Hace unas décadas el estilo de crianza autoritario era el más extendido. Sin embargo, se ha demostrado que no es el más eficaz para criar niños saludables, autónomos y felices. Por el contrario, las prácticas respetuosas, en las que prima el afecto y la conexión, parecen ser más apropiadas. Por lo mismo, queremos proponerte algunas actividades para mejorar la confianza entre padres e hijos.
Esta complicidad e intimidad emocional son necesarias en muchos sentidos. En primer lugar, ayudan a los niños y adolescentes a sentirse más seguros en sus hogares y a ver a sus progenitores como figuras de referencia a las que acudir. Además, favorecen la comunicación y permiten crear vínculos más estrechos.
Si quieres disfrutar de estos beneficios no es necesario hacer grandes esfuerzos, basta con aplicar en el día a día una serie de pautas que resumimos en las siguientes dinámicas.
Apunta estas actividades para mejorar la confianza entre padres e hijos
Las propuestas que realizamos a continuación pueden incluirse fácilmente en el día a día. Cada familia decidirá con qué frecuencia aplicarlas en función de sus necesidades. Esperamos que te resulten de interés.
1. Ver álbumes de fotos
La confianza se define como el grado en que nos sentimos seguros con otra persona. Implica un profundo conocimiento mutuo y la tranquilidad de poder mostrarnos vulnerables en presencia del otro. Esto se debe a que sabemos que esa persona no nos dañará y buscará siempre nuestro mayor bien. Para esto, es importante que la relación sea recíproca; es decir, tú debes conocer bien a tu hijo, pero también darle la oportunidad de saber más de ti.
No solo basta con preguntarle acerca de su día o de sus emociones, también tienes que estar dispuesta a compartir con él cómo te sientes, lo que vives y has vivido. Y, para esto, ver álbumes de fotos juntos es una excelente opción. Toma algunas fotos de tu infancia o de tu juventud, de cuando te casaste o cuando tus hijos nacieron y muéstraselas a tu niño o adolescente.
Mientras las observáis, comparte con él cómo eras en cada etapa, qué sentías, cómo viviste esos momentos y qué solías hacer. A él le encantará descubrir más sobre su historia, logrará entenderte mejor y se sentirá honrado de que te abras a compartir con él tu intimidad y tu pasado.
2. Compartir la dinámica de la noche
A fin de forjar una confianza mutua, es muy positivo compartir con los hijos nuestros pensamientos y tenerlos en cuenta en el día a día. Esta dinámica podéis realizarla por la noche, ya sea en la cena o antes de dormir. Consiste en que cada uno de vosotros le cuente al otro lo siguiente:
- Un momento que agradece de esa jornada que ya termina; es decir, el mejor momento del día.
- También, esa situación que le preocupa o que le ha causado angustia, miedo o tristeza.
La idea es poder escucharos mutuamente y ofreceros apoyo y consejo. No es necesario hablar sobre grandes preocupaciones, pues los niños más pequeños no han de cargar con problemas de adultos. Sin embargo, puedes preguntarle a tu hijo qué ropa cree que puedes ponerte para tu reunión de mañana o cómo puedes mejorar tu receta de macarrones. Se trata de que se sienta tenido en cuenta y, tal y como tú le orientas sobre su día, él también pueda hacerlo contigo.
3. Compartir gustos
Una de las grandes formas en que puedes hacer sentir amado a tu hijo es interesándote por sus gustos y preferencias. En ocasiones, caemos en el error de rechazar las series que ven nuestros hijos o de menospreciar la música que escuchan. Sin embargo, esa es una buena oportunidad para acercarnos a ellos. Por esto, estableced turnos para compartir con el otro vuestras películas favoritas, los grupos musicales o las actividades que más os interesan.
Por ejemplo, cada mañana, al ir al colegio en el coche, cada uno puede elegir las canciones a escuchar; o cada viernes por la noche podéis cenar mientras ven el programa escogido por quien tenga el turno. Los fines de semana, podéis planificar actividades en familia elegidas una vez por cada miembro. La idea es abrirse a la experiencia, compartir opiniones y saber más acerca de los gustos del otro.
4. Tener una comunicación asertiva
Para mejorar la confianza entre padres e hijos no solo podemos centrarnos en los aspectos positivos, también hemos de ser capaces de abordar aquellos más incómodos de la mejor manera. Esta actividad podéis aplicarla cuando haya habido algún malentendido o discusión entre vosotros. Cuando ya estéis calmados, sentaos a hablar al respecto.
Por turnos, podéis exponer vuestra opinión respecto a diferentes puntos:
- Cuál pensáis que ha sido el problema.
- Cómo os habéis sentido durante la discusión.
- Qué os gustaría que hubiese dicho o hecho la otra persona.
- Qué creéis que podéis mejorar a nivel individual para la próxima vez.
Es muy importante que esta conversación se lleve a cabo sin juzgar y buscar escuchar realmente lo que el otro piensa, siente y necesita. Con los niños pequeños puede resultar algo más complicado de aplicar. Sin embargo, es una excelente manera de trabajar con ellos la comunicación y la inteligencia emocional, así como de ayudarlos a ser más resolutivos.
5. Hacer una asamblea democrática
Esta última propuesta podéis realizarla cada cierto tiempo. La idea consiste en poner en común las normas establecidas en la familia y la posibilidad de modificarlas o flexibilizarlas. Podéis tratar, por ejemplo, el tipo de actividades de las que se ocupa cada niño y cuáles son sus derechos y sus responsabilidades.
También, a medida que crezca, el chico reclamará una mayor independencia y confianza de tu parte. Aquí, podéis llegar a acuerdos al respecto de forma democrática. Por ejemplo, el niño o adolescente puede expresar su deseo de comenzar a ir solo al colegio, de tener un teléfono móvil o de cerrar la puerta de su habitación cuando está dentro.
A cambio, se le puede pedir que muestre responsabilidad al mantener su cuarto ordenado y respetar las horas permitidas de uso del teléfono o cumpliendo con sus tareas asignadas. De esta forma se deposita confianza mutua y ambas partes se comprometen a cumplir con su parte.
Mejorar la confianza entre padres e hijos día a día
La confianza entre padres e hijos no se trabaja en un día, es una carrera de fondo que más bien se convierte en un estilo de vida y de comunicación. Al introducir las anteriores actividades en la dinámica familiar se facilitan esos momentos de conexión, de conversación y de apoyo mutuo. De esa manera, los vínculos se fortalecen. Gracias a esto, los niños crecerán y se sentirán seguros, escuchados y tenidos en cuenta. Y, sin duda, las relaciones familiares serán más armoniosas y satisfactorias.
Bibliografía
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- Jorge, E., & González, M. C. (2017). Estilos de crianza parental: una revisión teórica. Informes psicológicos, 17(2), 39-66.
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