¿Quién no ha ido alguna vez al médico y su hijo se ha puesto a llorar sin parar? Es muy común que los pequeños sufran cuando van al pediatra o cualquier otro médico. El llanto del niño es una cosa que a los padres, más que preocuparnos, nos crea ansiedad. Por eso vamos a ver qué soluciones podemos encontrar a esta contrariedad.
Ver a nuestro hijo llorando sin parar y no saber cómo calmarlo es duro. Sobre todo en los primeros años de vida, las visitas al pediatra son muy frecuentes y los niños sienten miedo. ¿Por qué motivos llora nuestro hijo? ¿Qué podemos hacer para que la consulta vaya bien? Sigue leyendo y encontraras las respuestas.
¿Qué causa el llanto del niño en el médico?
Las razones pueden ser muy variadas. Algunos de los motivos suelen ser:
- El temperamento de cada niño y la forma que tenemos de afrontar las situaciones que le producen estrés. Los pequeños lloran para expresar sus sentimientos, como el miedo ante lo desconocido, o a lo conocido que le crea dolor (vacuna).
- La edad también influye en el llanto del niño. Entre los seis meses y un año el llanto del chico es más frecuente, puesto que están en la etapa del apego y ansiedad por separación. Entre los 2 y 3 años es más fácil explicarles y que entiendan a su manera que ir al médico es bueno para cuidarles e intentar que se curen.
- Se encuentran enfermos y mal en general. Están más irritables y tienen menor tolerancia a situaciones nuevas o a que los exploren.
- Miedo a lo que le causa dolor. Si es un niño sano y ha tenido que ir poco al médico pero sí a las vacunas, sabe que eso le causa dolor y por tanto tiene miedo de volver a ir por lo que le puedan hacer.
- Comentarios desafortunados de los padres del tipo, “como te portes mal el médico te va a pinchar”. Esto hace que el niño tema ir al médico.
¿Qué podemos hacer ante el llanto del niño en el médico?
- Es importante que los padres estén presentes siempre, tanto en la cita rutinaria como en cualquier procedimiento que tengan que realizarle al niño.
- Los padres tienen que estar en su lugar y dejar hacer al médico lo que tenga que hacer, porque sino las cosas pueden empeorar.
- Como padres, hay que intentar transmitir serenidad y seguridad a nuestros hijos. No perdiendo nosotros el control ni dramatizando por lo que le tenga que hacer el médico, todo irá mejor.
- Confiar en el médico, que es especialista en niños, y sabe lo que hace. El pediatra vela por la salud de tu hijo.
- No hay que cambiar al niño de médico porque llore, a no ser que el pediatra tenga un trato demasiado duro o directamente no lo trate bien.
- Es muy buena idea que le regales un maletín de médico y juguéis explorándoos mutuamente. Que incluya el fonendoscopio, cinta, etc., para que se familiarice con los instrumentos.
- Evita hablar con temor de los médicos delante de tu hijo. Habla del médico como alguien que vela por la salud de todos, y que nos cura cuando estamos enfermos.
Qué no debemos hacer
- Impedir el llanto tapando la boca
- Ponerle videos en el móvil para “hipnotizarlo”
- Taparle la boca con el chupete para que deje de llorar
- Abrazarlo de forma desmesurada para que no se separe de nosotros ni un milímetro.
Si hacemos cualquiera de estas cosas, estamos denotando inseguridad y transmitiendo nuestro miedo y desconfianza. Así le decimos mamá o papá te protegen de este señor o señora tan malo/a.
Si seguís estos consejos, el llanto de vuestro hijo será menor incluso en algunos casos desaparecerá. Tenemos que ser muy conscientes de que a veces somos los padres mismos los que empeoramos las cosas. Por tanto, hay que mostrarse siempre seguro y confiado en la consulta del médico con nuestro hijo. Él se fija en nosotros, y si nosotros mostramos cualquier signo de ansiedad, el niño cree que está en una situación de peligro y llora. Por lo tanto, hay que tratar la situación con la mayor naturalidad posible.