La forma en la que los niños piensan en gran medida influye en la forma en cómo se sienten y se comportan. El pensamiento negativo y extremadamente duro puede dañar la autoestima de los niños, interferir con sus relaciones y hacer que se den por vencidos antes de alcanzar sus objetivos.
A veces, el pensamiento negativo se convierte en una profecía autocumplida. Por ejemplo, un niño que piensa cosas como “los otros niños me odian. Debo ser tonta” puede terminar evitando todo contacto con otros niños. Esto al final la llevará a ser una persona solitaria.
¿Por qué es importante ayudar a tu hijo a lidiar con el pensamiento negativo?
Parece irreal que algunos puntos de vista negativos lleven a problemas de comportamiento innecesarios. Las rabietas, el mal genio y la rivalidad entre hermanos son solo algunos de los problemas que comúnmente se derivan de los pensamientos negativos.
Con un poco de práctica, sin embargo, los niños pueden aprender a reconocer y cambiar sus hábitos de negatividad. Solo debes recalcarles que debido a su comportamiento está alejando a las personas.
Ejemplos de pensamiento negativo
Hay varios tipos de hábitos de negatividad. Mientras que algunos niños se ponen tristes, otros se preocupan y hacen cosas malas.
Aquí están algunos ejemplos de los principales tipos de pensamientos negativos y cómo influyen en el comportamiento del niño:
- Generalizar una situación específica: Un niño ve cómo a su hermano le permiten ir a jugar. El niño piensa: “Él siempre consigue todo lo que quiere y a mi nunca me sale nada”.
- Subestiman sus capacidades: Cuando le dices que él tenía la respuesta equivocada, arranca su papel y piensa: “No puedo hacer nada bien. Siempre tengo todas las respuestas incorrectas”.
- Exagera la realidad de una situación: Un niño que tiene 2 de cada 10 respuestas incorrectas en su examen de matemáticas concluye: “Soy terrible para las matemáticas” y se niega a hacer la tarea de matemáticas de la tarde.
Ayúdale a poner fin a la negatividad
Si escuchas a tu hijo diciendo cosas excesivamente negativas en voz alta o si observas algún comportamiento que sugiere que probablemente está pensando negativamente, es importante tratar el tema.
Valida los sentimientos de tu hijo. En lugar de decir: “Estás bien” cuando su hijo llorando, trata de validar sus sentimientos. Muestra empatía y déjale claro que estas tratando de entender cómo se siente, incluso si sus emociones parecen dramáticas.
Una vez que los niños se sienten validados, pueden comenzar a buscar maneras saludables de lidiar con las emociones incómodas y con el pensamiento negativo.
Explícale que sus pensamientos pueden ser erróneos
Para ayudarle a llegar a sus propias conclusiones, hazle preguntas que le ayuden a ver que sus pensamientos tal vez no sean ciertos. Ayúdalo a identificar algunas excepciones a la regla para que pueda ver que su pensamiento no es del todo cierto.
Tu hijo necesita ver el tema desde una perspectiva diferente. A veces, la mejor manera de separar la emoción del pensamiento negativo es preguntar: ¿Qué le dirías a un amigo que tenga este pensamiento?
También puedes pedirle que sea un personaje de dibujos animados favorito y preguntarle que harían. Viendo el problema desde un ángulo diferente, tu hijo puede cambiar su forma de pensar.
Reemplaza los pensamientos negativos por pensamientos más realistas
Ayuda a tu hijo a crear una perspectiva más realista. En lugar de decirse a sí mismo: “Yo no puedo hacer nada bien”, se beneficiará al decir: “A veces cometo errores y eso está bien”.
Enséñale a tratarse a sí mismo con la misma amabilidad y respeto que espera de otras personas. Ayuda a tu hijo a reconocer y lidiar con el pensamiento negativo para que pueda convertirlo en acción positiva. Poco a poco, tu hijo empezará a cambiar este pensamiento negativo y a tomar otras actitudes con respecto a su día a día.
Bibliografía
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- Campbell, K. (2018). Niños Seguros de Sí Mismos. Babelcube Inc..
- Gabriel & Adrián. (2017). Mamá hay un monstruo en mi cabeza: Cómo ayudar a los niños a gestionar las frustraciones y pensamientos negativos. Independently published