El síndrome del juego inacabado

Los padres nos damos cuenta de que los niños actuales tienen demasiados juguetes. Nuestros hijos suelen tener “de todo”. Esta gran cantidad de juguetes a veces les perjudica porque sufren el llamado “síndrome del juego inacabado”.

Sobre todo lo notamos cuando va a ser su cumpleaños o llega la Navidad y tiene dificultades para elegir un regalo diferente. Esta acumulación de objetos puede ser perjudicial para los niños. Además de la dificultad para guardarlos en las casas modernas, tener demasiados juguetes no les crea un entorno estimulante. Los niños comienzan a jugar y lo dejan antes de divertirse o aprender algo del juego elegido.

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Juegos inconclusos

Los especialistas creen que los niños que tienen demasiados juguetes pueden sufrir el “síndrome del juego inacabado”. Este trastorno se detecta cuando los niños sacan todos los juguetes pero no juegan con ellos o lo hacen durante poco tiempo. Suelen jugar un rato con cada uno de ellos pero a los pocos minutos lo dejan aburridos o agobiados. Es lo que muchos padres y madres llaman jugar “a sacar los juguetes”.

Esto puede influir en su capacidad de concentración y atención. Si pasa de un juguete a otro además el niño no está disfrutando del juego en ese momento. Cuando comienza aprender con el juego cambia a otro sin pensarlo dos minutos. Si les preguntas a qué han estado jugando, en muchas ocasiones no saben decirte qué han hecho o a qué han jugado. Este tipo de juego inacabado suele desconcentrar a los niños y les produce ansiedad.

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La importancia del juego

Para los niños jugar es muy importante para su desarrollo, ya que aprenden a conocer el mundo y la naturaleza jugando. Además les enseña un montón de destrezas importante para su vida. Además es bueno que jueguen con otros niños además de solos. Aprenden a compartir con otros niños y se socializan. Los niños aprenden jugando a colaborar y a resolver problemas por sí mismos.

Los niños además van cambiando su forma de jugar con la edad. A partir de los dos años  ya tienen mejor dominio de su cuerpo y buscan nuevas actividades y experiencias. Los niños con el juego aprenden a comunicarse y pueden ampliar su vocabulario.

Cuando ya entran en el colegio empiezan a poner en práctica en sus juegos lo que han vivido. Los niños juegan a lo que han vivido en el colegio e imitan la realidad. En sus juegos muestran sus problemas, sus alegrías y sus preocupaciones. Como padres podemos jugar con ellos y ayudarles cuando lo necesiten. Pero también podemos llevarles a un parque u otro lugar para que jueguen con otros niños.  El juego al aire libre también es muy importante para los niños.

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Cambiar sus juegos

Aunque los padres queremos que nuestros hijos sean lo más felices posible, a veces tenemos demasiados juguetes puede ser un problema para los niños. Puede que no valoren lo que tienen y no reconozcan el esfuerzo que supone para muchas personas, como los propios padres o los abuelos, que ellos tengan esas cosas. Hay muchas formas de expresar a nuestro hijo el amor que sentimos.

Los niños tienen que valorar no solo los regalos o los juguetes sino los momentos de juego. Cada rato que pasan jugando tiene que ser una gran aventura. Sus juegos tienen que despertar la imaginación de los niños y plantearles retos diferentes.

También tienen que ser un momento de comunicación con los hermanos, los amigos y los padres. Por ejemplo es estupendo que se aficionen a juegos de mesa como el parchís, el monopoly o las cartas. Los niños aprenderán a jugar solos o en equipo y disfrutarán el doble. También juegos de construcciones y que fomenten la creatividad.

 

Juguetes seleccionados

Lo mejor si piensas que tu hijo tiene este síndrome y que está agobiado por tener demasiados juguetes es seleccionar los más convenientes. El resto los puedes guardar en el garaje, el trastero o quitarlos simplemente de su alcance. Cuando ya haya jugado una temporada con estos juguetes puedes sacar los juguetes escondidos. Seguro que los niños los verán con otros ojos y volverá a jugar con ellos con ilusión.

Lo más indicado es que sea el propio niño el que elija los juguetes que más le interesan. Otra buena idea es intentar quitar en su espacio de juego todo lo que puede agobiarle. Una habitación despejada con bastante espacio para jugar es lo más indicado.

 

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