Cuando en la familia un niño sufre una enfermedad grave, crónica o cualquier tipo de necesidad especial, este se vuelve el centro de la atención y los cuidados. Para los padres, evidentemente, esta situación puede ser devastadora, pero para el resto de los hijos también puede haber serias consecuencias a nivel psicológico y emocional. Ser el hermano de un niño enfermo es un rol difícil de asumir durante una etapa tan delicada como es la infancia.
Pocas veces se pone el foco de atención en los hermanos, ni desde dentro del propio núcleo familiar ni desde fuera. Preocupa, en primer lugar, la situación del niño enfermo y, en segundo lugar, el estado de esos padres que libran una de las batallas más duras que existen. Por eso, los otros niños pueden caer en un limbo de indiferencia que, pese a no ser deliberada, puede dañarlos profundamente. Escucharlos y darles su lugar será imprescindible.
¿Qué siente el hermano de un niño enfermo?
Para un niño, crecer en un contexto en el que una de las personas más importantes de su pequeño mundo está enferma es abrumador. La gama de sentimientos que pueden experimentar los hermanos es infinita y puede ir modificándose con el paso del tiempo. Pero no siempre encuentran un ambiente seguro en el que expresarse o se sienten motivados a hacerlo.
Por todo ello, a continuación, vamos a recopilar las emociones más comunes por las que atraviesan estos pequeños.
Soledad
La soledad es una de las emociones más frecuentes en el hermano de un niño enfermo. En primer lugar, la enfermedad del otro hijo consume el tiempo y la energía de sus padres en gran medida. Por lo mismo, es posible que el pequeño tenga que permanecer largas temporadas a cargo de otros familiares, pudiendo llegar a sentir que él es menos importante para sus progenitores, que no cuenta con ellos cuando le hacen falta.
Además, sentirá que está viviendo una experiencia única e insólita. Lo más probable es que no conozca a otros niños en la misma situación y no encuentre con quien identificarse y compartir sus vivencias y emociones.
Temor
Indudablemente, tener un hermano enfermo enfrenta al niño a la incertidumbre y al temor por su salud y bienestar. Es posible que no llegue a comprender bien qué le ocurre a su hermano, cuál es la situación actual y qué se puede esperar en el futuro.
Normalmente sentirá temor por el sufrimiento que su hermano puede estar padeciendo, por cómo le afectará en su vida (todo lo que no puede ni podrá hacer) y, en ocasiones, temerá que pueda llegar a morir.
Rabia
Dados los sacrificios que exige la enfermedad de su hermano, es muy probable que sienta cierta rabia hacia él. Puede guardarle rencor por acaparar la atención de sus padres, por complicar la situación familiar o, simplemente, por no estar sano.
Es evidente que el niño, en la mayoría de los casos, es consciente de que su hermano no es responsable de su enfermedad, pero interiormente puede albergar este tipo de sentimientos negativos e irracionales.
Culpa
Precisamente por sentir rabia, ira o resentimiento hacia su hermano el pequeño se puede sentir culpable. Si la comunicación familiar es fluida, generalmente conocerá el padecimiento al que se enfrenta el otro niño, sabrá que está sufriendo y sentirá pena y dolor por ello. Por eso mismo, sentirá como inaceptables esos sentimientos oscuros y puede que se castigue a sí mismo por tenerlos.
¿Cómo ayudar al hermano de un niño enfermo?
Pese a que uno de nuestros hijos nos necesite más, no podemos olvidar que el resto de sus hermanos también lo hacen. Así, es imprescindible que creemos un ambiente en el que las emociones puedan expresarse de forma abierta y sincera. El pequeño debe saber que todos sus sentimientos son válidos, incluso los más oscuros, y que cuenta con sus padres para ayudarle a gestionarlos.
Además, es muy necesario crear un sentimiento de unidad familiar e implicar a los niños en el cuidado de su hermano. También puede ser muy positivo acudir a grupos en los que el pequeño pueda conocer a otros niños en su misma situación.
En suma, debemos mirar a los otros hermanos y verlos. Ver lo complejo de su realidad y acompañarlos con amor de la mejor forma posible.
Bibliografía
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- Mendoza Hernández, C., & Liberona Salas, C. (2005). El hermano del niño enfermo crónico: especial e invisible (Doctoral dissertation, Universidad Academia de Humanismo Cristiano). http://bibliotecadigital.academia.cl/handle/123456789/2523
- Fonseca, M. S. (2003). La pedagogía hospitalaria y el niño enfermo: Un aspecto más en la intervención socio-familiar. Revista. Pediatría, 24(71), 447-468. https://www.researchgate.net/publication/262483117_La_pedagogia_hospitalaria_y_el_nino_enfermo_Un_aspecto_mas_en_la_intervencion_socio-familiar