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Las 6 fortalezas personales que has de trabajar con tu hijo

4 minutos
Trabajar las fortalezas personales desde la infancia facilitará a los niños disfrutar de lo positivo de la vida y afrontar mejor las adversidades.
Las 6 fortalezas personales que has de trabajar con tu hijo
Última actualización: 10 enero, 2020

Generalmente, la psicología ha estado enfocada en identificar y tratar patologías y problemas de conducta. Afortunadamente, en las últimas décadas se están comenzando a atender los aspectos más positivos y funcionales de la personalidad. Aquellos rasgos y características que pueden conducirnos a una vida plena y satisfactoria. Hoy vamos a compartir las 6 fortalezas personales a trabajar con los niños para acercarlos a la felicidad.

El concepto de felicidad es subjetivo y, como se ha demostrado, no depende tanto de lo que ocurre, sino de la capacidad que tiene la persona para gestionarlo. Por ello, es importante ayudar a los pequeños a desarrollar habilidades que les permitan disfrutar de lo positivo y afrontar lo negativo de una forma adecuada.

Las 6 fortalezas personales

1. Sabiduría y conocimiento, la primera de las fortalezas

Esta fortaleza nos habla del interés natural y genuino por aprender, por descubrir y experimentar. La curiosidad, el deseo por conocer cada día un poco más sobre el mundo y la satisfacción al adquirir conocimientos. Esta fortaleza es propia de personas con una mente activa y creativa, capaz de hallar soluciones innovadoras y de generar ideas sorprendentes.

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También incluye la virtud de tener un juicio crítico y de crearse una opinión personal. El ejercicio de tomar perspectiva, analizar y comprender. Las personas con esta fortaleza se entusiasman al expandir sus horizontes de conocimiento. Para potenciar estas cualidades en los niños, es importante que les demos acceso a información sobre diferentes aspectos, que apoyemos y compartamos sus intereses y alabemos su conocimiento y ganas de saber.

2. Coraje

Se incluye aquí el sentimiento de pasión, energía y alegría de vivir. Incluye la disposición a asumir riesgos, a aceptar las posibles consecuencias y, aún así, intentarlo. Lanzarse a por los sueños y metas personales y perseverar en ellos, sin dejarse abatir por los contratiempos. Igualmente, esta fortaleza alienta a conocerse en profundidad a uno mismo y defender la integridad y valores propios sin miedo.

Quienes poseen coraje perciben la vida como una excepcional aventura y no temen vivirla, mostrándose tal y como son. Para favorecer el coraje en los niños, hemos de enseñarles que el error es parte del camino. Que siempre puedes volver a levantarte y que has de confiar en ti.

3. Humanidad

Las personas con esta fortaleza consideran valiosas las relaciones profundas y disfrutan vinculándose emocionalmente con otras personas. Perciben a los demás como dignos de atención y respeto, y son capaces de comprender tanto sus propios sentimientos como los ajenos. Para favorecer esta cualidad en los pequeños, hemos de ser su mayor modelo y tratarlos con amor, comprensión y respeto.

4. Justicia

Hablamos aquí de cualidades como la solidaridad, la empatía y la protección de los otros. La lealtad, la capacidad de cooperar y trabajar en equipo, y de mostrarse comprensivo y compasivo con los demás. Quien posee esta fortaleza es un buen amigo, una buena persona y un buen líder. Enseñemos a los niños a ponerse en la piel de otras personas, a tratar de entender sus situaciones y emociones. Motivémosles a acoger, a ser tolerantes y sensibles con los otros.

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5. Templanza

Esta fortaleza trata sobre la capacidad de tener un pensamiento flexible. De interpretar las circunstancias y los actos de otros con benevolencia, sin necesidad de venganza. Incluye la capacidad de reconocer los méritos y logros propios, pero comprendiendo que todo el mundo tiene algo que aportar. Además, resalta la capacidad de controlar los impulsos y actuar de la forma que resulte más beneficiosa a largo plazo.

Para desarrollar la templanza en los niños, hemos de enseñarles a no reaccionar, sino a actuar con calma. A tener en cuenta las consecuencias de los actos y a analizar antes de emitir un comportamiento.

6. Trascendencia

Por último, encontramos el valor de sentir paz y agradecimiento por todo lo bueno que nos rodea. La habilidad de identificar lo positivo y disfrutar, y deleitarse con ello. Igualmente, el sentido del humor, la capacidad de relativizar lo negativo y la esperanza en que el futuro será agradable y exitoso. Para ello, hemos de fomentar en los niños la costumbre de detectar los acontecimientos positivos de su vida y potenciar el optimismo.

Fortalezas y felicidad

Dedicar un esfuerzo a desarrollar estas fortalezas personales en los niños no los librará de sufrir experiencias desagradables. Pero sí les proporcionará una personalidad capaz de apreciar lo positivo, aprender de las adversidades y mirar siempre la vida con optimismo y confianza.


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