Episodios paroxísticos no epilépticos en niños

Los episodios paroxísticos se confunden a menudo con crisis epilépticas, pero son mucho más frecuentes que estas.
Episodios paroxísticos no epilépticos en niños

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 13 abril, 2022

Los episodios paroxísticos no epilépticos (TPNE) son un grupo de trastornos recurrentes de aparición brusca y corta duración que aparecen frecuentemente en niños. Son trastornos mucho más frecuentes que la epilepsia, aunque no sean tan conocidos popularmente. Su prevalencia está entre el 5 y el 20 % en la población infantil. Aproximadamente, 10 de cada 100 niños y adolescentes sufren algún TPNE en su vida.

Es importante conocer en qué consisten para saber diferenciarlos de otros trastornos, como las crisis epilépticas o las convulsiones febriles. Si se diagnostican de forma temprana, se puede buscar su causa y evitar tratamientos innecesarios. Aprende más sobre ellos en este artículo.

¿Cómo se clasifican los episodios paroxísticos?

Los episodios paroxísticos pueden ser epilépticos y no epilépticos. Sin embargo, hoy nos centraremos únicamente en estos últimos para estudiarlos con más detalle.

Como hemos dicho, los TPNE incluyen un conjunto de trastornos diversos producidos por disfunciones en el cerebro, con la particularidad de que no son causados por una hiperactividad neuronal, como ocurre con los trastornos epilépticos.

Se pueden clasificar en varios grupos según sus manifestaciones clínicas:

  • Hipoxia cerebral. Son los TPNE más frecuentes. Se ocasionan por una pérdida transitoria de la conciencia a causa de una reducción del flujo sanguíneo cerebral.
  • Trastornos paroxísticos del sueño. Son los que tienen un carácter más benigno, generalmente.
  • TPNE motores. Están caracterizados por movimientos involuntarios y bruscos.
    • Mioclonías benignas del lactante.
    • Tortícolis paroxísticas benignas del lactante.
    • Desviación ocular benigna paroxística del lactante.
    • Síndrome de Sandifer.
    • Espasmos nutans.
    • Tics.
    • Estremecimientos.
    • Hiperekplexia.
    • Discinesias yatrogénicas.
    • Tremulaciones del recién nacido.
    • Estereotipias y ritmias motoras.
  • Secundarios a enfermedades sistémicas.
    • Respiratorios.
    • Cardiacos.
    • Digestivos.
    • Metabólicos.
    • Por fármacos o drogas.
  • Psicológicos o psiquiátricos. Ocurren especialmente durante la adolescencia y son cada vez más frecuentes.
    • Rabietas.
    • Crisis de pánico y ansiedad.
    • Hiperventilación.
    • Pseudocrisis.
    • Autoestimulaciones.
    • Síndrome de Münchausen por poderes.
  • Otros.
    • Migraña.
    • Vértigo paroxístico benigno.
    • Mioclonías del velo del paladar.

Como podemos ver, los TPNE son muchos y muy diversos. A menudo, hemos oído hablar de algunos de ellos por separado, pero debemos saber que se encajan dentro de este grupo para poder entender mejor sus causas. En general, todos tienen un carácter benigno.

Diagnóstico

El diagnóstico es un punto muy importante en los TPNE ya que, como hemos dicho, podemos evitar muchos tratamientos antiepilépticos innecesarios y muchas angustias familiares que, a menudo, surgen a raíz del diagnóstico de la epilepsia.

Episodios paroxísticos no epilépticos en niños.

Para realizar un buen diagnóstico de estos trastornos, hay que estudiar detalladamente la historia clínica y observar cuidadosamente los eventos paroxísticos. En ocasiones, algunos síntomas complican el diagnóstico diferencial. Estos son, por ejemplo:

  • La alteración del nivel de conciencia.
  • Los movimientos anormales.
  • La aparición brusca y repentina, sin previo aviso.

Muchas veces, los errores de diagnóstico se deben al desconocimiento de estos trastornos, o a la sobrevaloración de antecedentes familiares de epilepsia o de antecedentes de convulsiones febriles, por ejemplo.

Una exploración física y neurológica también ayudará a descartar otras patologías. A veces, es necesario recurrir a pruebas complementarias, como el electroencefalograma (EEG). Otras pruebas que pueden ayudar son, por ejemplo:

  • Estudios cardiológicos.
  • Estudios psiquiátricos.
  • Pruebas de neuroimagen.
  • Estudios del sueño.
  • Estudios hormonales.

Tratamiento

Tras un diagnóstico correcto, el tratamiento dependerá del TPNE concreto y de la causa de su aparición. En la mayoría de los casos, no es necesario ningún tipo de tratamiento.

En general, basta con conocer ante qué nos estamos enfrentando para poder descartar la epilepsia, quitar el miedo y normalizar las situaciones.


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