La herencia y el ambiente en el desarrollo de los niños

¿Qué influye más en el desarrollo de los niños, la herencia o el ambiente? Este es un debate que sigue suscitando diversidad de opiniones.
La herencia y el ambiente en el desarrollo de los niños
Marcela Alejandra Caffulli

Revisado y aprobado por la pediatra Marcela Alejandra Caffulli.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 16 abril, 2023

Los bebés, desde el momento del nacimiento, desenvuelven sus potencialidades y habilidades de un modo progresivo. Poco a poco se adaptan al entorno físico, social y cultural que les rodea y en el que están destinados a crecer. Es decir, la herencia y el ambiente juegan un papel muy importante en el desarrollo de los niños.

En este sentido, se puede afirmar que la adquisición de las capacidades humanas se basa en la interacción directa entre la predisposición genética y la crianza, el aprendizaje y la educación que se recibe.

La herencia y el ambiente en el desarrollo de los niños

Como hemos mencionado antes, el desarrollo de los niños se ve influenciado por la relación entre factores innatos y factores adquiridos, entre la herencia y el ambiente. Veamos ahora la definición de cada uno de estos conceptos.

La herencia

Niño demostrando su inteligencia.
Si bien la inteligencia tiene un gran componente hereditario, la influencia del medio ambiente resulta fundamental para explotar su capacidad.

Es la dotación cromosómica y genética que los progenitores transmiten a los hijos, de modo que se dan de forma innata ciertas características físicas, fisiológicas, morfológicas, conductuales, etc.

Por ejemplo, la inteligencia, que es la capacidad de razonar, planificar, resolver problemas y pensar de forma abstracta, así como también, la de comprender ideas complejas, aprender rápido y de la experiencia, tiene importantes componentes genéticos, como lo confirman publicaciones como esta de la revista Molecular Psychiatry.

De hecho, los investigadores han logrado identificar secuencias de genes responsables del 20 % del carácter hereditario de este factor, según un artículo publicado en Nature Reviews Genetics. En definitiva, la inteligencia favorece al correcto desarrollo de los niños y facilita la adquisición de habilidades.



El ambiente

Por su parte, el ambiente hace referencia al entorno en el que los hijos viven y crecen. Esto incluye la sociedad, la cultura y la influencia de las personas que están en permanente contacto con ellos.

Se habla entonces de un espacio pluridimensional, en el que cada elemento físico, social o cultural es inseparable de la persona. En él también se producen interconexiones en varios entornos, más allá del inmediato, como si se tratase de estructuras concéntricas, en la que cada una está contenida en la otra.

Así lo explica un artículo que aborda las estrategias de acompañamiento en la formación de los niños, tanto en el ambiente familiar como en el escolar.

Por tanto, los pequeños nacen con un determinado potencial que heredan de los padres y desarrollan sus capacidades en función del entorno y de las oportunidades de aprendizaje que hay en él.

La importancia del ambiente en el desarrollo de los niños

Un niño con un alto potencial genético no lo aprovechará lo suficiente si crece en un ambiente pobre, en el que se le ofrece poca o ninguna estimulación. Por el contrario, otro que cuente con un menor potencial innato, aumentará significativamente su desempeño gracias a la presencia de un medio favorecedor y estimulante.

Esta importante relación se describe en una reciente investigación que desarrolla una conceptualización neurológica de las altas capacidades infantiles. En el artículo se explica que el coeficiente intelectual basado en la herencia no es estático, sino maleable, de acuerdo a la interacción que ocurra entre los genes y el ambiente.

Existen, pues, amplificadores e inhibidores del potencial genético, como lo son el ambiente y la plasticidad cerebral a lo largo de la vida. Así lo refiere este otro estudio publicado en la revista Neurología.

Características del desarrollo

Niño jugando con diferentes bloques
El desarrollo de los niños está predeterminado por la genética, sin embargo, su curso puede verse afectado por diferentes factores ambientales.

Teniendo esto en cuenta, cabe destacar que el desarrollo humano se considera un proceso:

  • Dinámico: por la interacción entre la persona y un entorno cambiante.
  • Adaptativo: pues es necesario aprender a amoldarse y a ajustar las respuestas a las situaciones que plantea el ambiente.
  • Continuo: ya que se trata de un proceso que tiene lugar a lo largo de todo el ciclo vital.
  • Integral: porque se desenvuelven y evolucionan todas las capacidades humanas.
  • Único e irrepetible: puesto que cada persona se forma de un modo diferente según las experiencias vividas.
  • Universal: porque todas las personas pasan por este proceso.
  • Predecible en el tiempo: debido a que en condiciones normales, todos los niños adquieren ciertas habilidades en un periodo de tiempo determinado.
  • Individual: dado que, a pesar de ser universal y predecible, cada niño adquirirá nuevas habilidades dependiendo de su potencial heredado y del estímulo ambiental recibido.

Como vemos, sobrevivir, crecer, madurar y reproducirse corresponde a procesos condicionados por el soporte genético acoplado con el medio social y ambiental en el cual se desarrolla la persona. Esto es lo que se denomina respuesta alostática al ambiente, según leemos en esta Revista Chilena de Antropología.



El margen de reacción en el desarrollo infantil

Todos los niños tienen un margen de reacción. Es decir, una capacidad para mejorar sus potencialidades a causa de la intervención del entorno próximo, por lo que nunca hay que descuidar la educación y el aprendizaje de ningún pequeño. Todos, independientemente de sus características innatas, pueden alcanzar un desarrollo óptimo dentro de sus posibilidades.

Un niño que cuente con un genotipo que le permita un mayor margen de reacción, lo conseguirá con mayor facilidad. No obstante, cada persona responde de manera única a un margen o rango de condiciones ambientales dadas. De ahí que cada individuo establezca sus propios límites superiores e inferiores de desarrollo.

En definitiva, se puede concluir que ambos factores, la herencia y el ambiente, son imprescindibles para el correcto crecimiento de los más pequeños. De esta forma, las madres, los padres, los profesores y los educadores tienen la responsabilidad de ofrecer un ambiente estimulante, lo cual siempre es positivo y beneficioso para el desarrollo infantil.

«Un niño es como una mariposa en el viento. Algunas pueden volar más alto que otras, pero cada una vuela de la mejor forma que puede».

—Anónimo—


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