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Tu pareja, tu mayor espejo

4 minutos
La pareja es el espejo donde se proyectan nuestras mayores virtudes y nuestros mayores miedos. Aprende a reconocer el reflejo para ser más felices.
Tu pareja, tu mayor espejo
Última actualización: 04 febrero, 2022

¿Alguna vez te has encontrado a ti misma enfadándote por cualquier pequeño gesto o comentario sin importancia de tu pareja? Quizá hasta tú misma te preguntes por qué te molestan tanto esas cosas tan simples, por qué te sacan tanto de tus casillas. Tal vez, incluso, llegues a sentirte culpable por esos arrebatos del momento a los que no encuentras sentido lógico.

Pues bien, cuando algún tipo de comportamiento nos molesta excesivamente sin saber muy bien por qué, lo más probable es que no te estés enfadando con tu pareja, sino contigo misma.

Tu pareja, tu mayor espejo

Todas las personas con las que tenemos relaciones significativas funcionan para nosotros como espejos. Proyectamos en la interacción con ellos nuestras virtudes y nuestros defectos. Aquello que nos encanta de una persona y también lo que más odiamos de ella, habla de nosotros mismos.

Cuanta más cercanía e intimidad haya en una relación, más nítido será el reflejo. Es por esto que nuestra pareja se convierte en la mayor proyección de todas nuestras virtudes y todos nuestros aspectos por sanar.

El problema surge, precisamente, cuando la interacción con la pareja nos muestra nuestra propia sombra. Esa parte de nosotros mismos que no nos hemos permitido ver y que no reconocemos como propia. Aquella de la que no tenemos conciencia y que rechazamos totalmente.

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Por ello, cuando nuestro compañero arroja luz sobre ese área desconocida o evitada de nosotros mismos, reaccionamos. Nuestra pareja nos obliga a mirar de frente nuestros asuntos olvidados y eso nos enfurece y nos asusta.

¿Cómo se manifiesta el espejo?

Es importante saber que el reflejo se produce de diversas formas, y no siempre es de manera lineal. Muchas veces nos habla de la relación que tenemos con nosotras mismas.

Si sientes que tu pareja es desconsiderada contigo y no te tiene en cuenta, no quiere decir que tú le hagas lo mismo a él. Al contrario, probablemente tú seas una persona entregada y servicial que, sin embargo, termina dejándose a sí misma en último lugar.

La relación con tu pareja te estará mostrando cómo tú misma no te tienes en cuenta. Por eso saltas ante cualquier conducta de independencia de tu compañero. El problema no es que él te quiera dejar de lado, es que te lo estás haciendo tú.

Por otro lado, puede que consideres que tu pareja es demasiado sumisa y con falta de iniciativa, y eso te moleste. Probablemente, tú seas alguien acostumbrado a liderar, imponer y tener razón. ¿No es lógico que te emparejes con una persona capaz de amoldarse? Su conducta te irrita pero, finalmente, te está reflejando una parte de tu personalidad.

¿De dónde surge la sombra?

La pareja, al ser el contexto de apertura emocional por excelencia, hace que resurjan las memorias de nuestro primer vínculo: la relación infantil con nuestros padres. Las cicatrices y vivencias no resueltas con ellos salen a la luz en presencia de una relación amorosa.

Todo lo que nos dañó de la relación con nuestros padres, lo que nos faltó de ellos, lo que nos hicieron sentir, resurge y se proyecta en nuestro vínculo de pareja, buscando sanar.

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A menudo, lo hacemos poniendo en marcha conductas disfuncionales de forma inconsciente. Puede que tendamos a la dependencia emocional, cediendo en todo a la voluntad de nuestra pareja y esperando su amor a cambio. Puede que optemos por colmar de atenciones a nuestro compañero, buscando que nos necesite.

Sea como sea, la respuesta del otro no nos satisface y, al no encontrar lo que buscamos, volvemos a reaccionar como aprendimos en la infancia: nos enfadamos, nos volvemos hirientes o tratamos de huir. Sin embargo, nada de lo que haga nuestra pareja será suficiente, pues no es su amor el que buscamos, si no el de papá y mamá.

¿Cómo usar el espejo con tu pareja?

  • Tomar responsabilidad por lo que está ocurriendo en la relación y dejar de culpar al otro.
  • Ser consciente de que el conflicto me está enseñando algo que no he trabajado a nivel personal.
  • Antes de reaccionar en automático, preguntarme por qué me ha molestado esa conducta y qué tiene que ver conmigo y con mi historia.
  • Conocer nuestras heridas y trabajarlas para que no guíen nuestro presente.
  • Ser consciente de que si deseo una pareja madura, responsable, atenta y amorosa, primero tengo que darme todo eso a mi misma.

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Jung, C. G., Campbell, J., Wilber, K., von Franz, M. L., Bly, R., Dossey, L., ... & Nichols, S. (1991). Encuentro con la sombra. El poder del lado oculto de la naturaleza humana. Barcelona: Kairos.
  • Feeney, J., & Noller, P. (2001). Apego adulto. Bilbao: Desclée de Brouwer.

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