Pocos instantes son tan maravillosos como cuando conectamos visualmente con nuestros hijos recién nacidos. Ese instante en que tu bebé te está mirando se despiertan en ti múltiples sensaciones, pero… ¿qué es realmente lo que ellos están viendo? ¿diferenciará el rostro de su mamá de los otros miembros de la familia?
La vista y los ojos de un bebé experimentan muchos cambios a lo largo de sus 6 primeros meses de vida. Estar pendientes de cada matiz, de la forma en que mantiene la atención sobre los objetos, es algo de lo que debemos estar muy pendientes. Porque los ojos, son ese canal imprescindible y maravilloso desde el cual, nuestros hijos deben descubrir el mundo.
Ahora bien, estamos seguros de que no te sorprenderás al conocer este dato, pero durante las primeras semanas de vida de un niño solo existen dos aspectos imprescindibles en los cuales fijar toda su atención: tú y la leche. Una cosa y la otra simbolizan ese instinto primario de supervivencia. No obstante, también ocurrirá algo fascinante.
Tu niño va integrar tu rostro como algo significativo en su cerebro. A medida que te vea más veces más te buscará y más se alegrará de verte. El instinto de supervivencia se combina entonces con el poder de los afectos y ese vínculo es algo que no se romperá nunca.
Hoy en nuestro espacio te invitamos a descubrir diversos aspectos de la visión de los bebés que seguro te son de gran ayuda.
Te estoy mirando mamá, porque estás cerca de mí
La visión de los bebés está genéticamente programada para conectar con las personas, y en especial, con sus progenitores. Lo recién nacidos disponen de una visión muy borrosa para las largas distancias. No ven con claridad objetos que estén situados más allá de los 30 o los 40 cm.
Su escasa agudeza visual para las largas distancias durante los primeros momentos de vida responde también a un instinto de supervivencia: reducir el estrés, el miedo y la ansiedad para poder concentrarse en lo que es importante, los rostros que lo rodean, el pecho de mamá o en su lugar, el biberón.
Descubramos a continuación más detalles interesantes.
El recién nacido establece un rápido contacto visual con su madre
- Te está mirando, te ve y sabe quién eres. Pocas cosas son tan importantes como permitir que exista un encuentro íntimo y prolongado entre la mamá y el niño justo después del parto. No solo se establece un primer contacto visual, el contacto piel con piel confiere seguridad, sino que además, se aplaca el estrés y se crea ese primer vínculo entre ambos.
- Los rostros están llenos de fantásticos estímulos para un recién nacido: hay un boca que emite sonidos, unos ojos que miran y se mueven y un rostro con contornos que delimitan todo lo que es importante para un bebé.
Es algo fantástico para ellos.
Mi bebé bizquea
No te preocupes, es algo completamente normal. Durante los primeros 6 meses de vida es algo habitual: el cerebro “está aprendiendo” a fijar la atención y debe madurar dicho proceso que, aunque no lo parezca, es sumamente complejo.
- Es común ver bizquear a los bebés durante las primeras 2 o 4 semanas de vida. Su visión aún no es lo suficientemente precisa y es común que en ocasiones, nos asustemos un poco al ver cómo entrecruzan los ojos.
- Hemos de tener en cuenta que la mayoría del desarrollo visual de un niño se lleva a cabo en el cerebro, no en los propios ojos.
- Así pues, uno de los mayores desafíos para el cerebro en desarrollo es coordinar las señales visuales de un lado y de otro. Las señales nerviosas de los ojos viajan a través de los nervios ópticos y se separan a ambos lados del cerebro.
Es un proceso muy complejo que requiere tiempo, para que finalmente, exista una adecuada coordinación de cada ojo hacia la dirección deseada.
Principales momentos madurativos en la visión de un bebé
- A los dos meses disfrutamos ya viendo cómo nuestros hijos siguen nuestra cara, nos están mirando entre sonrisas o atienden con gran interés ese juguete que le enseñamos dirigiéndose incluso a izquierda y a derecha. No obstante, su nivel de atención no se mantiene mucho tiempo.
- A los dos o tres meses un bebé es capaz de distinguir caras y de asustarse ante extraños que nunca ha visto.
- A esta edad es cuando más va a disfrutar de los estímulos visuales, de los juguetes móviles sobre la cuna. No obstante, puesto que su nivel de atención decae con facilidad, agradecerá cualquier estímulo novedoso y divertido que le ofrezcas.
- El siguiente gran hito visual se produce a los 6 meses de edad. Es ahora cuando los 2 lados del cerebro ya están en un nivel óptimo de coordinación y maduración.
- Los niños ahora son muy curiosos, atienden, buscan, descubren y lo más importante, su coordinación ahora es perfecta. Podemos cubrirles un ojo y con el otro seguirán buscando un estímulo. No obstante, si tu niño tiene ya 6 o 7 meses y sigues percibiendo que bizquea o que uno de sus ojos se entrecruza de pronto, no dudes en consultarlo con tu pediatra y el oftalmólogo.
El color de ojos de un bebé
Existe un mito muy común. Es aquel que todos hemos oído tantas veces donde se nos dice que el color azul de los ojos de un bebé se debe a que aún se alimenta de leche materna.
- No hay base científica para mantener tal supuesto. No es cierto. El color del iris, al igual que el pelo y el color de la piel, depende de una proteína llamada melanina.
- Cuando nace un bebé es habitual que sus ojos sean de color gris o azul porque ha pasado mucho tiempo en un entorno oscuro, y sus melanocitos aún no están maduros. Es un proceso que requiere de su propio tiempo y cuyos cambios, iremos viendo día a día.
- Este proceso de maduración y de cambio o no del color de ojos de un bebé avanza de forma diferente en cada niño y depende de la genética. No obstante, a los 6 meses empieza ya a definirse un tono en concreto, el cual, será definitivo a los dos años de edad.
Para concluir, pocas cosas son tan mágicas como ese instante en que nos damos cuenta de que nuestro bebé nos está mirando. Sabe que somos alguien importante para él, que nos necesita y que poco a poco descubrirá muchas más cosas de nosotros y de todo lo que lo envuelve.
No descuides el cuidado de los ojos de tu bebé y ante cualquier pequeña anomalía, no dudes en consultarlo con un buen pediatra.