Cinco cosas que los niños aprenden de sus padres

Hay cinco cosas que los niños aprenden de sus padres y que repercutirán en todos los aspectos de su vida adulta; acompáñanos a conocerlas.

Hay muchas cosas que los niños aprenden directamente de los padres.

Hay cinco cosas fundamentales que los niños aprenden de sus padres desde muy temprana edad y que definirán su identidad de forma permanente.  Y es que se aprende a partir de la imitación, de seguir el ejemplo y de copiar las actitudes de sus héroes y modelos, y eso precisamente es lo que somos para nuestros hijos.

La imitación se produce de manera inconsciente, y queda arraigada en la psique queramos o no; por lo tanto, es importante que quede claro que si deseamos que nuestros hijos sean ordenados, por ejemplo, no servirán de nada las palabras de petición si nosotros mismos tenemos un caos en el hogar. 

A continuación repasaremos algunas actitudes que los niños aprenden de sus padres y que en general, sin importar cuánto cambien cuando sean adultos, permanecerán presentes en sus vidas.

Cinco cosas que los niños aprenden de sus padres

Elegimos estas cinco cosas que los niños aprenden de sus padres para ejemplificar el poder de la imitación en la vida de nuestros hijos. Estas son el orden, tener actitudes violentas, ser positivos o negativos, el amor por el estudio y el trabajo y ser temerosos.

1.- El orden

El ser ordenados y también limpio es una de las primeras lecciones que aprenden los niños a temprana edad. Este aspecto es tan importante que incluso múltiples especies de animales enseñan con el ejemplo el acicalamiento a sus crías, pues instintivamente lo relacionan con supervivencia o salud. 

Para nosotros, los humanos, ocurre lo mismo; un ambiente ordenado y limpio nos proporciona salud y paz mental. Los niños que viven en hogares muy higiénicos  y ordenados muestran inclinación por mantener pulcras sus cosas sin necesidad de que se les ordene constantemente hacerlo.

Asimismo, tienden a desarrollar la valoración por sus objetos personales y las de sus compañeros o hermanos.

Organizar una habitación para dos niños requiere de organización y practicidad.

2.- Actitudes violentas

Sin importar qué tipo de valores cívicos y religiosos inculques en tus hijos, los especialistas aseguran que un porcentaje importante de individuos que responde agresivamente tuvo en su niñez experiencias negativas donde presenció violencia física o verbal.

Recordemos que la violencia puede presentarse de diversas formas: niños que presencian gritos en el hogar, escuchan insultos, quejas, ideas llenas de odio u ofensas raciales, etc. Todos ellos tendrán grandes probabilidades de responder de manera inconsciente y agresiva cuando estén bajo situaciones de estrés.

Lamentablemente, en casos de violencia doméstica, muchas mujeres han manifestado que sienten como “normal” malos tratos físicos o verbales por parte de su pareja, pues afirmaban que así veían que su padre trataba a su madre y creen, por lo tanto, que el amor se manifiesta por medio de esta dualidad de trato.

3.- Ser positivos o negativos

Muchos niños de cortas edades, entre 4 y 7  años, manifiestan sentirse infelices o sufrir depresión. Sin entrar en el área de la psicología y entendiendo que existen patologías particulares, se ha determinado que muchos niños previo, análisis con el especialista, lo que hacen es repetir afirmaciones y conductas que ven en su padre o madre.

No en vano, todas las recomendaciones para una buena salud mental indican que debemos ser positivos e inculcar frases de autoaceptación a nuestros hijos. Oraciones como: “Somos infelices”, “lo estamos pasando mal”, “no estamos bien” o “nunca mejoraremos” hacen que un niño se transforme en un adulto inseguro, sin autoestima y con actitudes depresivas.

4.- El amor por el trabajo y el estudio

La receta para triunfar en la vida es el amor por el estudio y el trabajo, y por supuesto la antítesis es la pereza. Cuando los niños escuchan a sus padres hablar sobre lo divertido que es ganarse la vida de forma fácil, haciendo trampa o los ven vagueando por la casa, seguro que les resultará más difícil enfrentarse a las responsabilidades de la vida adulta.

Lo mismo ocurre con los estudios y la lectura. Cuando los niños ven a sus padres leyendo el periódico y libros, sentirán la necesidad de imitarlos y solicitarán que les compren cuentos o algo para leer. En cambio, en los hogares donde todo el día se ve televisión, los niños tienden a tomar actitudes pasivas con respecto al aprendizaje, e incluso las calificaciones tienden a ser más bajas.

La realidad virtual en las aulas.

5.- Tener miedo

Muchas veces el nerviosismo y la sobreprotección hacia nuestros hijos hacen que les inyectemos en su carácter cierto grado de inseguridad y temor. Si siempre los alertamos sobre peligros o posibles problemas, seguro que nuestros hijos al ser adultos se sentirán expuestos ante cualquier situación en la vida.
Una variante del temor es el terror que infunde la noche o cualquier cosa que asuste en la oscuridad. Al hablarles de esos temas, podemos marcarlos permanentemente.

Nuestras actitudes pueden tener las mejores intenciones, aparecer de forma inconsciente o parecernos imperceptibles para nuestros hijos, pero muchas veces no es así. Por eso debemos tener cuidado y pensar que muchas de las actitudes de nuestros hijos estarán basadas en aquello que vean en casa, ya que está demostrado que los niños aprenden de sus padres.

Bibliografía

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