Síndrome de Sandifer en pacientes pediátricos, ¿de qué trata?

El síndrome de Sandifer es un trastorno bastante raro de los bebés. Incluso, puede simular una convulsión. A continuación te detallamos qué es y qué lo causa. ¿Te interesa?
Síndrome de Sandifer en pacientes pediátricos, ¿de qué trata?
Maria del Carmen Hernandez

Escrito y verificado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez.

Última actualización: 30 mayo, 2023

El síndrome de Sandifer es una rara condición de los infantes que puede alarmar a los padres, pero que se maneja con tratamientos y cuidados adecuados.
Si bien impresiona en primera instancia, lo cierto es que no es una afección peligrosa para el recién nacido y su pronóstico es bueno. Aquí te detallamos los síntomas y cómo diagnosticarlo.

¿Qué es el síndrome de Sandifer?

El síndrome de Sandifer es un trastorno neuroconductual poco común de los lactantes que combina síntomas digestivos, como el reflujo gastroesofágico (ERGE), con movimientos anormales de la cabeza y el cuello.

Se cree que estos últimos son una forma de compensación o respuesta protectora del cuerpo a la irritación del esófago causada por el reflujo. Otra característica es que suele afectar a niños entre los 18 y 24 meses.

Así, lo más evidente en los pequeños son episodios de torsión y de arqueamiento del cuello, torsión del cuerpo y retorcimientos laterales de la cabeza.

Estos movimientos pueden parecer extraños y preocupantes, ya que a menudo muchos padres creen que se trata de convulsiones. Sin embargo, a diferencia de estas, el síndrome de Sandifer no está asociado con una actividad eléctrica anormal en el cerebro.

Causas del síndrome de Sandifer

Si bien no existen certezas respecto a la causa exacta, se considera que hay una relación estrecha con los problemas esofágicos, gástricos y hernias hiatales. Todos ellos pueden desencadenar la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que es común en la infancia, de acuerdo a una publicación de la revista International Journal of Molecular Sciences.

La ERGE suele causar dolor de pecho y molestias en la garganta, por ese motivo se cree que estos movimientos son tan solo la respuesta que tiene el niño ante el dolor o una manera de aliviarlo. El libro investigativo llamado Sandifer Syndrome sugiere que el 16  % de los participantes con episodios paroxísticos (es decir, episodios que se asemejan a una crisis epiléptica) presentaban ERGE como causa subyacente.

Además, aún falta evidencia científica que justifique su origen en el sistema nervioso, aunque los episodios se asemejen a una convulsión.



Síntomas cardinales del síndrome

Los principales síntomas de este raro síndrome son la distonía y la tortícolis. Esta última hace referencia al movimiento involuntario del cuello, mientras que la distonía es el movimiento y retorsión provocado por contracciones musculares involuntarias. Asimismo, la combinación de dichos movimientos suelen provocar el arqueo de la columna en los niños.

Otros síntomas adicionales del síndrome de Sandifer incluyen los siguientes:

  • Sonidos de gorgoteo.
  • Rumiación.
  • Tos.
  • Cabeceo.
  • Problemas de sueño.
  • Irritabilidad constante.
  • Neumonía recurrente.
  • Mala progresión de peso.
  • Dificultad respiratoria.
  • Tránsito alimentario enlentecido.

Los episodios se caracterizan por movimientos en los que el recién nacido gira el cuello, arquea la columna y echa la cabeza hacia atrás. Este movimiento es lo que lo asemeja a una convulsión. Duran alrededor de 3 minutos, o menos, y pueden presentarse hasta 10 veces en el transcurso del día.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de Sandifer?

Algunos de los síntomas son difíciles de diferenciar de otras afecciones neurológicas, como la epilepsia. Por esto, el médico indica un electroencefalograma (EEG) para analizar la actividad eléctrica del cerebro y descartar otras causas.

Si el EEG es normal, se solicita una prueba de pH a través del esófago para corroborar cualquier signo de acidez estomacal durante 24 hs. Incluso, la impedanciometría intraluminal multicanal es de gran utilidad para diagnosticar el reflujo gastroesofágico, ya que mide el flujo de líquidos, aire y sólidos en el esófago.

Además, mantener un registro de las horas de alimentación y de cuándo aparecen los síntomas puede ser de utilidad para que el médico detecte si existe algún patrón característico del síndrome.



Opciones terapéuticas para el síndrome de Sandifer

El tratamiento del síndrome de Sandifer involucra aquello que reduce los síntomas de la enfermedad de reflujo gastroesofágico. Por lo tanto, según un artículo publicado en la revista Drugs in Context, se aconseja realizar algunos cambios en los hábitos alimentarios, como los siguientes:

  • No sobrealimentar al bebé.
  • Mantenerlo en posición vertical luego de alimentarlo, al menos durante media hora.
  • Si el médico sospecha sensibilidad a la proteína de leche de vaca, eliminar alimentos lácteos de la dieta de la madre que amamanta o cambiar la fórmula por una hidrolizada.

En el caso de que ninguna de estas indicaciones sea útil, el médico podría indicar la siguiente medicación:

  • Bloqueadores de los receptores H2.
  • Antiácidos.
  • Inhibidores de la bomba de protones.

Siempre se debe consultar con el médico los posibles riesgos que este tipo de medicación provoca en los bebés. De hecho, estos fármacos no siempre reducen los síntomas propios del síndrome.

En raras ocasiones, se puede requerir una intervención quirúrgica denominada fundoplicatura de Nissen, que envuelve la parte superior del estómago alrededor del esófago inferior. Esto evita que el ácido ascienda al esófago y provoque dolor. Si existiera una hernia de hiato, también puede aconsejarse una cirugía correctiva del defecto, pues los resultados suelen ser muy favorables.

El síndrome de Sandifer, una condición transitoria

En conclusión, el reflujo gastroesofágico suele resolverse por sí sola alrededor de los 18 a 24 meses, cuando los músculos esofágicos terminan de desarrollarse. Por ende, el síndrome de Sandifer también se resuelve cuando esto ocurre.

Mientras no sea una condición grave, puede ser dolorosa y ocasionar problemas de digestión, afectando el crecimiento.  Por lo tanto, en caso de observar alguno de los síntomas mencionados, no dude en acudir al médico.


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