Padres felices, hijos felices: regla básica de la maternidad

El mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos es crecer con unos padres felices. Esto sentará en ellos la base de una personalidad capaz de disfrutar la vida.

Padres haciéndole cosquillas a su hija.

¿Qué padre o madre no daría lo que fuera necesario por garantizar el bienestar y la felicidad de sus hijos? Cada mañana, desde que nos levantamos, tenemos en mente qué será lo mejor para ellos; nos sacrificamos para que estén bien.

Dedicamos horas y horas a informarnos sobre teorías y corrientes pedagógicas y empleamos otra gran cantidad de tiempo en preocuparnos y sentirnos culpables por no estar haciéndolo lo mejor posible. ¿Y si la respuesta estuviera en, simplemente, ser padres felices?

Las últimas generaciones de padres y madres han experimentado, y experimentan, una paternidad cargada de autoexigencias. Afortunadamente, cada vez somos más conscientes de la importancia de la crianza recibida y, por ello, cada vez más tratamos de educar con amor y responsabilidad.

Sin embargo, desafortunadamente, es esa misma presión por ser perfectos la que nos lleva a cometer el mayor de los errores: no disfrutar de la experiencia de criar a un hijo.Madre dando besos y abrazos a sus hijos.

¿Qué significa ser padres felices?

Afirmar que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es ser padres felices no significa que debamos desentendernos o actuar de modo negligente o egoísta. Las personas que tratan de continuar su vida como antes de la paternidad, que están ausentes física o emocionalmente para sus hijos, tal vez sean felices, pero no están actuando como padres.

Por otro lado, quienes se desviven pensando en el bienestar de sus pequeños y sacrifican sus propias necesidades están siendo padres, pero, seguramente, no están siendo felices.

La clave está, por tanto, en ser padres felices de serlo. Consiste en ocuparnos tanto de nuestros hijos como de nosotros mismos; en comprender que ni cuidar de un niño nos arruina la vida ni debemos arruinárnosla nosotros por entregarnos ciegamente a su cuidado. Se trata de hallar un equilibrio en el que podamos sentirnos plenos y realizados siendo padres.

Padres felices, hijos felices: ¿por qué?

Podemos invertir nuestro tiempo en aprender teorías sobre sueño infantil, alimentación saludable o pedagogías alternativas. Estar informados es, sin duda, una muestra de madurez y responsabilidad que nos permitirá educar a nuestros hijos de manera más consciente. Sin embargo, más allá de todo ello, la regla básica de un hogar feliz es que este esté lleno de risas y amor.

Son muchas las formas en las que nuestro estado de ánimo influye en el bienestar de nuestros hijos. De nada sirve seguir los manuales a rajatabla si, al final del día, nos sentimos insatisfechos, tristes y frustrados con nuestra vida. El mejor regalo que podemos hacerles a los niños son unos padres felices, y estos son los motivos.

Modelado

Los niños aprenden de sus padres actitudes, creencias y disposiciones ante la vida. Crecer con unos progenitores felices, satisfechos y positivos le otorgará al niño un valioso legado. Estarán sentando las bases de una personalidad capaz de percibir el lado amable de la vida, dispuesta a divertirse y a disfrutar de cada pequeño acontecimiento.

Por el contrario, contar con unos modelos paternos llenos de enojo, estrés, tristeza e insatisfacción conducirá al niño a experimentar las mismas emociones.

Disponibilidad

Por otro lado, es indudable que nuestro propio estado de ánimo determina lo disponibles que nos encontramos para nuestros hijos. Si nos sentimos plenos, realizados y felices, podremos prestarles más atención, cuidados y tiempo de calidad que si nos sentimos agotados, desbordados y tristes.Padres felices jugando con su pequeña.

Culpa

Por último, es importante recordar que, si damos de lado nuestra vida, nuestras necesidades, deseos y anhelos por entregarnos a la paternidad, tarde o temprano sentiremos una frustración que descargaremos de forma directa o indirecta en nuestros hijos. De un modo u otro, les transmitiremos la idea de que dejamos todo por ellos, de que fueron una carga y de que nos deben todo ese sacrificio.

Cuida de ti para cuidar de ellos

En definitiva, recuerda que tu felicidad está directamente relacionada con la de tus hijos. Ten presente que tienes derecho a realizarte como ser humano en otras áreas de tu vida, que mereces sacar adelante tu carrera laboral, compartir tiempo con amistades y disfrutar de momentos para ti misma.

Lejos de ser un acto egoísta, esto es un acto de amor, amor propio y amor por unos niños a los que les estarás regalando una madre satisfecha, disponible y libre de culpas. Una madre que será un modelo felicidad.

Bibliografía

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