12 señales de alerta para detectar el abuso sexual infantil

El abuso sexual infantil se puede prevenir si se les brinda a los niños la adecuada información respecto a la privacidad y al cuidado de su cuerpo. Te enseñamos cómo lograrlo.
12 señales de alerta para detectar el abuso sexual infantil
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 25 enero, 2022

Muchas veces, se reduce el abuso sexual infantil a una violación o a una acción concreta sobre el cuerpo de un menor. Sin embargo, este delito puede ser mucho más sutil y de allí su peligrosidad.

El abuso empieza desde el momento en el cual se disfraza de juego a la exposición a imágenes inapropiadas, al abordaje de temas eróticos o sexuales no acordes a la edad del pequeño y al exhibicionismo. Así mismo, cuando no se tiene en cuenta el consentimiento de los menores y se obra en contra de su voluntad.

En este delito no siempre se llega a la penetración, pero sí se traspasan los límites del menor. A su vez, se aprovecha la figura de autoridad o se manipula y engaña al pequeño para conseguir lo que se desea.

Por eso, prevenir el abuso sexual infantil debe empezar a temprana edad, con mensajes claros que empoderen a los niños y que les brinden la información y las enseñanzas necesarias para poner límites.

Veamos a continuación las señales de alerta para detectar el abuso sexual infantil y qué hacer frente a la sospecha de un caso.

Niña víctima de abuso infantil mirando por la ventana.

Detecta a tiempo las señales de abuso sexual infantil

Las señales de abuso sexual infantil pueden ser físicas, conductuales, psicológicas o emocionales. Algunas de ellas son más específicas (es decir, referidas directamente a abuso) mientras que otras, pueden ser indirectas. Presta atención a los siguientes indicios:

  1. Cambios en la forma de caminar o incluso, dolor manifiesto al sentarse o acostare. A veces, también aparecen manchas en la ropa interior.
  2. Infecciones de transmisión sexual en pequeños o en adolescentes que no han iniciado relaciones. En general, suelen ser diagnosticadas por un médico.
  3. Alteraciones en la conducta alimentaria: los niños no quieren comer (lo más frecuente) o tienen un apetito voraz.
  4. Aparición de dolores atípicos en el niño: como en la boca del estómago o en la cabeza.
  5. Conductas regresivas, tales como no poder dormir con la luz apagada, hacerse pis encima nuevamente, entre otras.
  6. Dificultades vinculadas al sueño: pesadillas, insomnio, terrores nocturnos.
  7. Necesidad de estar cerca, de modo permanente, con ciertos adultos. Incluso, angustia al separarse de ellos.
  8. Rechazo a estar con ciertas personas o cambio de comportamiento cuando dicha persona aparece (nerviosismo, llanto, palidez)
  9. Llanto, enojo o angustia sin explicación aparente. En ocasiones, aparecen comportamientos violentos y cierta agresividad.
  10. Dificultades escolares, como la falta de concentración o mal comportamiento, entre otras.
  11. Actitud hipersexualizadas en el juego, en el trato con otros o en el dibujo. También, uso de vocabulario erótico, impropio o no esperable para la edad.
  12. Retraimiento y aislamiento: el niño se queda en un rincón y no tiene interés en jugar.


Cómo intervenir ante las señales de alerta de abuso sexual infantil

En primer lugar, es importante brindarle contención emocional y apoyo al niño que ha sido abusado. Lo que hay que transmitirle es que no es su culpa, que no es responsable de lo que sucedió.

Además, evitar las manifestaciones de enojo o de angustia frente a él, pues este tipo de conductas son las que inhiben al niño a pedir ayuda. Asimismo, será muy importante reforzar la idea de que fue muy valiente al decidirse a contar lo que le pasó.

Es clave que el adulto se muestre disponible y que le dé la seguridad de que lo va a acompañar y que lo va a proteger para que el hecho no suceda más. Resulta fundamental la escucha activa y atenta.

También, será importante ayudarlo a calmar la angustia y el miedo, especialmente cuando es amenazado y manipulado por su agresor. Por ejemplo, “le voy a hacer algo a tu hermanita si hablas con tu mamá”. A raíz de hechos como este, el niño suele guardar el secreto durante mucho tiempo por temor a que alguien más salga dañado.

Por supuesto, también hay que chequear si el niño requiere de algún tipo de asistencia médica inmediata o si hay que reforzar ciertas medidas de protección.

Niño con las manos en alto víctima de abuso infantil.


La prevención es clave: ¡inicia hoy!

El abuso sexual infantil se puede prevenir mediante la educación temprana de los niños con un abordaje integral de la sexualidad. No se trata de educar en el temor, sino de hacerlo en el autocuidado y en el respeto por el cuerpo propio y el de los demás.

Si bien muchos adultos se oponen y piensan que sexualidad equivale a sexo, las respuestas que los niños no encuentran en casa las aprenden en otro lado. Por eso, es mejor brindar un abordaje informado, consciente y responsable, que les dé las mejores herramientas para su futuro.

Algunas de las claves para ayudar al niño a evitar el abuso son las siguientes:

  • Saber que la sexualidad cubre un amplio espectro de temas, los cuales se abordan de manera diferente según la edad. El cuidado del cuerpo, la afectividad, el derecho a la intimidad y el respeto por los límites son algunas de las nociones importantes que hay que instalar desde temprano. De este modo, los niños deben aprender a decir que no cuando algo les disgusta y evitar sentirse “prisioneros” u obligados a responder de determinada manera, solo porque quien se lo demanda es un adulto.
  • Las redes sociales y el uso de internet hoy implican una fuente de aprendizaje, pero también arrastran el riesgo potencial del grooming. En este sentido, es importante educar a nuestros hijos para hacer un uso seguro y responsable de las tecnologías.

Como has visto, hay mucho para hacer y puedes empezar hoy mismo. Nunca es demasiado temprano y a futuro, tus hijos te lo agradecerán.


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