Tus hijos no te deben nada: las claves del agradecimiento

Mucho se ha dicho acerca de las claves de la paternidad y de los esfuerzos que supone ser madre o padre de un pequeñín. Nuestra generación ha asumido que criar es un arduo trabajo que merece ser compensado, pero tal vez no sea así. Sigue leyendo y te contaremos.

“Lo agradecerás cuando seas adulto” y “los hijos deben ser agradecidos” son algunas de las frases que repetidas hasta el cansancio dejan ver que muchos padres aspiran que todo lo que hacen por su descendencia sea retribuido o, por lo menos, reconocido en clave de agradecimiento

Pero la verdad es que esta manera de asumir la maternidad o la paternidad solo llevará a los progenitores a ser víctimas de frustraciones e, incluso, a dejar espacio a sentimientos negativos que pueden surgir ante la ausencia de lo que creían indispensable: que sus hijos se mostraran agradecidos por todas y cada una de sus acciones en pro de la crianza.

La crianza no es sacrificio ni obligación

Parece sencillo, pero debemos ser honestos y aceptar que es muy difícil cambiar nuestra percepción de la labor de ser padres.

El ejemplo que recibimos cuando nosotros éramos los hijos pequeños nos aleja de la posibilidad de ver la crianza desde otra perspectiva.

“El niño no te debe nada, no tiene que devolvértelo”, Osho

En algún momento de nuestras vidas nos convencimos de que criar era sacrificio y entrega, esfuerzo y trabajo arduo, por lo tanto debíamos esperar a cambio el eterno agradecimiento de nuestros hijos, porque sin nosotros no hubieran crecido y madurado de la manera en que lo hicieron.

Nos creemos indispensables en sus vidas, y vaya que estamos equivocados porque nuestros hijos pueden ser atendidos y cuidados por cualquier persona que quiera asumir esa tarea

Esa verdad duele, ¿cierto? Entonces, si otras personas están en la capacidad de criarlos, solo porque así lo quieren, ¿por qué persistimos en relacionar la crianza con una obligación?

Visión sobre el agradecimiento

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Una visión parecida sobre el agradecimiento es la descrita por el pensador de origen indio Osho en el Libro del Niño, Una Visión Revolucionaria de la Educación Infantil, donde expone lo siguiente:

“Las madres solían pensar que estaban haciendo un gran sacrificio por sus hijos (…) Eso fue perjudicial, porque el amor no tiene que ser obligación y no se debe hablar de ello.

Amas porque te sientes feliz. No le estás haciendo nada al niño; estás haciendo algo porque te gusta hacerlo.

El niño no te debe nada, no tiene que devolvértelo. Te gusta ser madre y le debes estar agradecida al niño”.   

Así que a partir de este momento te invitamos a ver la crianza como una oportunidad para hacer lo que quieres con esa personita que amas.

Deja a un lado las recetas de los gurús de la enseñanza y la crianza perfecta. Esos son nombres para publicitar ideas y estilos de vida que no son aplicables de manera permanente en nuestro día a día.

No esperes otra cosa de tus hijos que no sea su bienestar, alegría y libertad

Lo mejor será que seas tú el autor del método con el que tratarás a tus hijos. Los postres, los baños de agua tibia, las medicinas, los mimos y los cuentos los darás de acuerdo al ritmo que dicte tu intuición y nada más.

Confía en ti y agradece tener entre las manos la oportunidad aportar al mundo mujeres y hombres responsables.

Intenta cambiar paradigmas

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De acuerdo a la visión de Osho, “la vieja generación no estaba agradecida al niño. Siempre esperaban que el niño estuviera agradecido. Y cuando se daban cuenta de que no lo estaba, se sentían muy frustrados”.

Y esto es precisamente lo que queremos evitar: las frustraciones, porque estas son la llave para abrir la puerta hacia un sinfín de situaciones y sentimientos tan dolorosos como inútiles.

Nada contra la corriente en el mar de la crianza que impone y obliga. Así verás que todo lo que logres pescar será bueno y gratificante, tanto para ti como para tus hijos.

No esperes otra cosa de tus hijos que no sea su bienestar, alegría y libertad.

Cuando los veas sonreír asume que esa deuda imaginaria ha sido saldada con ese gesto de amor.

Cuando recibas un abrazo, no lo atribuyas al hecho de que el niño quiere agradecerte, mejor piensa que te estrecha en sus brazos porque quiere.

Cuando asumas la crianza desde la libertad que implica hacer las cosas porque quieres y no por obligación.

Dejarás de esperar retribuciones y gozarás con cada momento al lado de tus pequeños, que un día serán grandes y te pagarán con la mejor moneda: el amor.

Bibliografía

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