La bolsa amniótica es una membrana placentaria ubicada en el interior del útero, que contiene al líquido en el que nada el bebé.
En las condiciones normales, este saco se rompe en el trabajo de parto, aunque a veces se puede fisurar antes de tiempo y aumentar el riesgo para la salud de la mamá y del bebé.
En este artículo te diremos todo lo que debes saber sobre la fisura de la bolsa amniótica durante la gestación.
Fisura de la bolsa amniótica
El bebé se desarrolla en interior del útero materno, dentro de una membrana flexible y sellada herméticamente. Esta se denomina bolsa amniótica, pues es como un saco de paredes finas que contiene al líquido del mismo nombre. La principal función de esta estructura es servirle de protección al bebé hasta el nacimiento.
En este sentido, esta bolsa mantiene al pequeño alejado de los gérmenes dañinos, a una temperatura adecuada, favorece a su libre movimiento y evita las lesiones ante los golpes bruscos desde el exterior.
Bajo ciertas condiciones, esta membrana puede fisurarse o romperse antes de la llegada del parto, lo que favorece a la pérdida del líquido amniótico. Esto puede incidir negativamente en el embarazo, trayendo complicaciones como abortos, partos prematuros o nacimientos de bebés con bajo peso.
Por lo general, estas pequeñas fisuras de la bolsa amniótica se producen en semanas las cercanas al parto, con pérdidas de líquido mínimas que pueden controlarse con el tratamiento y el reposo apropiados.
No obstante, las roturas que se producen en las etapas más tempranas del embarazo, pueden conllevar un enorme riesgo para el bebé.
Causas que provocan una fisura en la bolsa amniótica
Existen algunas condiciones de salud maternas que pueden conducir a que esta membrana se fisure o se rompa antes de tiempo. Entre las más comunes destacamos las siguientes:
- Infecciones cervicouterinas: las infecciones en el área vaginal favorecen a la colonización de gérmenes en las paredes de la bolsa y esto hace que se debiliten y se fisuren.
- Aumento de la presión intrauterina, ya sea por polihidramnios o por embarazos múltiples.
- Pruebas diagnósticas que requieran de la punción de la bolsa amniótica, como la amniocentesis.
- Traumatismos abdominales maternos o caídas.
- Contracciones uterinas verdaderas.
- Alteraciones en el embarazo, como desprendimiento prematuro de la placenta, anomalías congénitas, retraso del crecimiento fetal.
- Antecedentes maternos de rotura de bolsa. Existe mayor predisposición a fisurar el saco amniótico si ya ha ocurrido en los embarazos anteriores.
- Malos hábitos maternos en cuanto a la alimentación o el consumo de tóxicos (cigarrillo o drogas).
¿Cómo saber si tengo una fisura de la bolsa amniótica?
Para conocer si tienes una fisura de la bolsa es indispensable corroborar que tienes una pérdida de líquido amniótico. Este fluido es de color claro, casi transparente y sin olor, muy parecido al agua.
En ocasiones, estas pérdidas de líquido amniótico pueden confundirse con el flujo vaginal o con la orina, por lo que es importante valorar las características diferenciales de estas fugas.
En primer lugar, cuando hay una fisura en la bolsa amniótica se tiene la sensación de tener la ropa interior mojada durante el día. Además, esta molestia aumenta al caminar o al realizar algún esfuerzo físico. Si este es el caso, ten en cuenta estos puntos:
- Observa cómo es esta secreción, su consistencia y su olor. Diferéncialo del flujo vaginal (más espeso y blanquecino) y de la orina (que tiene olor).
- Si aún tienes dudas, vacía la vejiga y coloca una ropa interior nueva o una toalla sanitaria. Luego, haz algún esfuerzo (como toser o caminar) y valora si vuelves a mojarte. Si es así, es muy probable que tengas una fisura en la bolsa amniótica.
- Utiliza algunos test caseros para detectar pérdidas de líquido amniótico. Estos se consiguen en las farmacias y vienen en una presentación de salva slips, con una tira reactiva que mide el pH de las secreciones vaginales. El líquido amniótico tiene un pH elevado y torna el apósito de un color azul o verde. Si esto ocurre, concurre cuanto antes al hospital.
¿Debo acudir al especialista si tengo una fisura en la bolsa amniótica?
Si sientes algún malestar pélvico o si tienes la sospecha de que pierdes líquido amniótico, ponte en contacto con tu médico tratante. El especialista realizará una exploración ginecológica y una ecografía a fin de valorar las condiciones del cuello uterino y la cantidad de líquido remanente. Además de determinar la pérdida, evaluará el estado del bebé y las condiciones uterinas.
Si se constata la fisura en la bolsa amniótica, es probable que el doctor te indique reposo para reponer el líquido perdido y un tratamiento antibiótico para prevenir una infección intraamniótica. Pues esta es una de las principales consecuencias indeseadas de dicha problemática.
Mantente atenta a la aparición de algunos síntomas de alarma, como cambios de color de las secreciones, mal olor o sangre. Asimismo, al cese o a una disminución abrupta de los movimientos del bebé. Todo esto podría indicar una emergencia y debes acudir al hospital cuanto antes.
Si la cantidad de líquido amniótico es muy baja, el especialista podrá evaluar la posibilidad de inducir el nacimiento, a fin de no arriesgar la vida del bebé.
Bibliografía
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