Algunas personas piensan que ser buena madre y buena profesional en simultáneo, es una utopía. Así, consideran que es inadmisible alcanzar el éxito en ambos aspectos a la vez y entienden que una vez madres, el crecimiento laboral queda suspendido hasta próximo aviso. Por esto, hay mujeres que eligen postergar lo máximo posible esta etapa o simplemente no atravesarla, por miedo a perder terreno en el área profesional.
Por otro lado, están quienes opinan que tener un hijo no supone descuidarse como profesional y que ambos campos pueden sostenerse de forma victoriosa. Sin embargo, a una buena parte de las personas que incursionan en la maternidad en pleno desarrollo profesional, les surge la típica pregunta: ¿es posible ser buena madre sin descuidar el trabajo?
Ser buena madre y desarrollarse profesionalmente, dos formas de autoexigencia
Está a simple vista que transformarse en madre implica dar un salto cuántico difícilmente evitable. Tener un hijo, muy probablemente, haga que tu vida dé un giro de 180 grados. Pues, ahora hay una criatura que depende en gran parte de ti. Es entonces cuando florecen todos los miedos, las inseguridades y las exigencias personales, pero también culturales.
Si bien es cierto que en el imaginario social la concepción del rol de madre ha variado en los últimos años, al día de hoy continúa vigente una serie de mitos relacionados con la maternidad. Desafortunadamente, estos funcionan como índices que miden el grado de eficacia con respecto a los objetivos y las metas que las personas deberían cumplir para clasificarse como buenas o malas madres.
Que la maternidad impide el crecimiento profesional es un mito
La maternidad es muchas veces percibida como un obstáculo a la hora de conseguir el éxito profesional. Esto se debe a que el hecho de tener un hijo se asocia con la reducción de la libertad y a la falta de control sobre el proyecto de vida personal.
Sin embargo, esta creencia se cuestiona a nivel discursivo y actitudinal. En la actualidad, muchas mujeres retoman sus trabajos poco después de haber parido con total orgullo de sí mismas. Además, lejos de irrumpir el crecimiento laboral, convertirse en madre puede potenciar la motivación en todos los aspectos de la vida.
De cualquier modo, si bien la maternidad no tiene por qué suponer una barrera en el plano profesional, sí puede implicar la necesidad de un rediseño de prioridades. Es decir, la conciliación entre la maternidad y la profesión depende exclusivamente de las decisiones que cada persona tome. Bajo ningún concepto deberían determinarse según el criterio externo. En este sentido, nadie más que tú puede clasificarte como buena o mala madre y como buena o mala profesional.
Puedes ser buena madre y buena profesional si te evalúas desde tu propia óptica
La relevancia de la función materna en la crianza de un hijo es innegable. Sin embargo, la creencia que sostiene que una madre tiene que estar con su pequeño en tiempo completo es uno más de los tantos mandatos sociales que rondan al respecto.
Al fin y al cabo, se trata de desapegarse de las exigencias culturales que indican cómo ser madre, mujer, profesional o persona. Paralelamente, debes oírte a ti misma e intentar responder a tus necesidades y deseos. ¿Quieres dedicarte exclusivamente a la crianza? Está bien. ¿Prefieres complementar la maternidad con tu carrera profesional? También está bien.
En este último caso, además de organizarse, es importante priorizar el tiempo de calidad por sobre la cantidad de momentos compartidos con tu hijo. Esto es fundamental para reducir la sensación de culpa al salir a trabajar o estudiar.
“La madre o la futura madre se siente presionada, puesto que por un lado sabe que
tiene que ser «una buena madre» y debe dedicarse al cuidado de su hijo y, por la otra,
siente la imperiosa necesidad de disfrutar de una vida personal propia y de una carrera
profesional exitosa. En definitiva, la madre que trabaja fuera del hogar se ve enfrentada al estereotipo de mala «madre» desde el momento que no puede atender directamente todas las necesidades de sus hijos”.– Vázquez, E. –
Ser buena madre sin descuidar el crecimiento profesional es posible
La mujer, haga lo que haga, deberá hacer frente a unas exigencias aún vigentes que son totalmente contradictorias: si se dedica exclusivamente a las tareas del hogar o el cuidado de los hijos, una porción de la sociedad la etiquetará como improductiva o sumisa. En cambio, si opta por complementar la maternidad con su carrera profesional, no pocos la tildarán de mala madre debido a los mitos asociados.
En este sentido, ser buena madre sin descuidar el crecimiento profesional será posible en la medida en que cada mujer sea capaz de cuestionar las propias creencias y derribar los prejuicios que están dentro nuestro, a pesar de no ser verdaderamente conscientes de ello.
Bibliografía
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- Solé., C y Parrella, S. (2004). "«Nuevas» expresiones de la maternidad. Las madres con carreras profesionales «exitosas»". Universidad Autónoma de Barcelona. RES nº 4 (2004) pp. 67-92.
- Vázquez, E. (2000). "Demografía y cambios culturales". En VV.AA. Las Representaciones de la Maternidad, Madrid, UAM.