Los profesores se enfrentan a un desafío en sus aulas: conseguir que sus alumnos lean y, sobre todo, que lo hagan con placer. Aquí es donde entra la importancia de tener un amplio abanico de actividades para fomentar la lectura en el aula y saber cómo hacerlo.
Porque está claro que los alumnos van a leer los textos de las unidades didácticas, con unos contenidos concretos, pero ¿qué pasa con el resto del día? ¿Tendrán ganas de leer fuera del aula?
Para que una persona llegue a convertirse en alguien que lee durante toda su vida, debe desarrollarse, desde el comienzo de su capacidad lectora, el amor por leer. Si a un niño no le gusta leer cuando es pequeño, probablemente no lo hará cuando sea mayor.
El entorno familiar es muy importante para los niños en todos los aspectos y también en el que está relacionado con crear hábitos de lectura y el gusto por leer. La clave para que los niños lean suele ser que los padres también lo hagan. Si los niños tienen padres que leen en casa, es mucho más probable que se les inculque la idea de que leer es algo apetecible, algo que se hace porque se quiere hacer y que divierte.
¿Pueden hacer algo los maestros para fomentar la lectura en el aula? Hemos recopilado algunas ideas para motivar a los niños y ayudar a crear el amor por la lectura.
11 actividades para fomentar la lectura en el aula
Imaginación, creatividad y paciencia son requisitos indispensables para fomentar la lectura entre los estudiantes.
No sucederá de un día para otro y en cualquier caso será el fruto de un trabajo en coordinación con los padres y las demás instituciones responsables del futuro de los niños y adolescentes.
1. Los maestros leen
Los niños deben saber que todos los maestros, no solos los de lengua, leen libros. Una buena idea para fomentar la lectura en el aula es que, durante el curso, los maestros vayan trayendo algunos de sus libros favoritos al aula.
Antes de empezar con el comienzo de la lección, sin importar la materia que vaya a darse, el profesor leerá en voz alta a la clase unos cinco minutos de ese libro que tanto le gusta. Esto va a despertar en los niños el interés por esos y otros libros.
2. La paredes de la lectura
El entorno es fundamental. Se trata de crear un entorno en clase para tener el tema de la lectura siempre presente. Una buena idea para fomentar la lectura en el aula puede ser crear las paredes de la lectura. Es una idea creativa, divertida y fácil de hacer.
En estas paredes, cada vez que un alumno o un maestro empiecen un libro, irán dejando un dibujo, una frase, algo visual relacionado con esta nueva lectura. Es una gran forma de crear recomendaciones. Todos los alumnos querrán participar, leer y dejar sus aportaciones.
3. Retos de lectura
Los retos lectores son un gran incentivo para que los niños quieran leer. En estos retos habrá premios simbólicos al final del curso escolar, por ejemplo, medallas, diplomas e incluso algunos libros.
4. Lectura extrema
Es un buen reto para los más pequeños. Se les anima a que, a lo largo del curso, vayan haciéndose fotos leyendo en muchos lugares, desde atracciones de feria hasta en un banco en el parque. Una cafetería o en el césped en el campo pueden ser otros sitios.
Los niños van trayendo las fotos a clase y se van colocando en un pasillo donde todo el mundo las pueda ver. Como llevan siempre libros con ellos, acaban leyendo de verdad.
5. Nuestras 100 palabras para fomentar la lectura
Cada alumno escribirá una redacción de 100 palabras sobre un tema que le interese. Si no se les ocurren temas, el maestro puede tener una lista de propuestas y que de ahí vayan eligiendo.
Después, en clase, se entrega cada día una de las redacciones a los compañeros que la leerán (será fácil, son cortas) y tendrán que escribir comentarios sobre lo que han leído. Como argumento para los alumnos, el profesor expondrá que leer lo que ha escrito un compañero es apoyar a alguien que ha escrito algo, y que eso es valioso.
Poco a poco, se irán acostumbrando a leer. Al ser pocas palabras, no se les presenta como algo difícil y, al estar escrito por un compañero, la curiosidad se despierta de inmediato.
6. Los 16 antes de 16 para fomentar la lectura en el aula
Esta es una actividad para adolescentes. Se les plantea en 4º de la ESO, que es un reto para su edad: deben leer 16 libros antes de cumplir 16 años. El profesor presenta una selección de libros adecuados para su edad, que puedan despertar su interés.
Como es un reto, algo a lo que enfrentarse, se van a interesar por hacerlo. En clase, cada dos o tres semanas, iremos contando qué libros llevamos leídos del reto y viendo quién se acerca a los 16 libros y a los 16 años.
Ejemplos de libros para adolescentes:
- Matar a un ruiseñor.
- La conjura de los necios.
- El guardián entre el centeno.
- Los juegos del hambre.
- Wonder, la lección de August.
- Por 13 razones.
7. Fomentar la lectura en el aula con los cómics
Los dibujos del cómics incrementan la creatividad y la capacidad de producir historias. Gráficos y textos se convierten en recursos mediadores que facilitan la introducción de conceptos nuevos o difíciles de entender.
La participación del lector con el cómic es un efecto potenciado por su carácter visual y el empleo del diálogo. De ser un género poco valorado, las nuevas tecnologías lo aproximan y refrescan para los niños y jóvenes con aplicaciones con las cuales generar sus propias historias.
8. Herramientas tecnológicas para invitar a leer
Las tecnologías de la comunicación son insoslayables, en el hogar o en la escuela. Por lo tanto, saberlas utilizar y aprovecharlas para fomentar la lectura es un objetivo primordial.
Crear cuentos digitales o acceder y disfrutar de video cuentos, en esta época van de la mano.
Por otro lado, una aplicación como Genially, que permite crear contenidos interactivos y “diseñar presentaciones donde se puede implementar la lectura con las imágenes animadas de los personajes, audios, fotos, videos con lecturas, realizar juegos en base a lecturas comprensivas” ofrece múltiples posibilidad de aprendizaje.
Ahora bien, esta es solo una de un sin fin de aplicaciones, tan a la mano, como lo está una tableta con conexión a internet.
9. El Club de Lectura
Los clubes son una forma de organización que a los niños y adolescentes les encanta. En este clima los libros y la lectura tienen perfecta cabida. El club propicia el encuentro, el compartir experiencias, la camaradería.
La membresía y las distintas formas de participación, con carnets y pases para disfrutar por ejemplo de sesiones de películas o conciertos, de exposición o veladas culturales, hacen del club de lectura un atractivo espacio de comunicación e intercambio.
10. Biblioteca de Aula
El complemento abierto del club de lectura es la Biblioteca de Aula. La administración de los préstamos estaría a cargo de un docente o mejor de un estudiante (preferible con carácter rotativo), interesado en el aprendizaje de las técnicas bibliotecológicas.
La promoción de autores, temas, formatos, convierten la biblioteca en el aula en una fuente constante de actividades, las cuales fácilmente dialogarían con las asignaciones escolares o pueden significar un oasis para el ocio creador.
11. Leer imágenes
La lectura de imágenes implica la observación, examen, análisis e interpretación de los signos, símbolos y significados que estas contienen.
Permite la comprensión de contenidos abstractos, facilita las lecturas complementarias, la aparición de nuevos conceptos, la recuperación de recuerdos, relaciones y conexiones. Promueve la comunicación, la imaginación y la expresión de emociones.
Con estas sencillas actividades, el amor por la lectura se desarrollará de forma natural en los alumnos desde niños. Paulatinamente, los maestros y profesores harán posible que se conviertan en lectores por placer, con todas las consecuencias positivas que eso tendrá para su desarrollo personal a lo largo de su vida.
El hábito se construye a diario
Esta es una verdad incontrovertible: los días del libro, del idioma, o los concursos esporádicos que tienen como centro la lectura, son incapaces por sí solos de crear el hábito lector.
Un plan duradero requiere del trabajo en equipo y la participación comprometida de personas, colectivos y entidades interesadas en la educación y la cultura.
Se necesita paciencia, no atender de manera irreflexiva a las presiones del mercado y sus éxitos o best sellers, y sobre todo, no pretender que los niños o adolescentes se conviertan en ratones de biblioteca.
Por otro lado es fundamental que se disponga de libros y de buenas selecciones, acorde a gustos e intereses diversos. Y crear dinámicas para convertir la biblioteca en un espacio donde acontezcan cosas interesantes.
En ese sentido, se han de organizar actividades colectivas e individuales de promoción de la lectura, enlazadas a libros, películas, música, teatro y cualquier otra manifestación cultural. La lectura es un asunto transversal y nada de lo que atañe a la humanidad le es ajeno.
Bibliografía
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