Las emociones de los pequeños, como ocurre también con los adultos, pueden llegar a ser como una montaña rusa en la que den rienda suelta a sus rabias y disgustos. En esos momentos, los padres necesitan ayudas para controlar la ira de sus hijos. ¿Cómo lograrlo?
Por qué resulta difícil controlar la ira
Lo que no podemos negar es que la sociedad actual cada vez se ha vuelto más a favor de no reprimir las emociones y dar rienda suelta a nuestros disgustos, lo que ha llevado a que cada vez se tenga menos autocontrol y autodominio.
Como bien sabemos todos, los niños aprenden observando el comportamiento de la gente que les rodea y especialmente de su familia, por tanto lo primordial para controlar la ira de los pequeños es controlar la nuestra propia y así ponerles un buen ejemplo.
«En nuestra cultura permisiva, los adultos y los niños oyen constantemente mensajes que nos convencen de que podemos hacer lo que queramos.«
-David Walsh-
Según los expertos, si no nos ponemos manos a la obra con nuestros hijos, no solo será cuestión de que estos nos avergüencen cuando tengan un ataque de ira en público o en casa, sino mucho más grave que eso, estaremos impidiendo en ellos los cambios neuronales asociados con un carácter sólido y maduro en su futuro.
Aprende a controlar la ira jugando
Con los juegos se pueden conseguir más cosas en los pequeños de las que imaginamos, y será una forma sana y divertida de ir puliendo la personalidad y las emociones de los niños.
Podemos preparar y representar escenas de lo que les puede ocurrir en clase cuando un niño les provoque o cuando no salen las cosas como ellos quieren. ¿Cómo reaccionarán? ¿Serán capaces de controlar la ira? Pedir al niño que represente cómo actuaría en ese momento, nos puede ayudar como padres a darnos cuenta de sus progresos.
«La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia».
-Robert G. Ingersoll-
10 ayudas para su autocontrol
La primera ayuda o herramienta y la más importante, como ya hemos hablado antes, es el propio ejemplo de los padres. Se ha demostrado que en nuestro cuerpo existen lo que se conoce como «neuronas espejo», y tienen la función de imitar lo que ocurre en nuestro alrededor. Por lo tanto, si somos los primeros que reaccionamos de una manera calmada, nuestros hijos lo agradecerán e imitarán.
Crear su propio juguete antiestrés. Puede ser creado por el mismo niño para aprender a controlar la ira, como una bolita antiestrés. Por ejemplo, un globo dentro de otro globo y relleno de arroz y que lo personalice poniendo su nombre en él.
Dibujar con el niño un círculo de opciones para controlar la ira. Por ejemplo, una cartulina con varias cosas a escoger y que podrá hacer, si es capaz de controlar las emociones.
Se ha demostrado también que tocar agua o arena puede relajar los momentos de ira en el niño. Así podemos tener un cubo y meter las manos del pequeño en el agua, dejándole hacer círculos o formas que le relajen.
Crear un gráfico de palabras clave que estén en su habitación y a la vista. Por ejemplo, un semáforo con los resultados colores principales y que los relacione con su comportamiento. Rojo: Para, y piensa antes de actuar. Amarillo: Precaución y piensa en las consecuencias. Verde: Adelante con el buen comportamiento.
Dejar un lugar en casa para que el niño pueda calmarse por unos instantes, quizá puede ser su habitación o algún lugar decorado por él mismo y que le propicie el relax.
Soplar en el aire burbujas. Con este método o juego lo que se consigue es controlar la respiración y por tanto, calmar la ira.
Escuchar música relajante. Va a propiciar un buen estado de ánimo.
Controlar la respiración. El inflar y desinflar su abdomen como un globo le ayudará a relajarse y a controlar la respiración.
Leer historias y cuentos infantiles en el que se sientan reflejados con el protagonista, les ayudará a detectar cuándo ha tenido un buen o mal comportamiento.
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