Cómo ayudar a los niños que se instalan en la queja

Los niños tienden a quejarse por todo, están en pleno desarrollo y es normal. El problema aparece cuando se instalan en la queja y la utilizan como recurso para manipular a sus padres. Te damos algunas claves que pueden ayudarte.

Es normal que los niños se quejen y protesten cuando no están de acuerdo con algo, se sienten incómodos o quieren expresar su desagrado por alguna situación. Sin embargo, a pesar de que este comportamiento es normal, pueden llegar a utilizarlo como una forma de manipular a sus padres. De ese modo, se instalan en la queja para conseguir lo que quieren.

El problema surge cuando no hay una justificación y la protesta se utiliza para evitar responsabilidades o como una forma de hacerse las víctimas ante los adultos. Por esta razón, es importante que empaticemos con nuestros hijos y entendamos que en muchas ocasiones actúan así porque no saben hacerlo de otra forma. Es por esto que los padres debemos enseñarles otras formas de gestionar aquellas cosas que les incomodan, les molestan o les desagradan. En esta nota, te brindamos algunos consejos.

¿Por qué los niños se instalan en la queja?

Generalmente, los niños se quejan porque es su forma de expresar las cosas con las que no se siente cómodos o que no les gustan. Además, su personalidad está en pleno desarrollo y se encuentran en la búsqueda de reafirmar su identidad.

Lo que debemos observar es que el niño no utilice la queja como una forma de expresar algo que no sabe hacer con otras palabras. Por ejemplo, si un menor que se queja por tener que ir a un determinado sitio, hay que indagar qué es lo que ocurre para que no se sienta cómodo allí.

Por el contrario, cuando el chico utiliza la queja para manipularnos, entonces los padres debemos intervenir para enseñarle esa gestión que le ayude a expresar sus emociones de otra manera.

Cuando aparecen las quejas o las rabietas por parte de los niños no hay que ceder para evitar el mal momento. De lo contrario, se incrementarán ese tipo de conductas.

¿Cómo podemos manejar la queja cuando el niño la utiliza como un medio de manipulación?

Muchos niños descubren en la queja un recurso que siempre tienen disponible y que utilizan a diario. En estos casos, podemos identificar que la utilizan para manipularnos cuando viene acompañada de rabietas y de llamadas de atención. Estas conductas, si no son corregidas a tiempo, pueden aumentar su intensidad.

Muchos padres, ante estas situaciones que pueden ocurrir en público, ceden para evitar ese momento desagradable, pero esto lo único que consigue es agravar el problema y volverlo crónico. El pequeño sabrá que ese recurso funciona y lo repetirá en cualquier momento para conseguir lo que quiere. 

Cómo ayudar a los niños que se quejan todo el tiempo

Si nuestro hijo está constantemente quejándose sin razones, aquí tenemos algunos consejos para ayudarlo:

1. No ceder ante sus quejas

Cuando el niño no deja de quejarse, puede acabar con la paciencia de sus padres y estos acceden a sus peticiones para dejar de oírlo. En este caso, lo ideal no es ceder, sino hablarles como siempre, mostrarnos con normalidad y continuar con nuestras cosas. Cuando veamos que el pequeño empieza a hablar más tranquilo, entonces podremos negociar una solución.

2. Mantener la calma

Aunque a veces las quejas de nuestro hijo puede hacernos perder los nervios, esto no nos servirá de nada. El niño se quejan y tiene rabietas con llanto y gritos para buscar nuestra atención. Si esto ocurre, debemos evitar mirarlo y no hacerle caso. En cambio, si le regañamos por ese comportamiento, hacemos un refuerzo negativo, por lo que entenderán que han conseguido obtener nuestra atención.

Es por ello que hay que mantener la calma y ser firmes. Por ejemplo, podemos decirle “por favor, no me des patadas porque me haces daño, no me gusta y me duele”. Si gritamos para expresar nuestro enfado, le enseñamos al niño a actuar así también.

3. Mostrarles siempre nuestro amor

Cuando los niños se instalan en la queja y tienen berrinches, pueden desencadenar situaciones desagradables para los padres. De todos modos, los adultos debemos mostrarnos cercanos y esperar a que se calmen. Cuando lo hagan, entonces los abrazaremos y hablaremos con ellos sobre lo que ha pasado. Hay que ayudarles a poner en palabras lo que sienten y explicarles que existen otras formas de expresar eso que les pasa.

Es importante mostrar empatía al niño, conversar sobre lo ocurrido y enseñarle cuáles son las formas adecuadas de manifestarse. Por el contrario, los enojos y los gritos del adulto no hacen más que validar la conducta del pequeño.

4. Enseñarles que sus emociones son lícitas, pero no así ciertos comportamientos

Hay que hacerles entender a los niños que sus emociones son válidas, pero lo que tienen que hacer es encontrar otras formas más adecuadas de expresarlas. Es normal que sientan frustración, enfado, rabia o desagrado, pero tienen que exteriorizarlas de otra manera para no instalarse en la queja y acabar victimizándose.

5. Mostrarles empatía y promover la gestión emocional

Es importante que sepamos ponernos en el lugar de nuestros hijos y entender por qué se enojan y se quejan constantemente. Es ideal hablar con ellos para saber cómo se sienten y buscar las palabras juntos que sean más adecuadas para expresar los sentimientos y los pensamientos que tienen en ese momento.

Es importante ayudar a los niños que se instalan en la queja

Muchos niños se instalan en la queja como una forma de manipular o de hacerse la víctima con sus padres para conseguir sus objetivos. Cuando esto ocurre, tenemos que actuar para que esa conducta no vaya a más. Hay que entender que los menores se manifiestan así porque están en pleno aprendizaje y no conocen otra forma de hacerlo. Es por esto que, ante todo, debemos mostrarles nuestro amor y tener mucha paciencia.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Leal, P., & Contreras, A. (1998). La baja tolerancia a la frustración y las adicciones. Liberadictus. Recuperado de: http://liberaddictus. org/Pdf/0202-17. pdf. En internet: http://liberaddictus.org/Pdf/0202-17.pdf
  • Viaplana-Moré, G. (2015). Aprender a tolerar la frustración en el segundo ciclo de Educación Infantil (Bachelor's thesis). En internet: https://reunir.unir.net/handle/123456789/2844
 
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