El significado de que tu hijo te regale piedras

Con mucha alegría, tu hijo viene corriendo y te dice ¡mamá, te traje un regalo! Entonces, estira su manito y te sorprende encontrar lo que hay en ella: una piedra. Con ojos adultos, podríamos pensar que no hay nada personalizado en ese obsequio. Sin embargo, esas son interpretaciones que no tienen en cuenta la intención de los niños y cómo las eligen. Veamos un poco más sobre el significado de que tu hijo te regale piedras.

El significado de que tu hijo te regale piedras

Nada más halagador y tierno que recibir un regalo de un niño, así se trate de tu hijo o de tu sobrino. Ahora bien, los más pequeños muchas veces suelen sorprendernos con sus ocurrencias. Por ejemplo, un dibujo puede ser algo más sencillo de interpretar, pero puedes desorientarte un poco si piensas en el significado de una piedra cuando la recibes de obsequio. ¿Cómo ver con otros ojos ese diminuto objeto gris, frío y duro al tacto? Veamos algunas claves para entender qué representan las piedras en un regalo de tu hijo:

Es lo que está a su alcance

En primer lugar, es importante contextualizar. A determinada edad, los niños no disponen de dinero para comprar un regalo. Por lo tanto, los obsequios son aquellos que pueden crear, cortar o dibujar. En definitiva, lo que pueden hacer con sus manos y todo lo que encuentran y les resulta accesible. Las piedras resultan un elemento cotidiano e incluso ofrecen la posibilidad de intervenir sobre ellas con dibujos o pinturas.

Puede ser parte de un juego

Otro de los significados posibles de las piedras se relaciona con el juego y con los juguetes. Como ofrecen esa versatilidad, de repente ese objeto inanimado cobra vida y puede transformarse en un montón de cosas más. Este es un aspecto fundamental: debemos permitir que sea el niño quien decida cómo jugar.

Las piedras son únicas

Las piedras tienen características propias, como distintos tamaños, colores y formas. Por eso, el regalo es aún más valioso, ya que muchas veces viene acompañado de un «vi esta piedra y pensé en ti». Esto suelen ser de enorme atractivo para ellos, por lo cual, que no te sorprenda que al volver del parque lleve en sus bolsillos un puñado de piedras.  

La piedra puede representar otra cosa

Por otro lado, los niños tienen una gran imaginación. Por eso, regalar piedras puede ser un sinónimo de obsequiar una torta de chocolate o un oso de peluche, entre otras opciones infinitas. Incluso, como un modo de apoyar y de reforzar esta acción, puedes preguntarle en qué ha pensado al buscarla o si le recuerda a algo en particular.

El niño te ha tenido en cuenta

A su vez, al recibir de tu hijo una piedra de regalo, valora el hecho de que la ha conseguido por sí mismo y que ha pensado en ti. Por eso, reconócele su autonomía y felicítalo por su idea. También, muestra reciprocidad por su sentimiento, agradécele, dile que le quieres y expresa que te ha gustado el regalo. De este modo, los niños también aprenden habilidades sociales para otras situaciones similares.

Puede ser un recuerdo

En ocasiones, las piedras también pueden representar una forma de recordar ese momento de juego, un lugar en particular o una situación que le resultó divertida. Por eso, no solo quieren llevarse las piedras, sino también hacerte parte de ese momento.

Se trata de un vínculo sólido

Por último, también podríamos pensar en un significado más trascendental de las piedras. Se trata de sustancias minerales sólidas que transmiten firmeza y perdurabilidad. Más aún, las piedras no se arruinan y resisten el paso del tiempo. Por eso, si recibes una de regalo, eso quiere decir que el vínculo es sólido y muy importante.

Algunas claves a tener en cuenta sobre las piedras como regalo

Cuando recibas cualquier regalo por parte de tu hijo, es importante que muestres agradecimiento. Aun cuando haya sacado las piedras de un lugar indebido, se recomienda que le des las gracias y, luego, le indiques que no es bueno tomar objetos ajenos sin permiso. Por otro lado, si tienes que hacerle esa observación, evita hacer que pase vergüenza en público. Para ello, lo mejor es apartar al niño y darle la indicación de un modo amoroso.

Resignificar lo cotidiano

Si hay algo que podemos aprender de la infancia es la mirada con la cual observan y perciben el mundo. Una visión inocente, simple y sin prejuicios. De allí que los niños son capaces de convertir cualquier objeto en un valioso obsequio. Esto nos enseña que podemos recuperar el valor de las cosas simples y de aquello que tenemos al alcance de nuestras manos.

Es también una forma de alejarnos de la lógica del consumismo y de lo material. Por eso, siempre resulta muy interesante animarlos a conversar sobre sus regalos y empaparnos de su fantasía e imaginación. Por eso, es fundamental permitirles que disfruten del juego libre. Por último, ofrece una oportunidad de fomentar el contacto con la naturaleza y el medio ambiente y enseñarles a cuidar y a respetar el entorno.