Compartir los juguetes o un bocado de pan puede ser el comienzo de una vida llena de bondad. Todo está en que la familia aprenda a aprovechar esas primeras señales para educar al niño en la sana tradición de compartir. Sin lugar a dudas, un menor que sabe prestar sus cosas tiene mayores posibilidades de establecer buenas relaciones sociales con otros niños y hacer amigos.
¿Qué es compartir?
Compartir es la cualidad que se caracteriza por el disfrute simultáneo de un bien, un servicio, un sentimiento, la atención o una persona determinada.
Es compartible todo cuanto se posee. Estamos compartiendo nuestro auto cuando nos ofrecemos a llevar a otra persona, le prestamos una cazuela a una vecina, cedemos la silla de nuestra mesa a un desconocido cuando estamos en una cafetería llena y no hay donde más sentarse.
Se comparten también los besos de mamá cuando son repartidos entre todos los hermanos a la vez, y los ratos libres de papi cuando él dispone un tiempo para jugar a los carritos con el pequeñín de la casa y luego, a las bolas, con el hermano más grande.
Los niños que no saben o no quieren compartir
Hay niños que no saben compartir porque no se les ha enseñado. Los hijos únicos, sobre todo, tienden a ello.
Existen también otros menos a los que sí se les inculca la importancia de compartir con los demás y, sin embargo, fruncen el ceño y se esconden cuando se les pide que saquen sus juguetes para que sus amigos jueguen con ellos.
Pero a los niños, incluso a los más pequeñitos, hay que respetarles sus sentimientos, criterios y decisiones que tomen.
Si un niño no desea compartir sus colores, los adultos no deben forzarlo. De lo contrario, sería como si alguien obligara a mamá a prestar su ropa íntima o el anillo tan preciado que le regaló papá el día de su boda.
Si a los adultos les cuesta prestar su auto o su vivienda a terceros, ¿por qué el niño tiene que prestar sus muñecos?
Aun cuando la comparación pueda resultar escandalosa hay que tener presente que un juguete para un niño vale tanto o más que uno de los bienes materiales más preciados de un adulto.
Consejos para que el niño aprenda a compartir
Mamá, si tu niño no quiere compartir sus juguetes en un momento determinado, te lo repetimos, no debes forzarlo. En esto la educación debe ser preventiva.
A pesar de que el entrenamiento tampoco asegura el resultado esperado, porque aun cuando lo eduques en ese sentido tu hijo va a compartir sus galletas con quienes quiera y en el momento que desee, sí existen maneras de lograr que se muestre menos reacio al gesto de compartir.
Entre ellas, te recomendamos:
Comparte con él y coméntale que eso que haces es compartir
El niño debe percibir en carne propia lo bien que se siente cuando le ofreces tus pertenencias y dejas que él las manipule y haga por su cuenta.
Digamos, por ejemplo, que esta noche puedes permitir que tu hija juegue un rato con tu cartera para que saque todos los objetos que hay dentro, se pinte los labios con tu crayón, se mire en tu espejo, tome los bolígrafos y garabatee durante un rato sin que te pongas molesta
Que la familia sea su escuela
Además de compartir con él los restantes miembros de la familia tienen que compartir entre ellos, prestarse las cosas y mostrarse felices por hacerlo.
El juego en familia también puede ayudar a un niño a saber lo que es compartir.
Digamos, que todos se ponen a colorear: papi con acuarelas, mami con crayolas, y el niño con colores. Pero los “artistas” pueden intercambiar sus materiales para que los dibujos sean mucho más bonitos. Mami le prestará su crayola verde a papi para que él pinte la hierba, el niño dejará que mami tome su lápiz azul para dibujar el cielo… y así sucesivamente.
Aprovecha a los vecinos y amigos para que aprenda a compartir con terceros
Los vecinos y los amigos mucho pueden ayudar en la enseñanza que le das a tu hijo.
Por ejemplo, además de prestar tu ayuda cuando algún amigo la necesite (porque la ayuda también se presta) puedes pedirle a tu niño que te asista para hacer un postre con el objetivo de obsequiárselo a algún vecino. No importa si no hay motivo para ello.
De esta manera tu hijo tendrá la oportunidad de percibir la gratitud de otros hacia él toda vez que comparte algo.
Los hermanos y los primos son ideales para enseñar a un niño a compartir
Hubo una época en la que, si a casa llegaba un caramelo, ese caramelo, por muy pequeño que fuera, era fragmentado para ser repartido entre los hijos.
Aunque la situación económica de hoy, por suerte, ha cambiado bastante, ese puede ser un excelente ejemplo en el que apoyarse para ejercitar a un niño en el sano gesto de compartir.
Mamá y papá deben velar porque todo lo que haya en casa, incluso, los abrazos, sean repartidos entre todos los niños por igual.
Bibliografía
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