Como es sabido, la gran mayoría de los niños tienden a pasar mayor tiempo con la madre. Sin embargo, un estudio científico logró comprobar la importancia del rol de los padres, quienes sin duda marcan a fuego la vida de sus hijos.
Pues, tal como se viene viendo en la actualidad, muchas parejas deciden compartir funciones a la hora de criar hijos, por lo cual ambos trabajan y realizan tareas domésticas concernientes al hogar y al cuidado de los más pequeños.
Descubre en este artículo los ocho motivos que la ciencia brindó para demostrar el peso del rol de los padres para la crianza de los chicos, tal como sostiene la investigación realizada por la Universidad Estatal de California.
El rol de los padres, ¿fundamental para la vida del hijo?
Es innegable, afortunadamente los padres están más implicados en la vida de sus hijos, aun siendo epicentro de todo tipo de bromas y críticas respecto a la paternidad. Esto, sin lugar a dudas, es muy beneficioso para toda la familia.
Si bien vivimos enarbolando el rol de la madre como la gran mentora de la vida, del crecimiento y el desarrollo de los niños, la presencia de la figura paterna es una gran ventaja durante las etapas más plásticas de los pequeños.
Por un lado, constituye una gran ayuda para la ajetreada y agobiada madre que suele no dar a basto entre tantas actividades y deberes que implica la vida de mujer. Por otro lado, el padre puede disfrutar de cada etapa del desarrollo de su hijo.
En esta misma línea, los chicos no sufren la ausencia y el vacío propios de un padre ausente, sino que se sienten aún más contenidos y acompañados, por partida doble, lo cual ayuda enormemente a forjar una gran personalidad infantil.
Este estudio justamente se centra en la inversión que durante años viene dándose en los tradicionales roles parentales basados en el género, lo que abre paso a una ampliación del tipo de relación que los hijos mantienen con sus progenitores.
Y ahora sí, las ocho razones para no subestimar el rol de los padres
Afortunadamente, llegó el reconocimiento para la labor de los padres que rompieron un molde arcaico, anticuado, retrógrado y por demás machista. Pues una reciente investigación científica respalda la importancia del rol de los padres.
De este modo, la ciencia se unió al debate y postuló ocho aspectos destacables en torno a la relación entre padre e hijos, capaz de combatir la mirada del padre del pasado y de aniquilar los estereotipos de padres torpes e incompetentes.
- Los padres son clave a la hora del juego. Según estos estudios, los hombres tienen una mayor interacción y peso en el contexto del juego infantil, mientras que las madres están más abocadas en lo que a la planificación y organización se refiere. Recordemos que, a través del juego, los chicos aprenden a controlar su cuerpo y sus emociones, lo cual los impulsa a arriesgarse y ser más ambiciosos.
- Un padre brinda seguridad a su hijo. De acuerdo a este estudio, los padres llevan la bandera de la libertad ubicando a los niños de cara al mundo mientras que las madres, más protectoras, tienden a colocarlos de cara a ellas. De esta manera, la investigación sostiene que los padres alientan a sus hijos a arriesgarse, lo cual puede beneficiarlos en su vida cotidiana a la hora de interactuar con el entorno dado que se sienten más confiados y capaces de solucionar problemas. Dicho de otra manera, las madres damos a nuestros hijos cierta sensación de seguridad y protección frente al mundo, mientras que los padres les transmiten esa fuerza para que salga y explore su mundo.
- Ellos forjan relaciones más sólidas a futuro. Este estudio además sostiene que “la idea que tenían los adolescentes sobre el apego estaba proyectada por la sensibilidad de los padres hacia el juego”, haciendo referencia a la capacidad de los padres para saber cuándo desafiar a su hijo y cuándo bajar el ritmo durante el juego. Este tira y afloja influye sin duda en la relación padre-hijo, dado que la intensifica, por lo que no debe subestimarse. Paralelamente, este vínculo tiende a influir en la capacidad del niño para crear relaciones más fuertes con otras personas a lo largo de su vida.
- Su rechazo afecta más al hijo que el de la madre. Según demostró la ciencia, el amor de un padre suele contribuir más que el de una madre de cara a la formación y desarrollo de la personalidad del hijo. Por añadidura, el rechazo paterno puede ocasionar en el menor problemas de conducta, sentimientos de inseguridad, ansiedad y hostilidad. De igual manera, si un padre repudia a su hijo también contribuye a provocar en el tiempo una serie de problemas en el niño a la hora de crear relaciones sólidas.
- Una mala relación padre e hijo puede causar estrés a futuro. Según este polémico estudio, el amor de un padre tiene claramente gran impacto en el desarrollo del menor, tanto que aquellos niños con una mejor relación paterna presentaban una mejor capacidad para resolver problemas y mantener la calma ante las dificultades. Pues los pequeños que afirmaban haber tenido buena relación con sus padres sobrellevaban mejor el estrés que quienes negaban un buen vínculo con sus padres.
- La importancia de pasar tiempo con papá. Este factor tiende a mejorar la capacidad infantil para conectar con los demás de forma positiva, es decir, de ser empático con su entorno. No obstante, vale aclarar que el informe sostiene que aquello que en definitiva cuenta no es simplemente la cantidad de tiempo, sino más bien la calidad que construirá la percepción del amor en ese vínculo padre-hijo.
- ¿Influencia de la hormona del amor? La investigación demuestra que, ni bien nacen los hijos, en los papás aumentan los niveles de oxitocina, sustancia conocida como “la hormona del amor”, la cual permite un estrecho vínculo padre-hijo, facilitando entonces los fundamentales momentos de juego. Incluso los investigadores creen que el incremento de estas hormonas en los padres está provocado por la crianza en sí, por ejemplo “al coger al bebé y levantarlo, colocarle para que se siente o animarle para que explore y se ría”.
- Los padres también experimentan cambios hormonales tras la paternidad. Así como las mamás sufren una explosión hormonal con la llegada del bebé, la testosterona de los papás disminuye un 30% hasta las tres primeras semanas de vida del infante, de modo que aquí nace su instinto paternal protector y muere todo comportamiento agresivo. En líneas paralelas, aumenta la cortisol, es decir, la hormona del apego.
Bibliografía
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- Landwerlin, G. M. (1997). La participación masculina el el cuidado de los hijos en la nueva família urbana española. Papers: revista de sociologia, 77-99. https://www.raco.cat/index.php/Papers/article/download/25482/25315
- Álvarez-Dardet, S. M., & Hidalgo, V. (1998). La participación del padre en las tareas de crianza y cuidado de sus hijos e hijas. Apuntes de Psicología, 16(3), 333-344. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2893290