La preeclampsia: qué es y sus consecuencias en el embarazo

La preeclampsia es una de las complicaciones del embarazo. Se relaciona con el aumento de la tensión arterial y, de no recibir tratamiento, puede ser peligrosa.
La preeclampsia: qué es y sus consecuencias en el embarazo
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 17 mayo, 2023

Entre todas las condiciones que pueden aparecer durante el embarazo, una de las más peligrosas tanto para la madre como para el bebé es la preeclampsia. Esta afección está relacionada con un aumento de la tensión arterial en conjunto con signos y síntomas de daño en otros órganos.

Se trata de una enfermedad propia de esta etapa que puede afectar del 2 al 8 % de las gestantes, según algunas investigaciones. Suele ser de progresión lenta y gravedad variable, aunque en los casos más extremos puede evolucionar a convulsiones (eclampsia), enfermedad cerebrovascular y daño multiorgánico.

¿Qué es la preeclampsia?

La preeclampsia es una complicación del embarazo que debe tomarse con mucha seriedad por sus posibles consecuencias. Tal y como explica una revisión publicada en Hypertension, es una forma de presentación de la hipertensión arterial durante este periodo, siempre y cuando aparezca a partir de la semana 20 y haya existido una tensión normal previa.

Además, para diagnosticarse se debe acompañar de proteínas abundantes en la orina (proteinuria), aunque también se toman en cuenta las siguientes manifestaciones:

  • Dolor de cabeza.
  • Alteraciones visuales recientes.
  • Lesión renal aguda.
  • Disminución del conteo de plaquetas (trombocitopenia).
  • Alteración de la función hepática.
  • Edema pulmonar.
Solo es necesaria una de las alteraciones anteriores para hacer el diagnóstico.

Síntomas

La patología suele cursar de forma asintomática en la mayoría de los casos. Esto se debe a que el aumento de la presión arterial es paulatino, por lo que los cambios generados en el organismo son muy sutiles.

El primer signo clínico que indica la presencia de preeclampsia es el aumento de la presión arterial, con cifras superiores a 140/90 milímetros de mercurio como anormales. Así lo sugiere el American College of Obstetricians and Gynecologists.

Esta alteración se debe acompañar de alguno de los signos y síntomas que ya hemos mencionado, y se relaciona con el fallo de diversos órganos y sistemas por problemas en su suministro sanguíneo.



Causas

Aunque todavía no hay estudios que puedan determinar las causas seguras que provocan la preeclampsia, se cree que puede estar asociada a múltiples factores. Dentro de las posibles causas destacan l a dieta, los trastornos autoinmunitarios, los problemas vasculares o la predisposición genética.

Una de las teorías más aceptadas que explican el origen de la enfermedad incluye a la placenta y su formación. Los vasos sanguíneos formados en las primeras semanas del embarazo suelen ser muy angostos en las mujeres con preeclampsia.

Además, los vasos sanguíneos con alteraciones no responderán bien a los cambios hormonales inducidos. De esta manera, se limita la cantidad de sangre que fluye a través de ellos y aumentarán las cifras tensionales.

Factores de riesgo

Una revisión sistemática y metaanálisis publicada en BMJ explica que existen múltiples condiciones que aumentan la probabilidad de padecer la afección, entre los cuales destacan los siguientes:

  • Padecer del síndrome antifosfolipídico.
  • Embarazadas que tengan antecedentes familiares o personales con esta misma enfermedad.
  • Primer embarazo.
  • Gestación múltiple.
  • Madres adolescentes.
  • Ser mayor de 40 años.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Mujeres que se someten a técnicas de reproducción asistida.
  • Nueva paternidad.

También hay que tener cuidado en el caso de embarazadas con enfermedades relacionadas como diabetes gestacional, hipertensión arterial crónica o enfermedades renales. En todos estos escenarios, el médico tiene que controlar a la paciente y llevar su caso como un posible riesgo para su vida y la del futuro bebé.

Consecuencias de la preeclampsia

La preeclampsia se puede convertir en un problema grave en muchos embarazos. Ante el menor riesgo para el bebé, lo mejor es ingresar a la embarazada en el hospital para tenerla controlada y para que mantenga reposo hasta que la situación se estabilice. La enfermedad p uede impedir el crecimiento intrauterino y favorecer la disminución en el volumen de líquido amniótico.

Cuando es muy grave, puede provocar el desprendimiento prematuro de la placenta. En este caso, se suele optar por la inducción del parto a la embarazada porque existe un gran riesgo para la vida del bebé.

Una de las peores consecuencias es que el bebé nazca antes de tiempo si hay que inducir el parto. Si se produce antes de la semana 37, esta situación da origen a un bebé prematuro. Aquí hay un riesgo elevado de mortalidad, morbilidad y discapacidad a largo plazo, por lo que es importante prevenir los partos prematuros.

Otras complicaciones de la preeclampsia incluyen las siguientes:

  • Síndrome HELLP. Es una situación grave caracterizada por ruptura de los glóbulos rojos (hemólisis), daño hepático y disminución importante del recuento de plaquetas (trombocitopenia).
  • Eclampsia. En el contexto de una mujer con preeclampsia, es la evolución clínica caracterizada por la aparición de convulsiones.
  • Daño a otros órganos como riñones, hígado, pulmones, cerebro y ojos. Todos estos tejidos están irrigados por vasos sanguíneos, y en los trastornos hipertensivos graves el flujo sanguíneo se ve disminuido.
  • Enfermedad cardiovascular. Un estudio publicado en la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología sugiere que haber padecido preeclampsia aumenta el riesgo de enfermedad en el futuro, en especial en cuanto a cambios duraderos en la presión arterial diastólica y algunos biomarcadores.
  • Muerte materna o fetal. Sin tratamiento, la preeclampsia puede llevar a cambios irreversibles que terminen en un desenlace fatal.
  • Hemorragias. Estas pueden producirse asociadas a otras condiciones, como desprendimiento prematuro de placenta normoinserta y rotura uterina.
  • Accidente cerebrovascular. Si bien es una rara complicación, la importante elevación de la presión arterial puede comprometer el riego sanguíneo cerebral.

Tratamiento de la preeclampsia

El tratamiento suele ser el ingreso hospitalario para controlar el estado de la madre y el riesgo para el bebé. Por su parte, si el embarazo está avanzado, lo mejor será inducir el parto. En caso contrario, por lo general, se reduce a reposo en cama y control clínico de la embarazada hasta que la presión arterial baje.

Algunos fármacos son útiles en el control de la enfermedad. En primer lugar, se encuentran los antihipertensivos, los cuales ayudarán a mantener la presión arterial en cifras normales. Por su parte, los corticosteroides se usan en los casos más graves para mejorar la función hepática, así como para inducir la maduración pulmonar en el bebé.

En última instancia, se pueden emplear medicamentos anticonvulsivos cuando la enfermedad progresa a una eclampsia. La eclampsia no es más que un cuadro clínico muy similar a la preeclampsia, sin embargo, en este caso las mujeres presentarán convulsiones.



¿Es posible prevenir esta enfermedad?

Es difícil prevenir enfermedades como la preeclampsia, pero es importante que todas las embarazadas vayan a los controles habituales con su obstetra y que se realicen todas las pruebas necesarias. Si se detecta de forma precoz, se puede controlar y ayudar a que no se convierta en un problema grave.

La preeclampsia suele aparecer a partir de la semana 20 en muchos de los casos, por lo que es fundamental controlar a la embarazada con riesgo de preeclampsia en el segundo trimestre. También es necesario hacer controles constantes de la hipertensión arterial, la retención de líquido y las proteínas en la orina.

Una investigación publicada en Drugs sugiere que la administración de aspirina en pacientes con alto riesgo de desarrollar la enfermedad es un método preventivo eficaz. Lo ideal es administrar el medicamento desde la semana 11 hasta la semana 36 del embarazo, a dosis de 150 miligramos diarios.

Una afección que se puede tratar y prevenir

Controlar la preeclampsia en el embarazo es muy importante en el caso de mujeres con alto riesgo de sufrir la enfermedad. Ante cualquier síntoma, consulta con tu médico o acude a tu hospital de referencia para que te hagan un chequeo de urgencia y comprueben si sufres o no preeclampsia. Recuerda que se trata de una enfermedad grave, pero que se puede vigilar si se siguen los controles habituales.


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