómago? ¿Ha cambiado tu respiración? ¿Te tiemblan o te aprietan las manos? Al desconectarte de la ira, puedes obtener una perspectiva diferente y debilitar tus emociones negativas.

5. ¿Por qué estás molesto?

Pregúntante por qué estás molesto. ¿Alguien te lastimó físicamente? ¿Te decepcionaron? ¿Violaron uno de tus valores? Descubre por qué estás frustrado y podrás tomar los pasos necesarios para descubrir una solución. Lo importante es saber qué te ocurre para encontrar las soluciones lo antes posible.

Padres hablando con su hija en el sofá.

6. ¿Sabes buscar soluciones y reflexionar?

Busca soluciones en lugar de tratar de sentirte mejor. Actuar con ira se trata de hacerte sentir mejor. En lugar de gritarles a tus hijos, por ejemplo, trabajad juntos para encontrar una solución pacífica. El resultado será mucho mejor y bien valdrá la pena. Todos os sentiréis mejor y tus hijos no tendrán una herida emocional que arrastrarán toda la vida.

7. ¿Sabes técnicas de relajación?

Aprende y practica técnicas de relajación. Cuanto más relajado estés regularmente como padre, menos probabilidades tendrás de enfadarte o perder el control. Las técnicas de relajación también pueden ser útiles después del hecho conflictivo. Aprende a calmarte a ti mismo. Es una habilidad que se puede aprende.

Para reflexionar…

Mira a tu molestia como una oportunidad práctica para encontrar la paz. Cada vez que te sientas molesto, mira la situación como una oportunidad para practicar tus habilidades de manejo de la ira. Comprométete a manejar este ataque de frustración mejor que la última vez.

Evita dejar que la ira, la frustración y la molestia se apoderen de ti. Como ser humano y padre reflexivo tienes opciones disponibles para ti. Busca encontrar soluciones y paz en lugar de ceder a tus impulsos inmediatos, que solo te perjudican a ti y a tu familia.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.