Quiste dermoide en niños

El quiste dermoide es una tumoración benigna de los niños que suele aparecer en la cara. Te contamos todo lo que debes saber sobre él.
Quiste dermoide en niños

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 mayo, 2020

El quiste dermoide es un bulto que, normalmente, se encuentra en la cara o la cabeza, y que puede estar presente desde el nacimiento o aparecer a lo largo de la infancia. Aquí te contamos todo lo que debes saber acerca de esta patología.

¿Qué es el quiste dermoide?

El quiste dermoide es una enfermedad congénita benigna. Esto quiere decir que los niños ya nacen con ella, aunque, por su tamaño, puede no detectarse hasta unos meses después, cuando haya crecido lo suficiente. Es de naturaleza embrionaria, lo que significa que se deben a una anomalía en el desarrollo del feto.

Los quistes dermoides son tumoraciones redondeadas que pueden presentar diferentes consistencias y tamaños, y que suelen encontrarse en la cara y en la cabeza, aunque pueden hallarse en cualquier parte del cuerpo.

Lo que ocurre es que en el desarrollo fetal, en una zona del cuerpo, las capas de la piel no crecen juntas como deberían. Esto hace que quede un espacio, un hueco bajo la piel, que acabará siendo ocupado por otras sustancias del organismo. Estas pueden ser glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas o folículos pilosos.

Niño triste con baja autoestima debido a que tiene un quiste dermoide.

¿Cuáles son sus síntomas?

El quiste dermoide es una tumoración de crecimiento lento. Suele ser redondeado y algo blando. La piel de su superficie puede moverse con facilidad sobre él. Suele ser del mismo color de la piel, aunque a veces también puede ser de un ligero color azulado.

El quiste en sí no suele dar ningún síntoma. Sin embargo, como normalmente se da en la cara o la cabeza, que son zonas donde se encuentran muchos nervios y estructuras del organismo, esto conlleva ciertos riesgos.

Las complicaciones del quiste dermoide aparecen cuando, al crecer, afecta a otras estructuras sensibles del cuerpo. Estas complicaciones suelen ser neurológicas u oftálmicas.

Además de afectar a otras zonas cercanas, el quiste, por su localización, normalmente facial, puede conllevar problemas de incomodidad y baja autoestima para el niño, lo que deberá tenerse en cuenta también a la hora de tratar. También es posible que, por la acumulación de sustancias en su interior, este se infecte y dé lugar a abscesos.

Diagnóstico del quiste dermoide

En cuanto comencemos a notar algo raro en el cuerpo de nuestro hijo, debemos acudir a un especialista. Este será quien examine el quiste y sus alrededores y, si lo cree necesario, solicitará otras pruebas.

Niño en el pediatra haciéndose un examen médico.

Además de la clínica y la exploración médica del quiste, puede que el especialista recomiende realizar radiografías, TAC o resonancia magnética. Estas pruebas pueden ser necesarias para establecer si realmente es un quiste dermoide y diferenciarlo de otros tipos de tumores infantiles. También ayudarán a definir su localización exacta y comprobar si afecta a otras zonas cercanas.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento del quiste dermoide suele ser la extirpación completa mediante cirugía. Como siempre, será el especialista el que decida cuándo y cómo realizar este procedimiento. Esto dependerá, entre otros factores, de la localización y el tamaño del quiste, y de la edad del niño.

Lo que debemos tener en cuenta respecto al quiste dermoide es…

Es una patología benigna que, normalmente, se diagnosticará y tratará sin conllevar mayores consecuencias para el niño, por lo que no debemos alarmarnos en exceso.

Sin embargo, y por su posible confusión con otros tipos de tumores infantiles, en el caso de notar cualquier bulto en nuestro hijo, ya sea de nueva aparición o uno ya estudiado que comience a crecer, debemos acudir al especialista. Este será quien confirme el diagnóstico y establezca los pasos a seguir a continuación.


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