
Una de las preguntas más cuestionadas por los padres cuando tienen un hijo es cuándo empezar a ofrecer agua a los bebés, ya que beber agua es fundamental para cada etapa de la vida. En este artículo te lo explicamos.…
Hay quien llega a creer que los bebés vienen al mundo como lienzos en blanco, y que su carácter, responde a simples comportamientos aprendidos. No es cierto. Por curioso que nos parezca cada recién nacido tiene un temperamento y una personalidad propia que irá madurando con el tiempo, en base a varias dimensiones de las que «no siempre» somos responsables.
Todos los padres lo habrán notado en alguna ocasión. Su bebé no tiene más que unos meses y sin embargo, demuestra ya el carácter volcánico de un adulto. ¿A quién se parecerá? Nos preguntamos. Tal vez ese genio le venga del abuelo, o tal vez, sea tan cabezón como lo son su papá y su mamá juntos.
Más allá de intentar buscar un origen al comportamiento temprano de nuestros bebés, es necesario ser conscientes de un aspecto: ese niño que acaba de llegar al mundo es único. Intentemos no compararlo con nadie, no sirve de nada intentar saber de quién le viene ese carácter. Lo más importante es ser sensibles, intuitivos e ir comprendiendo cada día las necesidades y características particulares de ese niño.
«La mejor forma de dar al mundo niños buenos es hacerlos felices»
-Oscar Wilde-
De hecho, algo que en ocasiones nos entristece escuchar de boca de muchos padres y madres es aquello de «es que no puedo con él, tiene solo dos años y tiene un genio insoportable». En lugar de chocar un día sí y otro también con ese niño difícil, lo más adecuado sería entender el mundo emocional de ese pequeño para guiarlo y canalizar su genio.
La crianza es un arte para seres pacientes y para corazones sabios. Estamos seguros de que tú compartes estas características.
El bebé con mucho carácter suele compartir unos rasgos en común que todo pediatra o especialista en psicopedagogía infantil conoce:
Es común que los niños con este tipo de personalidad exijan muchísimo de sus padres y madres. Los bebés demandantes tienen una mayor necesidad de apego, y es ahí donde debemos invertir tiempo y esfuerzos.
En facilitar esa cercanía donde día a día se sientan más seguros para calmar así sus miedos, su ansiedad por la separación, su frustración por no tener cada cosa que desean…
Diferenciemos en primer lugar 3 aspectos importantes: el temperamento de un niño hace referencia a su manera particular de reaccionar ante un estímulo. La personalidad es su forma de ser y el carácter es una expresión de su personalidad.
Lo que un bebé muestra en sus primeros meses es una combinación entre el temperamento y el carácter. En realidad, su personalidad aún está madurando, pero ya tiene unos «cimientos» propios y únicos que lo definen.
Nuestra responsabilidad como padres es favorecer su autoestima, impulsar su seguridad personal y ser artífices de una adecuada Inteligencia Emocional. La personalidad del niño es suya, nuestra misión es conseguir que sea feliz, respetuoso e independiente en base a las raíces de su propio carácter.
A continuación, te explicamos una serie de dimensiones que ya nos pueden dar unas pistas sobre la personalidad más o menos demandante o estable de nuestros pequeños.
Un bebé inquieto no es necesariamente un bebé hiperactivo. Hay bebés que se mueven mucho, que lo tocan todo y que cuesta más calmarlos por la noche cuando debemos acostarlos.
Muchas veces esta característica hace referencia a su curiosidad natural o a su precocidad madurativa.
Hay bebés irregulares, de los que no se habitúan a las rutinas, a los horarios, a las pautas del día a día.
Son niños que van a necesitar más tiempo para adquirir competencias como el control de esfínteres, y que por tanto demandan más paciencia por nuestra parte.
Esta es una pista muy clara sobre el carácter de un bebé. Los hay que no se adaptan a los cambios, a salir de casa, a estar con otras personas, a comidas nuevas…
La intolerancia a la novedad define al niño de personalidad más difícil.
El mundo de los bebés suele dividirse en dos tipologías: aquellos más tranquilos que duermen bien, que comen bien y que se adaptan de forma adecuada, y aquellos que exigen nuestra atención casi a cada instante.
Los bebés de alta demanda entran en esta característica, y son por lo general niños más difíciles. Sin embargo, recuerda siempre lo siguiente: los niños de alta demanda o con mucho carácter no tienen ningún problema ni ninguna patología.
Son pequeños que nos necesitan más, que exigen nuestra cercanía para sentirse seguros. Si estamos a su lado sabiendo dar siempre adecuadas respuestas emocionales durante los 5 primeros años de vida, esos pequeños se convierten en niños que ansían comerse el mundo, niños hábiles, despiertos y con una alta necesidad por aprender.