Flujo vaginal espeso: ¿motivo de alarma?
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Tener un flujo vaginal espeso puede causarle cierta preocupación a la mujer. Pues dicho cambio en la consistencia puede relacionarse con problemas vaginales, como infecciones o enfermedades complejas de los órganos reproductivos.
Aun así, hay que destacar que no siempre constituye un síntoma de alarma. Así, es preciso valorar este signo en el contexto del cuadro clínico, a fin de arribar al diagnóstico más certero de la condición. A continuación, te contamos más al respecto.
¿Qué es el flujo vaginal y cuál es su función?
El flujo vaginal, también conocido como moco cervical, es una secreción que se genera en el endocervix o cara interna del cuello uterino. Está compuesto en un 90 % por agua, electrolitos (calcio, sodio y potasio) y componentes orgánicos, como la glucosa, los aminoácidos y las proteínas. También, contiene a las células muertas que se descaman de esta estructura y algunos microorganismos que componen la flora genital.
Este fluido natural se produce de forma constante y, en promedio, una mujer descarga entre 2 y 4 ml cada día.
Además de contribuir con la inmunidad y con la salud reproductiva femenina, el flujo vaginal cumple las siguientes funciones:
- Lubrica el área vaginal, con el fin de evitar irritaciones en la zona.
- Mantiene el canal vaginal libre de suciedad y de microorganismos patógenos.
- Previene infecciones en el tracto genital a través del mantenimiento de la microbiota vaginal.
- Regula el pH vaginal.
- Favorece o inhibe el transporte de los espermatozoides a través de la vagina.
Ahora bien, el flujo vaginal cambia sus propiedades durante el ciclo menstrual. Así, podemos notar que se vuelve más líquido o espeso, abundante o escaso, transparente o blanquecino según la fecha del mes. Esto ocurre en respuesta a la acción hormonal que predomina en cada etapa del ciclo o a raíz de alguna infección del canal vaginal.
Causas de flujo vaginal espeso
Las causas de flujo vaginal espeso son variadas. Generalmente, este cambio en la consistencia es el resultado de las modificaciones en el nivel de hormonas sexuales en sangre, los cuales varían a lo largo del ciclo menstrual. Aun así, no debemos descartar a simple vista una infección u otra patología del tracto genital.
A continuación, te vamos a contar un poco más al respecto, para que puedas diferenciar los distintos tipos de flujo espeso.
Ciclo menstrual
Como hemos anticipado, el color, la textura y el volumen del flujo vaginal varía de acuerdo con la fase del ciclo menstrual en la que se encuentre la mujer. Ciertamente, esto responde principalmente a los niveles de estrógenos en sangre, que estimulan o inhiben la producción de moco en las células cervicales.
Unos días antes de la ovulación, el ovario libera la mayor cantidad de estrógenos del ciclo y así, la producción de flujo también alcanza su pico. Por eso, en este momento, notaremos que la secreción vaginal se torna de color blanco o amarillo claro, con una textura espesa.
Durante la ovulación, el flujo será abundante, espeso y elástico, con una consistencia semejante a la clara del huevo. Si no se produce la fecundación, los últimos días del ciclo el flujo será más líquido y escaso. Este tipo de secreción, que se conoce como leucorrea, que cuando es fisiológica no tiene olor ni se acompaña de otros síntomas y además, dura solo unos días.
Infección por levaduras
Ahora bien, no en todos los casos tener un flujo espeso es normal. En ocasiones, puede ser el resultado de la infección de bacterias u hongos en el tracto genital. En estos casos, el flujo cambia su color (a blanco, amarillo, verde o gris), adquiere mal olor y puede acompañarse de síntomas molestos, como irritación, picor o dolor al mantener relaciones sexuales.
La segunda infección vaginal más frecuente en las mujeres entre los 20 y los 45 años es la candidiasis vaginal, causada por el hongo Cándida albicans. Esta se caracteriza por presentar síntomas como flujo blanco y espeso, con una consistencia similar al requesón. Además, produce picor vaginal, ardor al orinar y dolor durante las relaciones sexuales.
Cuando se sospecha que el flujo espeso es resultado de una infección por levaduras, es importante acudir al médico para una evaluación. El especialista realizará los estudios que considere necesarios e indicará el tratamiento adecuado.
¿Debemos preocuparnos si tenemos un flujo vaginal espeso?
Tener un flujo vaginal espeso no debe ser un síntoma de preocupación. Lo normal es que durante la ovulación adquiera esta textura para favorecer el embarazo.
De cualquier forma, la valoración de la textura, el color y el olor de dicha secreción nos indicarán si es normal o si debemos prestarle atención y acudir a una revisión ginecológica.
El flujo vaginal es una secreción que puede guiarnos acerca de cómo se encuentra la salud de nuestra zona íntima. Lo ideal es hacer un seguimiento de sus características a lo largo del ciclo menstrual. Su valoración permite conocer los días fértiles, detectar un embarazo o alguna posible infección.
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