Según un estudio publicado en The Journal of Neuroscience en 2016, existe evidencia que relaciona el desarrollo de algunas estructuras cerebrales con el vínculo entre la madre y la hija. Así mismo, impresiona que este fenómeno se transmite de generación en generación, a través de la línea materna.
¿Será que la naturaleza hizo especial esta unión afectiva entre las mujeres de la misma sangre? ¡Entérate más!
El vínculo madre e hija
El objetivo del estudio en cuestión era determinar la influencia de la mujer en el desarrollo de algunos patrones estructurales en el cerebro de sus hijos. En especial, si existía alguna evidencia física de la transmisión de enfermedades psiquiátricas entre las mujeres, tal como sugerían ensayos previos.
Sin embargo, es importante destacar algunos puntos acerca de la interpretación de estos estudios:
- Los resultados no se pueden generalizar en todos los casos, ya que reflejan lo observado en determinadas poblaciones y circunstancias.
- Si bien un padre o madre puede heredarle cierta predisposición a un hijo de padecer tal o cual enfermedad, esto no implica que la patología finalmente se manifieste. Además de los factores genéticos, las características del entorno influyen bastante.
Este estudio analizó a un grupo de 35 familias sanas y evaluó el volumen de materia gris presente (VMG) en el circuito cortico límbico del cerebro, que está fuertemente asociado a regulación de las emociones.
Dentro de él se encuentran dos estructuras importantes: la amígdala y del hipocampo. Ambas se relacionan con las respuestas emocionales y una disfunción en cualquiera de ellas puede dar lugar a ciertos trastornos del ánimo, como la depresión, la ansiedad o el miedo.
Cuando se compararon los resultados, se observó una mayor semejanza en el VMG del circuito límbico en el par madre e hija con respecto a los otros pares (madre e hijo, padre e hijo, padre e hija). Esto podría explicar los efectos intergeneracionales en la regulación de las emociones de la descendencia.
¡No saquemos conclusiones precipitadas!
Ahora bien, despejemos algunas dudas acerca de lo que implican estos resultados:
- ¿Acaso el vínculo entre ambas es más fuerte que los otros vínculos interfamiliares? No, porque las relaciones humanas están influenciadas por muchos factores, más allá de cómo se conforman las estructuras cerebrales.
- ¿Quiere decir que aquellas madres que tienen algún trastorno del ánimo necesariamente se lo transmiten a sus hijas? Tampoco, ya que como hemos dicho, los factores del ambiente también influyen en el desarrollo de las patologías.
En este sentido, la epigenética vino a enseñarnos que las influencias biológicas van de la mano de las influencias ambientales.
Cada vínculo es único
La clave para pensar los vínculos es saber focalizar en su singularidad, ya que no existen reglas universales ni se pueden generalizar recetas.
Las relaciones se construyen a lo largo del tiempo y se necesita compartir muchos momentos para lograr conocerse y comprenderse. El vínculo entre una madre y una hija no es la excepción y la fortaleza de mismo requiere de la implicación de ambas partes.
La importancia del apego
La relación entre los progenitores y los hijos tiene una base muy importante en el apego.
El concepto de apego forma parte de una teoría propuesta por John Bowlby, quien postuló que los seres humanos tenemos la tendencia a establecer relaciones afectivas con las personas, en busca de proximidad, seguridad y cariño.
La relación de apego que se establece en los primeros años de la vida influye en el desarrollo de la autoestima, la seguridad, y en la motivación para explorar de nuestros hijos.
El apego permite a los niños sentirse queridos y protegidos y requiere que los padres se muestren sensibles y disponibles a sus necesidades. También, que pasen tiempo e interactúen con ellos.
La biología no es el destino
A partir de los resultados del estudio comentado, es importante rescatar algunas ideas centrales. Especialmente, porque todo lo que concierne a las influencias genéticas suele desembocar en la culpa de los progenitores.
Si bien es posible que la biología tenga un papel importante en la presencia o ausencia de ciertas características de nuestros hijos, no determina todo por sí misma.
El entorno en el que se desenvuelve una persona y su familia también ejercen una influencia en el desarrollo cerebral, sobre todo a edades tempranas de la vida. De allí se sustenta el hecho de que una red de contención sirve como un factor protector y de resiliencia para aquellos casos en los que existe cierta predisposición a padecer trastornos del ánimo.
Bibliografía
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- Garrido-Rojas, Lusmenia (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para lasalud. Revista Latinoamericana de Psicología, 38(3),493-507.[fecha de Consulta 8 de Septiembre de 2021]. ISSN: 0120-0534. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80538304
- Yamagata B, Murayama K, Black JM, Hancock R, Mimura M, Yang TT, Reiss AL, Hoeft F. Female-Specific Intergenerational Transmission Patterns of the Human Corticolimbic Circuitry. J Neurosci. 2016 Jan 27;36(4):1254-60. doi: 10.1523/JNEUROSCI.4974-14.2016. PMID: 26818513; PMCID: PMC4728726.