¿Qué embutidos se pueden comer en el embarazo?

Los embutidos crudos y curados pueden contener toxoplasma en su interior, lo que resulta peligroso para el feto. Sin embargo, no todos cuentan con esta condición.
¿Qué embutidos se pueden comer en el embarazo?
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 18 agosto, 2022

La mayor parte de las mujeres embarazadas tiene la duda de qué embutidos pueden comer durante el embarazo, en caso de que haya alguno que esté permitido. Hay que tener en cuenta que algunos de estos productos han demostrado ser peligrosos para la salud del feto, por la presencia de microorganismos en su interior, como el toxoplasma.

Cabe destacar que durante el embarazo es necesario prestar especial atención a la dieta. Lo adecuado resulta consultar con un profesional para ajustar la pauta a las necesidades nutricionales del momento. Así, se asegura la buena salud de la madre y el desarrollo óptimo del feto.

¿Qué son los embutidos?

En primer lugar, queremos aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de embutidos. En este grupo englobamos todos aquellos comestibles que cuentan con un origen animal, elaborados en base a carne (que puede ser picada o no) y han sido manipulados por la industria para obtener una mayor vida útil.

Lonchas de jamón cocido.

Estos se someten a procesos químicos, físicos o a la adición de sustancias para variar sus características organolépticas y permitir que se mantengan inalterados durante más tiempo. Como norma general, su riesgo microbiológico es bajo, aunque hay excepciones.

Asimismo hay que tener presente que no todos los embutidos cuentan con el mismo grado de procesamiento ni de calidad. El jamón serrano, por ejemplo, apenas ha sido alterado desde el punto de vista químico, sino que pasa por un largo proceso de curación.

Sin embargo, el chorizo cuenta con aditivos en su composición que pueden convertirlo en peligroso para la salud a medio plazo. Uno de ellos son los nitritos, que han demostrado poder llegar a ser perjudiciales.

Los expertos señalan que en una dieta balanceada se puede incluir carne y carne procesada pero conviene hacerlo con moderación y reducir las cantidades actuales de consumo. Existen otras fuentes de proteína y nutrientes muy saludables en el pescado, los huevos, las legumbres o el tofu.

En el caso de las mujeres embarazadas estas recomendaciones son diferentes debido a los peligros añadidos que pueden comportar las intoxicaciones alimentarias.

¿Las embarazadas pueden consumir embutidos?

El hecho de que las mujeres puedan o no consumir embutidos durante el embarazo está ligado a la posible presencia de bacterias en este tipo de alimentos. Uno de los posibles riesgos y quizás el más conocido es el de la toxoplasmosis, que se detecta con un test específico.

Al principio del embarazo suele realizarse un toxotest para determinar si la madre ha sufrido ya esta enfermedad (que solo se pude pasar una vez). En caso de ser positivo los profesionales de la salud pueden recomendar la ingesta de algunos embutidos en concreto. 

Pero existen otras bacterias como la Listeria o el E. Choli que pueden estar presentes en la carne cruda y que los procesos de curación y salado de los embutidos no pueden eliminar al 100 %. La única forma de eliminarlos es aplicando calor y cocinando bien la carne.

Una intoxicación podría no afectar a la madre pero ser muy perjudicial para el bebé. Si esta atraviesa la placenta y llega al feto existe un riesgo mayor de parto prematuro, aborto espontáneo y malformaciones congénitas.



Entonces, ¿cuáles puede comer una mujer embarazada?

Los que sí están permitidos en la dieta durante el embarazo son aquellos que están cocidos. Entre estos se encuentran:

  • El jamón york.
  • El jamón y el pavo cocidos.
  • La mortadela.

Algunos tipos de elaborados de carne como las salchichas, el bacon o los frankfurts pueden comerse siempre y cuando se sometan a una cocción suficiente y se ingieran todavía calientes.

Por el contrario no son adecuados todos aquellos que han sufrido un proceso de curación o salado pero no están cocidos. Algunas bacterias patógenas pueden sobrevivir a este proceso de fermentación y se considerarían crudos:

  • Fuet.
  • Salami.
  • Chorizo.
  • Salchichón.
  • Sobrasada.
  • Jamón serrano.
  • Lomo embuchado
  • Patés a base de hígado y carne sin cocinar.


¿Cuánto embutido se puede consumir en la dieta?

Cuando hablamos de dieta saludable, insistimos en la necesidad de que exista variedad entre los alimentos que se incluyen en la pauta. Por este motivo, no se deben restringir por completo los embutidos si estos ya forman parte de la dieta habitual de la madre.

De todos modos, sí que es importante moderar su consumo, ya que muchos de ellos no cuentan con una gran calidad nutricional. El más recomendable de todos ellos es el jamón cocido o la pechuga de pavo. Aunque pueden tener ciertos aditivos, son bajos en azúcares simples y en grasas hidrogenadas. Suponen una fuente de proteínas que puede completar las necesidades diarias.

Mujer embarazada en la consulta médica para conocer el resultado del toxotest.

Lo óptimo es que dichos comestibles no aparezcan en la dieta más de 2 o 3 veces por semana. Así, se asegura que la ingesta de conservantes no será excesiva, pero se puede disfrutar al mismo tiempo del sabor de los mismos, de su practicidad y del contenido en proteínas que presentan.

Del mismo modo no hay que olvidar que la ingesta de embutidos y carne roja conlleva otros riesgos para la salud en toda la población en general. Los últimos hallazgos sugieren limitar su consumo por su posible relación con el cáncer de colon.

En su lugar existen otras alternativas posibles y que pueden ser tenidas en cuenta, sobre todo en el desayuno o los bocadillos, que es cuando más se usan los embutidos:

  • Pescado como sardinas, anchoas o caballa.
  • Hummus, lentejas trituradas para untar o tofu laminado a la plancha.
  • Quesos elaborados con leche de vaca pasteurizada.
  • Frutos secos.
  • Yogures.
  • Huevos cocidos.

Más consejos sobre los embutidos que puedes comer en el embarazo

Aparte de saber cuáles son las cantidades recomendadas de este tipo de alimentos en una dieta saludable, existen otras recomendaciones que deben ser tenidas en cuenta para evitar los riesgos de intoxicación asociados a los embutidos:

  • Todas las carnes deben ser cocidas en las temperaturas adecuadas (alrededor de los 75 grados). Además los jugos deben secarse por completo y no quedar restos rosados en su interior. Este consejo es válido para las salchichas o los frankfurts.
  • Todos los embutidos que se compren deben ser de calidad y tener todas las garantías de que se cumplen las medidas higiénicas adecuadas. Asimismo es preferible leer las etiquetas y comprar el jamón, el pavo y la mortadela que contengan más cantidad de carne y menos aditivos, azúcar o almidones en su composición.
  • Las temperaturas frías no matan algunas bacterias pero sí que pueden impedir su proliferación. Así los embutidos deben ser conservados en el refrigerador a temperaturas alrededor de los 4 grados centígrados. Dependiendo de cada tipo de producto estos pueden durar entre 2 y 5 días. Así que lo mejor es consumirlos en el menor tiempo posible.

A pesar de todas estas recomendaciones y de que existan embutidos que se pueden comer en el embarazo, recuerda que algunos expertos no los incluyen entre los alimentos de consumo habitual. Por lo tanto deberían ser introducidos de manera puntual ya que los nutrientes que aportan se pueden obtener de otras fuentes más adecuadas.

Durante la gestación vigila los embutidos que puedes consumir en el embarazo

La ingesta de estos alimentos durante el embarazo es fuente de opiniones diversas entre los expertos, pues algunos recomiendan evitarlos por completo y otros introducir aquellas variedades que no están crudas o curadas.  

En todo caso, si quieres comer embutidos de vez en cuando, la primera recomendación es consultar con un especialista para que te pueda orientar y resolver posibles preguntas pendientes sobre este tema y sobre la dieta en el embarazo en general. Además, si en algún momento tienes dudas acerca de un embutido en concreto siempre es mejor evitarlo.

Aun así, no olvides que la dieta debería estar compuesta en su mayoría por alimentos frescos. Los procesados industriales pueden incluirse en ocasiones puntuales, pero no deberían ser predominantes en una alimentación balanceada.


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