¿En qué consiste el aprendizaje sin error?

Cualquier niño sano es capaz de aprender de sus errores. No obstante, en ciertas circunstancias, es preferible evitar el fallo y centrarnos en un aprendizaje preciso.

Madre con su hijo poniendo en práctica un aprendizaje sin error.

Actualmente, el sistema educativo, tanto formal como informal se basa en el método de ensayo y error. Tanto en las escuelas como en los hogares se anima a los pequeños a probar, intentar y aprender de sus fallos. Sin embargo, existe un método que promulga una adquisición más precisa de los conocimientos desde un principio. Es el denominado aprendizaje sin error.

Esta metodología suele emplearse comúnmente en adultos con daño cerebral, pues se ha demostrado que cometer errores dificulta y entorpece su aprendizaje. No obstante, esta podría presentarse como una alternativa válida también para la educación de los más pequeños.

¿Por qué puede no ser adecuado el método de ensayo y error?

Hemos de tener presente que cada vez que realizamos una acción se establecen unas conexiones neuronales determinadas. Así, siempre que la repetimos, dichas asociaciones se fortalecen y se hacen más accesibles para nosotros.

Pongamos un ejemplo: cada vez que un niño señala un círculo y dice “círculo”, está reafirmando la asociación mental entre el objeto y la palabra. De tal modo, cada vez le resulta más sencillo identificar y definir dicha forma geométrica. Pero ¿qué sucede cuando el niño se equivoca? ¿Qué ocurre si se confunde y al señalar el círculo dice “cuadrado”?Madre e hijo jugando y aprendiendo.

En principio, se establecería una conexión neuronal errónea que, de no repetirse, perdería fuerza y no tendría importancia. No obstante, si se comete el mismo fallo con frecuencia, dicha asociación errónea se fortalecerá, y hará que cada vez sea más probable que vuelva a ocurrir.

Además, el método de ensayo y error puede tener un impacto emocional negativo en el niño. Fallar repetidas veces en un mismo ejercicio o tarea puede mermar su autoestima y su percepción de autoeficacia. También es posible que el pequeño termine rechazando dicha actividad concreta o desarrollando emociones negativas asociadas al profesor o a la clase.

Por ejemplo, un niño que desde un principio no aprendió correctamente el modo de resolver un problema matemático es probable que persevere en repetir los errores iniciales, especialmente si trató de hacerlo varias veces antes por el método incorrecto. Esto únicamente aumentará su frustración y disminuirá su motivación respecto a la asignatura.

¿En qué consiste el aprendizaje sin error?

El aprendizaje sin error, en cambio, aboga por instalar desde un inicio el aprendizaje correcto. De este modo, se establece y se refuerza únicamente la conexión neuronal apropiada. Evitamos, así, que el error se repita y que el niño termine frustrado o sintiéndose incapaz. Para lograr un rendimiento preciso desde el principio es necesario seguir ciertas pautas.

Un estudio reciente demostró que el índice de errores en las actividades de repaso en niños a los que se le aplicó el aprendizaje sin error era ligeramente menor. En este sentido, el método puede ser de gran utilidad para fijar la información nueva. No obstante, es importante destacar que los niños tienden a cometer más errores durante la enseñanza inicial con este método.

¿Cómo implementar el aprendizaje sin error?

  • Evitar realizar preguntas abiertas al pequeño que puedan dar lugar a equivocaciones. Por ejemplo, no sería apropiado mostrarle tres pinturas y pedirle que señale la amarilla. Tampoco deberíamos preguntarle cómo se llama un objeto determinado. Al menos, no deberíamos plantearle estas cuestiones hasta que tenga por completo afianzado el conocimiento.Madre con su hijo poniendo en práctica un aprendizaje sin error.
  • En su lugar, es preferible que le enseñemos desde un inicio únicamente las respuestas correctas y las secuencias de acción adecuadas. Así, habríamos de mostrarle solamente la pintura amarilla y repetir “amarilla” hasta que el pequeño refuerce la asociación. Sin pregunta no hay lugar a error; el método se centra en establecer la asociación válida.
  • Lo mismo sucede si queremos enseñar algo más complejo, como una secuencia de acciones. Hemos de centrarnos en mostrársela de forma clara y pausada desde el inicio. Por ejemplo, para resolver un problema matemático, habremos de sentarnos a su lado y guiarlo, paso a paso, en todo el proceso, sin dar opción al fallo. Mediante la repetición de la secuencia correcta se producirá el aprendizaje deseado.
  • Es importante prevenir el error en la medida de lo posible, pero, si este sucede, habremos de ignorarlo y centrarnos en la conducta correcta. Se trata, principalmente, de reforzar las aproximaciones adecuadas al aprendizaje.
  • Por último, es vital asegurarnos de que las tareas están adecuadas a las capacidades del niño. También es recomendable enseñarle de forma personalizada y fomentando la motivación y el refuerzo positivo.

Una alternativa educativa

En definitiva, cualquier niño sano tiene las capacidades cognitivas necesarias para detectar sus propios errores y aprender de ellos. No obstante, esta alternativa resulta muy eficaz para niños que padecen un Trastorno del Espectro Autista (TEA) y, en general, siempre que deseemos evitar la frustración y desmotivación del niño.

Bibliografía

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  • Melo, R. M. D., Hanna, E. S., & Carmo, J. D. S. (2014). Aprendizaje sin error y la discriminación aprendizaje. Temas em Psicologia22(1), 207-222.
  • Briceño, M. T. (2009). El uso del error en los ambientes de aprendizaje: una visión transdisciplinaria. Revista de teoría y didáctica de las ciencias sociales, (14), 9-28.
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