El parto es la etapa final de la gestación, en la cual la mujer da a luz a su bebé y expulsa a la placenta del útero. Sin importar la vía a través de la cual el feto abandona el cuerpo materno, durante el nacimiento el organismo femenino sufre cambios anatómicos y fisiológicos muy importantes.
Así como al comienzo del embarazo se produjeron modificaciones para albergar a una nueva vida, en este momento se inicia la fase de retorno al estado previo. Pero no todas las estructuras volverán a su condición original, ya que muchas de ellas se pondrán en marcha para garantizar el cuidado de la cría.
A continuación, te contaremos cómo se prepara el cuerpo en los instantes previos a la llegada del futuro bebé.
Las fases del parto
El nacimiento del bebé es tan solo una de las fases del parto. De hecho, para que este ocurra es necesario que el organismo materno se prepare con cierta antelación. En este proceso participan factores maternos, fetales y hormonales.
De la combinación de las señales emitidas por estos tres protagonistas resultará el inicio del trabajo de parto.
Las fases del parto involucran a todo el conjunto de cambios anatómicos y fisiológicos del cuerpo de la mujer hacia el final de la gestación. Es decir que va más allá de las conocidas etapas del parto (dilatación, expulsión y alumbramiento). Para Cunningham y colaboradores (2019), estas fases son las siguientes:
- Preludio del parto (o fase de inactividad): comprende gran parte del embarazo y se caracteriza por el remodelado del cuello uterino (sin dilatación).
- Preparación para el trabajo de parto (o activación uterina): inicia en las semanas previas al nacimiento y comprende la maduración del cuello y algunos los cambios en los músculos del útero.
- Proceso del trabajo de parto (o fase de estimulación uterina): es la fase de las contracciones uterinas dolorosas, las cuales se acompañan de los procesos cardinales del parto (dilatación, expulsión y alumbramiento).
- Recuperación del parto (o involución): inicia luego del nacimiento e involucra a los procesos de involución uterina, reparación del cuello e inicio de la lactancia.
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Los cambios anatómicos y fisiológicos en el cuerpo de la mamá durante el parto
Como hemos anticipado, los cambios en el organismo materno siguen una secuencia definida para adaptarse a las necesidades del nuevo bebé. Conforme este madura, el aparato genital femenino se adapta para dar a luz y recuperarse para la siguiente gestación.
A continuación, describiremos las modificaciones anatómicas y fisiológicas de las principales estructuras involucradas en el nacimiento del pequeño.
Útero y placenta
Se trata de la cavidad que aloja al bebé para asegurar su nutrición, crecimiento y desarrollo hasta el estadio fetal maduro, alrededor de la semana 40 de gestación.
Durante los 9 meses se producen cambios en todas sus estructuras: el endometrio (la capa uterina en contacto con las estructuras fetales), el miometro (la capa muscular) y el cuello uterino, entre otras.
Hacia finales del embarazo se producen los siguientes cambios:
- Maduración cervical: el cuello se reblandece y se acorta.
- Formación del segmento uterino inferior: esta región se confecciona dentro de la cavidad uterina y se prepara para alojar la cabeza del bebé. De esta forma, le permite al feto encajarse en la pelvis materna.
- Aumento de la sensibilidad del miometrio a los estímulos hormonales del parto (principalmente a la oxitocina) e incremento de la capacidad para contraerse.
Cuando inicia la fase 3 (o proceso del trabajo de parto), inician las contracciones uterinas necesarias para expulsar al bebé hacia el exterior. Estas suelen ser intensas, regulares e involuntarias.
Entonces, la contracción rítmica del miometrio provoca los siguientes cambios:
- Borramiento y dilatación cervical (hasta 10 centímetros de diámetro).
- Pérdida del tapón mucoso.
- Formación de la bolsa de las aguas.
- Enderezamiento de la columna vertebral del feto y descenso por el canal de parto.
- Cambios en el piso de la pelvis para favorecer la salida del bebé.
Una vez que el bebé abandona el útero, este órgano comienza a encogerse hasta alcanzar el nivel del ombligo (fase de involución). Esto ocurre gracias a la contracción del miometrio, pero a niveles casi imperceptibles por la mamá. Dicho mecanismo busca comprimir los vasos sanguíneos a fin de evitar una hemorragia.
Por su parte, la placenta se dobla sobre sí misma y se despega lentamente del endometrio (o decidua). Dentro de estas dos capas se forma un hematoma con los restos de sangre y el órgano entero se libera lentamente a través del canal de parto. Este fenómeno se conoce como alumbramiento.
Finalmente, el cuello uterino ingresa en una etapa de reparación para evitar las infecciones y volverse nuevamente apto para albergar a una nueva vida.
Mamas
Las nuevas protagonistas de esta historia serán las glándulas mamarias, pues tendrán la importante misión de nutrir al nuevo bebé.
Si bien sus estructuras se han desarrollado durante el embarazo, esta maquinaria se pondrá en marcha luego de la primera succión del bebé. Y tal como ocurrió con los órganos genitales, todo este proceso dependerá de los estímulos hormonales correspondientes.
Los cambios físicos durante el parto son solo el comienzo…
La maternidad es mucho más que biología y aunque estas transformaciones sean inmensas y palpables, son solo el puntapié hacia la nueva vida.
En este sentido, la naturaleza es sabia y nos demuestra que traer a un hijo al mundo no es cosa sencilla. Por el contrario, exige un esfuerzo en varios aspectos y una entrega en cuerpo y alma. Pero el premio que nos devuelve, supera todas las expectativas. ¡Disfrútalo!
Bibliografía
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