Herpes en niños: síntomas, causas y tratamiento

El herpes es una enfermedad infecciosa muy molesta, ya que causa ampollas que pican y duelen. Además, una vez adquirido, lo llevamos en el organismo de por vida.
Herpes en niños: síntomas, causas y tratamiento

Escrito por Fernando Clementin

Última actualización: 24 agosto, 2022

El herpes en niños es una infección mucho más común de lo que parece, dado el alto grado de contagio que conlleva. Además, una vez adquirido, lo llevamos en el organismo de por vida.

Se trata de una enfermedad infecciosa viral que causa la aparición de lesiones en la piel. Se manifiesta como un conjunto de vesículas pequeñas envueltas por un círculo rojo. El agente se llama virus del herpes y existen muchas variedades, como el VHS-1 y el VHS-2.

El primero de estos virus es el causante más frecuente en niños, aunque también hay casos del segundo tipo. En el herpes de tipo 1, el más común (quizás también el más molesto) es el labial.

Existe otra variedad, denominada herpes zóster (también llamado “culebrilla” o “fuego de San Antonio”), que se presenta como consecuencia de la permanencia del virus de la varicela. Afecta a las células nerviosas de la piel y se manifiesta con la aparición de ampollas en una zona específica del cuerpo, acompañadas por ardor o dolor punzante y hormigueo o picazón.

¿Tiene cura?

El herpes no tiene cura. Aunque sí existen varios tratamientos para acelerar el proceso de curación de las lesiones. Una vez que esto pasa, el virus queda latente en el organismo hasta la siguiente activación. Su lugar de “hospedaje” son los ganglios nerviosos sensitivos.

El herpes en niños es bastante común.

Herpes en niños: síntomas y aparición

El agente responsable puede adquirirse en un determinado momento y no ocasionar síntomas ya que se encuentra inactivo. Diversas situaciones suelen identificarse como desencadenantes, incluyendo el estrés, la exposición a mucha luz solar, deshidratación o infecciones.

El periodo de aparición de la infección puede durar entre 10 y 14 días. Al principio, se percibe un enrojecimiento de la zona afectada, generalmente también con picazón. Luego, aparecen las vesículas rellenas de líquido, que causarán cierto dolor. Una vez que se revientan, dejan una especie de costra que tardará unos días en desaparecer.

¿Lo bueno? No deja marcas y, la gran mayoría de las veces, no causa complicaciones mayores. De todos modos, existen estudios que lo vinculan con la aparición de alzhéimer en adultos.

Si se presenta por primera vez en un niño, es muy probable que el herpes cause fiebre e inflamación en los ganglios linfáticos.

De acuerdo a lo que detalla Healthy Children , de la Asociación Estadounidense de Pediatras, en los recién nacidos el virus del herpes puede causar complicaciones un poco más serias, como enfermedades del cerebro, pulmones e hígado, así como úlceras en la piel y ojos. En los casos más extremos, puede representar riesgos para la vida del bebé.

La variedad de herpes zóster se presenta del mismo modo en el comienzo. La diferencia radica en que las ampollas suelen ser más dolorosas. Además, este tipo de herpes también puede estar acompañado de dolor abdominal, fiebre, escalofríos, dolores articulares y de cabeza.

En ambos tipos, el contacto del líquido que emana de las ampollas con una zona del cuerpo no infectada puede generar su aparición también en ese lugar. Es importante tomar los recaudos necesarios para que esto no ocurra.

En los recién nacidos, el virus del herpes puede causar complicaciones serias.



Causas del herpes en niños

La principal es el contagio por parte de los adultos, ya que entre el 70 % y el 90 % de ellos portan el virus. Sin embargo, también podemos identificar otros posibles orígenes para la aparición del herpes:

  • Durante el parto: puede ocurrir si la madre tiene activa la infección.
  • Contagio directo: por besos o contactos con zonas afectadas. El herpes es una infección extremadamente contagiosa.
  • Contagio indirecto: a través de toallas, vasos, juguetes o cualquier otro elemento que haya estado en contacto con alguien infectado.
  • Transmisión sexual: esta es la forma de contagio para la infección genital del herpes.
  • Reaparición del virus latente: a veces esto sucede como respuesta a un resfriado, calor, fiebre, fatiga, estrés o exposición a la luz solar.

¿Cómo se cura?

En el caso de infecciones en recién nacidos, deberán trasladarse a la unidad de cuidados intensivos, debido a las posibles consecuencias que el virus pueda causar.

El herpes no tiene cura definitiva.

El resto de las afecciones suelen tratarse en casa. Medidas básicas como aplicar compresas frías y húmedas sobre las lesiones, consumir alimentos fríos (en caso de lesiones bucales) y el uso de acetaminofén si el pediatra lo autoriza son suficientes.

Además, el uso de medicamentos antivirales puede acelerar el proceso de sanación y evitar que el virus se propague más. También existen remedios naturales para tratarlo.

Es importante tener en cuenta algunos puntos durante el cuidado de un niño con herpes:

  1. Brindarle mucho líquido para evitar que se deshidrate.
  2. No darle alimentos que puedan irritar las úlceras.
  3. Controlar que no presente fiebre, ganglios inflamados u otra molestia. Si esto pasa, hay que consultar al pediatra.

El herpes no se cura, pero con el tratamiento, el virus quedará inactivo en el organismo de la persona que portadora.



Signos de alarma

A pesar de que el herpes en los niños no suele ser grave, hay algunas situaciones en las que vale la pena acudir al pediatra tempranamente:

  • Brotes recurrentes.
  • Lesiones que tardan demasiado en curar (más de 1 o 2 semanas).
  • Síntomas cutáneos demasiado intensos acompañados de fiebre.
  • Presencia de lesiones cerca de los ojos, ya que puede producirse una queratitis herpética. Según una publicación, el diagnóstico de esta condición es clínico, y existen probabilidades de que genere cicatrices y ceguera.

¿Se puede prevenir el herpes en niños?

No hay grandes secretos en torno a la prevención del herpes en niños. Lo más recomendable es evitar el contacto con cualquier persona que presente brotes. Del mismo modo, es aconsejable no llevar al niño al colegio si es él quien presenta los síntomas.

Para evitar la transmisión, vale la pena evitar que el niño se rasque constantemente y comparta objetos como los juguetes o artículos de limpieza con los otros niños.

En definitiva, la infección por herpes es sumamente común y diversa, especialmente en los niños debido a su sistema inmunitario poco desarrollado. Saber identificar las lesiones y manejarlas adecuadamente es fundamental para evitar problemas a futuro.


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  • Baquero Artigao F, Prieto Tato LM, Ramos Amador JT, et al. Guía de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica sobre prevención, diagnóstico y tratamiento de la infección neonatal por virus herpes simplex. An Pediatría. 2018;89(1):64.e1-64.e10. doi:10.1016/j.anpedi.2018.01.004.

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