El valor educativo de la sobriedad

Hablamos en este artículo sobre la importancia y sobre el valor educativo de la sobriedad en la educación de nuestros hijos.
El valor educativo de la sobriedad
María Matilde

Escrito y verificado por la pedagoga María Matilde.

Última actualización: 21 mayo, 2020

En una sociedad en la que no dejamos de movernos, no dejamos de hacer, ni de comprar ni de consumir, la sobriedad como valor educativo tiene mucho sentido. En la medida en que el valor de la sobriedad nos ayuda a las personas a poder concederle a las cosas su justo valor y nos permite reflexionar sobre cuáles de todas esas cosas que hacemos, y queremos, son realmente importantes y necesarias.

Significado de sobriedad

Si nos referimos al comportamiento de una persona, la sobriedad hace referencia a la moderación, prudencia o a la templanza en su conducta. Así, la sobriedad está vinculada con el carácter de un individuo, el cual es capaz de saber administrar su tiempo y sus recursos para poder vivir sin caer en excesos.

Es decir, una persona sobria es aquella capaz de manejar sus apetitos y sus impulsos, y establecer, de forma racional, un límite entre lo que es razonable y lo que es excesivo o poco moderado.

“La sobriedad es un lujo para poder ser libre”.

-Pepe Mujica-

Madre con su hija enseñándole el valor educativo de la sobriedad.

El valor educativo de la sobriedad

En el contexto social cobra mucho sentido el valor educativo de la sobriedad, porque la sobriedad nos enseña a evitar los excesos y el acúmulo de cosas materiales, sin pensar en cómo esto repercute en el medio ambiente.

La sobriedad nos ayuda a preocuparnos menos por satisfacer deseos y caprichos superficiales,y nos ayuda a preocuparnos más por luchar como sociedad, por ejemplo, por un Sistema Sanitario fuerte que vele por la salud de todos.

Por lo tanto, tanto padres como educadores, no debemos perder de vista que la sobriedad es un valor importante en el que educar a los hijos y alumnos.

La misma realidad nos los está reclamando y estamos aprendiendo a marchas forzadas que cada cosa tiene su justo valor, y que, entonces, la educación debe contribuir a que las nuevas generaciones sean capaces de distinguir y establecer cuáles son las prioridades necesarias para construir un mundo mejor.

Aprendiendo a ser sobrios…

Siempre es prioritaria una educación basada en valores. Entre estos valores, queremos destacar el de la sobriedad y una formación orientada a evitar excesos en la vida de las personas.

Madre hablando con su hijo sobre el valor educativo de la sobriedad.

Así, hoy más que nunca, es primordial educar individuos capaces de priorizar lo necesario de lo superfluo. Formar personas que prioricen el bien común y la sostenibilidad como forma de construcción social. Y todo ello supone enseñar acciones tales como:

  • No depender ni sucumbir a un constante consumismo. Saber distinguir entre aquello que es necesario para vivir, de aquello que no es más que un capricho o dictamen de las modas y las grandes industrias.
  • Evitar todo tipo de excesos. En la compra de bienes materiales, en general, en el uso excesivo de la tecnología y en el consumo de sustancias nocivas (drogas, alcohol, medicamentos…). Y evitar, también, los excesos relacionados con nuestros comportamientos. Es decir, aprender a ser conscientes de los contextos y de cuáles son los límites para nuestra verborragia e histrionismo.
  • Hacer un uso responsable de los bienes y de los servicios, siendo conscientes de la repercusión que ello tiene en nuestro medio ambiente, así como también en las personas y sus condiciones laborales y salariales, que están detrás de la producción y prestación de esos bienes y servicios.
  • Construir los individuos, personalidades basadas más en la introspección, autodisciplina y en la reflexión, y no tanto en la necesidad y dependencia de la opinión de los demás.
  • Aprender a llevar una vida equilibrada. Para lo cual, es necesario un modo de vida controlado y organizado en función de objetivos personales. Una vida con tiempos adecuados tanto para las obligaciones familiares y laborales, como para el ocio y la diversión.

Sobre el valor de la sobriedad

Hoy, más que nunca, somos conscientes de lo complicado que es encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social. Y, en este sentido, educar en el valor de la sobriedad cobra mucho sentido, porque las personas debemos aprender a darle el verdadero y justo valor a las cosas.

Y, así, de esta forma, con nuestra actuación individual, podemos contribuir para que todos juntos podamos conseguir dicho equilibrio.


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