Padres maltratados por sus hijos: ¿cómo actuar?

Cuando un hijo maltrata física o psicológicamente a sus padres, es imprescindible conocer de dónde proviene esta conducta y tomar medidas cuanto antes.
Padres maltratados por sus hijos: ¿cómo actuar?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 03 febrero, 2022

Desafortunadamente, los padres maltratados por sus hijos son una realidad que cada año crece más. Estos progenitores atemorizados, llenos de culpa y vergüenza guardan silencio sobre lo que se vive en el hogar. Mientras, la situación empeora y causa un gran sufrimiento a todos los miembros de la familia. ¿Cómo es posible llegar a estos extremos? ¿Qué se puede hacer ante tal situación?

Se estima que alrededor de un 14 % de menores de entre 13 y 18 años han ejercido algún tipo de agresión o violencia contra sus padres. Y es que, en muchas ocasiones, se trata de un maltrato psicológico o verbal, menos visible pero igualmente preocupante. Además, a la dificultad para identificar que están siendo maltratados se suma el sentimiento de fracaso de los padres por estar experimentando una relación tan dañina con su hijo.

Todo lo anterior motiva que, en la mayoría de las ocasiones, estos progenitores se demoren demasiado tiempo en tomar medidas. El miedo a reconocer la situación y a buscar ayuda hace que esa dinámica familiar se enquiste. Sin embargo, es importante comprender el origen de estas conductas y saber que existen posibilidades de revertirlas.

Padres maltratados: ¿cómo se origina esta realidad?

Hijo agresivo discutiendo con su padre.

Falta de límites

Cada niño y cada joven es un mundo, al igual que lo es cada familia. Por ello, los motivos que pueden desencadenar la realidad de unos padres maltratados son diversos. Uno de ellos, y quizá el más reconocido, es la falta de límites.

Cada vez se hacen más conocidos términos como el “hijo tirano” o el “síndrome del emperador”. Esto ocurre cuando, ante la falta de normas claras, el niño toma el lugar de los padres e impone su voluntad a base de amenazas o berrinches.

Es indiscutible que los niños precisan límites en su educación, pues esto les proporciona estabilidad y seguridad, y les ayuda a conformar una personalidad sana.

Sin embargo, es imprescindible que estas normas sean justas, claras y consistentes. Es decir, deben aplicarse con coherencia y desde una relación de amor, respeto y consideración. Cuando no están presentes, los roles familiares quedan difusos y los niños no aprenden a tolerar la frustración.

Intolerancia a la frustración

La sobreprotección es otro de los puntos que más genera las conductas de maltrato en los menores. Cuando, desde la niñez, no se les han proporcionado herramientas para tolerar las negativas y frustraciones de la vida, no se puede esperar que sepan hacerlo.

De este modo, los pequeños sienten que todo debe ocurrir tal y como lo esperan, y que todos sus deseos y expectativas han de ser satisfechos. Si esto no sucede, montan en cólera y reaccionan con agresividad porque no han aprendido a gestionar estos escenarios de un modo más sano y asertivo.

Modelos de violencia

Por otro lado, en muchas ocasiones, la tendencia de los menores a reaccionar con agresividad y violencia es producto de los modelos que han observado durante su crecimiento.

Si en la familia las agresiones físicas o verbales son comunes o aceptadas, esto queda en el repertorio conductual de los niños como algo a lo que pueden recurrir. La imitación es uno de los modelos de aprendizaje más poderosos.

¿Cómo pueden actuar los padres maltratados?

Para abordar este tema adecuadamente y hallar una solución, es importante recordar que no existen culpas. Los padres maltratados no han de sentir, en ningún caso, vergüenza por lo que están experimentando, pues todos lo hacemos lo mejor que podemos y sabemos.

Niña adolescente con los puños en alto peleando con sus padres como forma de maltrato.

Dicho esto, indudablemente, la mejor estrategia será siempre la prevención. Establecer un vínculo de apego seguro con los niños reduce el riesgo de que surja la violencia en la familia. Un niño que crece sintiéndose amado, respetado y contenido por sus padres, que ha recibido atención, afecto y límites coherentes será muy difícil que termine recurriendo a la agresión física o verbal.

Sin embargo, cuando esta situación ya ha sobrevenido, es importante buscar ayuda cuanto antes. Con la atención psicológica adecuada, la mayoría de familias logran corregir la coyuntura y adoptar dinámicas saludables. Callar y permitir abusos solo perpetua la sensación de superioridad del hijo y de indefensión de los padres.

Por último, si la experiencia es crítica y peligra la integridad de alguno de los miembros de la familia, será necesario acudir a la justicia. Los límites han de comenzar a hacer acto de presencia de forma firme, aunque esto pase por una decisión tan dura como esta.

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  • Garrido, V. (2005). Los hijos tiranos. El síndrome del emperador. Barcelona: Ariel.
  • Martínez González, C. (2011). " No puedo con mi hijo"(el niño tirano, modelo de padres, la educación infantil...): Perfil del pediatra ante los nuevos retos en educación. Pediatría Atención Primaria13, 83-89.

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