Cada niño busca la forma más cómoda para cubrir una necesidad básica como es la de succionar, por lo cual esta opción suele ser el chupete. Desde que están en el vientre materno, los bebés se chupan el dedo. Después que nacen lo pueden cubrir alimentándose con el pecho de su madre y a veces siguen chupándose el dedo. Aunque succionar no tiene ninguna función alimenticia, es un hábito difícil de eliminar.
El chupete tiene un gran significado para los niños que lo utilizan, se ha convertido en un importante objeto de consuelo. La presión que ejerce sobre el paladar ayuda al niño a calmarse. Esto es importante, porque le permite sobrellevar las circunstancias que le genera ansiedad en la vida diaria. Durante la noche lo calma para que pueda dormir con facilidad, puesto que lo relaciona con la madre.
Con el pasar del tiempo esta necesidad desaparecerá de forma natural sin presiones. En la mayoría de los casos el chupete comienza a ser dejado a los dos años. Sin embargo, en ocasiones algunos niños continuarán usando el chupete después de los 36 meses.
¿Es un problema si el niño no quiere dejar el chupete?
Algunos pequeños necesitan succionar más tiempo que otros. Esto sucede particularmente cuando el niño lo utiliza en determinados momentos. Por ejemplo, se hace más difícil dejarlo cuando lo usa para dormir o aliviar el estrés.
Es una conducta normal si desaparece sola, sin forzarlo. El problema es lo siguiente, si en lugar de disminuir su uso, lo aumenta. Por esta razón se debe observar si lo utiliza de forma insistente.
En este caso, es conveniente que los padres se pongan firmes para enfrentar la causa principal. A veces los padres lo pueden afrontar solos, pero en algunos casos es preciso acudir a un especialista.
Generalmente a los padres les tranquiliza el uso del chupete, porque en este hábito influye el tiempo y las consecuencias. No obstante, chuparse el dedo puede durar hasta la adultez. Además, se cree que chuparse el dedo por mucho tiempo puede generar deformación dental y de la mandíbula.
¿Por qué el niño no quiere dejar el chupete?
Según los expertos, el niño no quiere dejar el chupete por tres posibles razones, estas son:
Por asociación
Esta razón, es muy común entre los niños ya que el chupete lo asocian con el sueño. Este objeto lo tranquiliza de una forma que se queda profundamente dormido. De lo contrario, es probable que la ausencia de este haga que el niño se despierte durante la noche reclamándolo. En ocasiones no se calmará hasta que lo tenga.
Necesidad de succionar
Esto puede ocurrir cuando todavía el niño se esté alimentando de la leche materna. Sin embargo, es importante observar si está tomando la leche o solamente está chupando el pezón. El reflejo de succión es algo natural en los bebés, esto se mantiene hasta los 4 años de edad.
Muchos niños sustituyen el pecho de la madre por el chupete. Mayormente se chupan el dedo pulgar u otros dedos solo para saciar esas ganas de succionar.
Estado de calma
Al tener su chupete en la boca, el niño entra en un estado de calma y satisfacción. Es un tranquilizador muy efectivo para poder calmar al pequeño de manera inmediata.
¿Cómo ayudar al niño a dejar el chupete?
Si el niño mantiene una relación saludable con el chupón, no hay de qué preocuparse porque lo dejará pronto. No obstante, se le puede echar la mano, por ejemplo, ofreciéndole herramientas con las que pueda sustituirlo. No es recomendable discutir con el niño, ya que le causará más tensión y más necesidad hacia el chupete.
Otras alternativas para ayudarlo pueden ser:
- Encontrar un lugar específico para el chupete. Colocar el chupete donde no sea de fácil acceso. Al no tenerlo a la mano es más fácil de que distraiga en otra cosa.
- Sustituirlo por otro objeto. Puede ser algo que le sirva de consuelo como un muñeco por ejemplo.
- Observar su conducta al pedir el chupón. Si se siente tranquilo o se siente agobiado, los padres deben tratar de abrazarlo, jugar con el niño para poder calmarlo.
Bibliografía
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