Nunca es tarde para cumplir con los propósitos que nos planteamos en nuestra vida. Siguiendo esta premisa, muchas madres deciden embarcarse en la misión de completar los estudios o una carrera terciaria o universitaria. A la par, completan su labor de mamá. ¿Se puede ser madre y estudiar simultáneamente?
Si estás analizando esta posibilidad o incluso si ya has comenzado este proyecto, debes considerar que no va a faltar el pesimista que te diga que no se puede, que no alcanzan los tiempos o que acabarás por morir —no literalmente, claro— en el intento.
Aunque de seguro ya lo sabes, no tienes que obedecer a estas sentencias. Nadie mejor que tú conoce sus capacidades, la fuerza de voluntad y las circunstancias que hacen que este objetivo sea posible. No obstante, de más está decir que no se trata de una meta sencilla. Ser madre y estudiar requiere de mucho sacrificio e, indudablemente, colaboración.
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¿Cómo hago para ser madre y estudiar a la vez?
Muchas mujeres pueden sentirse mareadas con tan solo plantearse ese interrogante. Es lógico: no todos los niños son iguales ni todas las madres atraviesan un momento que les permita darse el gusto de plantearse tamaño objetivo. Sin embargo, todo es posible con planificación y constancia. ¿Quieres conocer algunos detalles que deberás tener en cuenta para comenzar en esto? Aquí te los enumeramos:
1. Organización y disciplina
Por supuesto, los horarios de tranquilidad y concentración no abundarán. Por ese motivo, es fundamental que la estudiante aproveche los ratos que tenga para avanzar con sus tareas, estudiar y asistir a las clases que le correspondan.
¿Qué momentos son estos? Por ejemplo, durante las mañanas. Muchas mamás dejan a sus bebés en las guarderías para trabajar; perfectamente alguien que estudia puede hacerlo también. De hecho, existen becas que subsidian guarderías privadas y estatales en varios países.
Por otro lado, puedes contar con ayuda familiar en ciertos momentos. Antes de los exámenes o en fechas específicas, solicita colaboración de las abuelas o los tíos; lógicamente, también debes aprovechar los momentos en los que el bebé pasa tiempo con su padre.
2. Disposición a hacer sacrificios
Una tarea de semejante dimensión puede ser el doble de gratificante una vez lograda, de eso no hay dudas. Sin embargo, en el camino será necesario muchísimo esfuerzo; también habrá que dejar de lado ciertas cosas. Por ejemplo, la mamá muchas veces no puede llevar el ritmo de sus compañeros, dedicados 100 % a los estudios. Esto en el sentido académico como en el recreativo; las fiestas y celebraciones típicas de las universidades quedan excluidas.
Además, has de saber que el estudio consume gran parte del tiempo libre de una persona. Esto se traduce en menos actividades físicas —no las abandones por nada del mundo—, menos películas, series y salidas y, lamentablemente, menos ratos familiares.
3. Es importante hacer pausas
Tantas responsabilidades pueden abrumarte e introducirte en un ritmo de vida que no podrás sobrellevar. Por lo tanto, trázate objetivos realistas e incorpora en tus rutinas momentos de descanso obligatorios.
Estos son el combustible que necesitarás para afrontar con energías tus compromisos, además de ser esenciales para tu salud. Si no lo haces, acabarás enferma o abandonando tus estudios tarde o temprano.
“Nadie mejor que tú conoce sus capacidades, la fuerza de voluntad y las circunstancias que hacen que este objetivo sea posible”
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4. Convencimiento y exigencias acordes
En primer lugar, cuando tengas dudas sobre si alcanzarás el éxito o no, ten la convicción de que lo que haces es un gran gesto de valentía y amor propio. Si te lo propones y trabajas por ello, no tengas dudas de que lo alcanzarás.
Por otro lado, ser madre y estudiar te imposibilitará destacarte como te gustaría en todos los ámbitos. No te presiones ni te culpes por esto: toma todo con calma y recuerda que no todos afrontan los desafíos desde la misma condición. No te compares con nadie; solo sé la mejor versión de ti.
5. Disfruta de tu familia
Es totalmente entendible que quieras hacer lo mejor en lo que respecta a tus estudios, pero esto no debe ser un impedimento para que disfrutes de tu hijo y tu pareja. En estos casos, debes evitar los dos extremos negativos:
- No es verdad que debes dedicar el 100 % de tu vida a tu familia y su bienestar; las metas y los propósitos de vida no tienen que dejarse de lado en ningún momento. Por lo tanto, no te sientas culpable.
- Tampoco es cierto que las obligaciones deban reprimir tu voluntad de disfrutar de tus seres queridos. La clave es el equilibrio: encontrarás tiempo para todo.
Además de lo comentado, lo principal es que te sientas satisfecha contigo misma y disfrutes de la vida que llevas. Si estudias o dejas de estudiar por presión de los demás o por las críticas que puedas recibir, te estarás equivocando. Nadie mejor que tú conoce sus prioridades y deseos: ¡dedícate a ellos!
Bibliografía
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