El rechazo entre iguales: el problema de los niños excluidos

Las relaciones sociales no son nada fáciles, sobre todo en la niñez y en la adolescencia. Muchos niños sufren falta de aceptación por parte de sus pares, algo que en el futuro puede ser devastador para su equilibrio emocional.

El rechazo entre iguales es algo que se debe evitar en primer lugar en la etapa de educación infantil.

Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los niños es la construcción de relaciones personales con pequeños de la misma edad. Esto favorece el desarrollo social y psicológico del infante, ya que encuentra estabilidad, intimidad, protección y apoyo emocional.

Sin embargo, en ocasiones este proceso de aprendizaje se ve entorpecido por el rechazo entre iguales, una problemática que aumenta cada vez más.

¿Qué es el rechazo entre iguales?

Básicamente, se puede definir como el grado de repudio que sufre un individuo por parte de las personas semejantes. Por lo general, sufren antipatías, desaires y falta de estima, actitudes que se evidencian en ciertos cambios de conducta.

Es lo contrario a la aceptación social, que se da cuando una persona es admitida, querida y reconocida, por lo que los compañeros buscan su asociación.

“El rechazo entre iguales se puede definir como el grado de repudio que sufre un individuo por parte de las personas semejantes”

Causas por las que se da el rechazo entre iguales

El rechazo es una actitud compleja que exige un abordaje desde un punto de vista que fomente la aceptación. La experiencia indica que el rechazo entre iguales viene precedido por las siguientes causas:

  • La conducta del rechazado. Generalmente es un individuo que no controla sus impulsos físicos y verbales, que puede llegar, a veces, a agredir al resto del grupo.
  • Justificación constante de las actitudes que muestra. En ocasiones culpa a los demás de alguna de sus acciones, lo que empeora el rechazo.
  • Frustración por parte del rechazado. Esto se combina con depresión, hostilidad, aislamiento, entre otras consecuencias.
  • Niños tímidos de diferentes clases sociales o raciales.

El proceso de rechazo integra variables que no solo se limitan a las actitudes del rechazado. Es una situación donde intervienen todos los actores que componen el entorno del chico: profesores, familias y compañeros.

Cuando un niño es excluido, pierde la oportunidad de establecer relaciones positivas y desarrollar habilidades que estimulen su crecimiento social y psicológico.

El rechazo entre iguales destruye la autoestima de los niños.

¿Cómo saber si un niño es víctima de rechazo?

Se estima que un 15% de los niños sufren de rechazo entre iguales, lo que en ocasiones desencadena en acoso escolar. Por tal razón, identificar si un pequeño está atravesando esta situación ayudaría a prevenir consecuencias en el futuro. Las actitudes más frecuentes en pequeños excluidos suelen ser:

  • Conducta agresiva y molesta que dificulta la interacción con el resto del grupo.
  • Actitudes ansiosas e impulsivas que lo llevan a enojarse de manera rápida y con gran facilidad.
  • Rabietas, falta de atención e impertinencias frecuentes.
  • Aislamiento, retraimiento y timidez.
  • En niños muy pequeños, es frecuente el llanto, fingir algún malestar físico y ruegos para que no sean dejados en la institución.

Consecuencias del rechazo entre iguales

Las consecuencias del rechazo entre iguales pueden ir surgiendo a medida que pase el tiempo. Algunas de ellas pueden ser:

Consecuencias a corto plazo

Ser víctima del rechazo entre iguales puede traer secuelas psicológicas que afecten las experiencias interpersonales con cualquier individuo. También, puede ocasionar perdida del interés en actividades que antes parecían emocionantes y una apreciación deficiente de sí mismo.

Por otro lado, puede ser desencadenante de ansiedad, depresión, trastornos alimentarios y emocionales, entre otros.

“Se estima que un 15% de los niños sufren de rechazo entre iguales”

Consecuencias a mediano plazo

En caso de que las actitudes no se atiendan a tiempo, la situación se agrava. Esto hace que sea habitual el miedo a las actividades escolares con una consecuente disminución del rendimiento y elevadas probabilidades de fracaso.

También se distorsiona la imagen propia, lo que conlleva a depresión, reacciones agresivas o autodestructivas.

En el ámbito social, se genera una desconfianza que impide la socialización con amigos e inclusos familiares cercanos. En este punto, el rechazado se convierte en una víctima y necesita ayuda de inmediato.

El rechazo entre iguales puede extenderse en el tiempo y agravarse si no es atendido a tiempo.

Consecuencias a largo plazo

Con el paso del tiempo, el rechazo destruye la autoestima y fomenta la agresividad. Entonces, el individuo puede presentar las siguientes actitudes:

  • Ausentismo escolar o laboral.
  • Vandalismo, robos, drogadicción y delincuencia.
  • Pensamientos de suicidio y aislamiento social.
  • Nerviosismo, ansiedad y miedos generalizados.
  • Propensión al rechazo a cualquier edad.

¿Qué se puede hacer?

Como padres, representantes o educadores, lo ideal es valorar todas las causas del rechazo y actuar en consecuencia de forma inmediata. Se debe incluir a todos los participantes del entorno del joven para fomentar la inclusión y un aprendizaje cooperativo.

Del mismo modo, es recomendable ofrecer las herramientas para que puedan incluirse de forma eficaz a los grupos sin ser rechazado.

En resumen, el rechazo entre iguales es una situación que puede causar problemas de ansiedad y depresión a largo plazo. Por lo tanto, actuar rápidamente puede prevenir consecuencias futuras. Además, estimula el desarrollo social y psicológico del pequeño.

Bibliografía

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