¿Por qué los niños no deben abusar de los alimentos ultraprocesados?
La alimentación en la infancia juega un papel muy importante en el desarrollo de enfermedades no transmisibles en la edad adulta. Actúa como prevención, por lo que es importante que entiendas por qué los niños no deben abusar de los alimentos ultraprocesados.
Se trata de productos envasados diseñados por la industria alimentaria a base de harinas refinadas, aceites vegetales, azúcares y grasas. Incluso, se caracterizan por ser ricos en sal y potenciadores del sabor. Además, suelen contener numerosos aditivos para que se conserven durante el mayor tiempo posible y les aporten esponjosidad y textura crujiente.
De esta manera, activan las áreas cerebrales relacionadas con el placer, lo que genera adicción y ganas de seguir comiéndolos. Como consecuencia, los niños consumen una cantidad mayor a la ración de consumo indicada, por lo que ingieren calorías en exceso y de otros ingredientes prescindibles. A su vez, se desregula el metabolismo y el hambre.
¿Por qué los niños no deben abusar de los alimentos ultraprocesados?
En primer lugar, el consumo de alimentos ultraprocesados como los refrescos, los dulces, los cereales de desayuno, las galletas y los batidos lácteos se ha relacionado con el aumento de la grasa corporal en niños.
Por lo tanto, la presencia habitual de este tipo de productos en la alimentación infantil es una de las causas por las que las tasas de sobrepeso y obesidad han crecido en las últimas 3 décadas.
Además, se ha observado un incremento de los niveles de colesterol total y LDL en sangre. Incluso, por cada incremento del 10 % de las calorías procedentes de los ultraprocesados se produce un aumento de 0,7 centímetros en el perímetro abdominal.
Esto implica que presenten un mayor riesgo cardiovascular. Dichas consecuencias se explican por los nutrientes que contienen, así como del tamaño del paquete y su publicidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, supone que los pequeños tengan mayor riesgo de ser diagnosticados de síndrome metabólico, que es la presencia de obesidad, diabetes e hipertensión de manera conjunta.
Riesgo de diabetes y ultraprocesados en niños
Otro de los motivos por los que no conviene que los más pequeños coman ultraprocesados es la predisposición a padecer diabetes tipo 2. Al contener grandes cantidades de azúcares añadidos, generan resistencia a la insulina a largo plazo a causa del pico de glucosa que se produce al comerlos.
También es necesario mencionar que al cabo de las horas posteriores puede producirse una hipoglucemia, dando lugar a cansancio y falta de concentración. A su vez, acostumbrar al paladar al sabor dulce continuo genera inapetencia por los alimentos al natural que les resultarán sosos.
¿Hay alguna relación entre problemas respiratorios y utraprocesados en niños?
Aunque no tenga mucho sentido, disponemos de evidencia escasa que demuestre que los ultraprocesados suponen un mayor riesgo de asma y sibilancias en niños.
Por un lado, un mayor consumo de alimentos ultraprocesados incrementa un 87 % la prevalencia de sibilancias en niños españoles entre 4 y 5 años. Lo único que se trata de un estudio transversal, por lo que resulta imposible establecer ningún tipo de causalidad.
Por el contrario, un estudio de cohortes en población brasileña no puedo establecer ninguna conexión entre la ingesta de ultraprocesados y la presencia de asma. Por eso, no podemos afirmar que el riesgo de enfermedades respiratorias infantiles sea mayor por comer ultraprocesados.
Conclusiones acerca de por qué los niños no deben abusar de los alimentos ultraprocesados
En resumen, la presencia habitual de ultraprocesados en la vida de los niños afecta negativamente en la calidad de su dieta. Por lo que se ve, apenas alcanzan las ingestas diarias de referencia de fibra, vitaminas y minerales como la A, la C, la D, el magnesio, el calcio, el hierro y el potasio. En cambio, superan las dosis de azúcares y grasas.
Por esta razón, el hecho de enriquecerlos no contribuye a mejorarlo, ya que el riesgo de enfermedades metabólicas sigue siendo alto. Además, han surgido las versiones “sin”, en las que utilizan fructosa o edulcorantes que favorecen el desarrollo de hígado graso no alcohólico de manera indirecta. Lo que hacen es alterar la diversidad de la microbiota.
Asimismo, otro inconveniente es que, al comerlos, dejan de lado los alimentos saludables como frutas, verduras, legumbres y pescado. Por lo tanto, procurad ser su ejemplo enseñándoles a comer bien y ofreciéndoles este tipo de alimentos únicamente en ocasiones puntuales. Es la manera de que crezcan sanos y con una buena calidad de vida.
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